La economía venezolana sigue sumergida en tiempos de bloqueo y de sanciones unilaterales y coercitivas impuestas por el imperio estadounidense. Han intentado aislarnos, aplicar lo que ellos llaman una especie de "cuarentena", de bloquear la entrada y salida de barcos cargados de alimentos y medicinas a nuestras costas.
Es una agresión que ha merecido el repudio de la comunidad internacional. Pero la realidad es que el imperio yanqui cuando hace daño no hay nadie que los detengan, so pena de entrar en un conflictivo bélico de monta mayor que implicaría la movilización militar, la destrucción y la muerte.
De que es un drama es un drama. De que requiere que nos veamos de cara al futuro de nuestro país es necesario. Ningún venezolano o venezolana puede hacerse de la vista gorda y sentarse a esperar que alguien venga a resolver ese problema, o que ocurra un boom petrolero que dispare los precios, o que China como la primera economía exportadora del planeta comience a exigirles a sus clientes que le paguen sus mercancías en yuanes y no en dólares, o que de una vez por todas ponga e circulación su anunciada moneda digital con el fin de reducir los costes de circulación del papel moneda tradicional e impulsar el control de la oferta monetaria mundial por el gobierno chino.
En fin, pase lo que pase, hay que entender que Venezuela ha entrado en una fase económica donde las relaciones con el Estados Unidos, nuestro principal aliado comercial histórico, ha decidido romper relaciones con nosotros y ha comenzado a agredirnos como sociedad y como nación libre, que nos ha bloqueado y robado nuestros activos petroleros en ese país.
EL ALETA AZUL Y LA TRAMOYA PARA SU DETENCIÓN
La última agresión del imperio del Norte fue el intento de retención y confiscación del barco Aleta Azul en el Canal de Panamá, cargado de 25 mil toneladas de tortas de soya destinada para la producción de alimentos en nuestro país, específicamente, para el sector avícola y porcino.
Como parte de la guerra económica contra nuestro país y los chantajes imperiales, la detención del barco pretendía afectar la producción de alrededor 15.800 toneladas de pollo y unas 600.000 cajas de huevos, y al final, quien sufrirá las consecuencias es alrededor de 3.900.000 familias venezolanas.
Como vemos, el gobierno de Trump intentará de diversas formas de hacer valer su política de agresión y de sanciones contra Venezuela sea como sea, en una clara violación del Derecho Internacional y la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Inicialmente, los administradores del Canal de Panamá argumentaron que la detención del barco fue debido al incumplimiento de normas técnicas como "maquinaria naval inoperante, equipos de seguridad y salvamentos expirados o sin certificación válidas"; "que su detención no guardaba relación con las sanciones impuestas por Trump. No obstante, días después de la denuncia internacional del Aleta Azul, de la elevación de protestas en la ONU sobre este caso por el gobierno venezolano, exigiendo la liberación del barco, el Canal de Panamá no tuvo más opción que liberarlo a cumplir la ruta que tenía prevista.
PUNTO DE QUIEBRE PARA LA NUEVA ECONOMÍA
La retención del barco Aleta Azul debe asumirse como el punto de quiebre de la economía vieja, basada en el rentismo y la distribución de los ingresos petroleros para consumir bienes importados de origen estadounidense, para pasar hacia una nueva economía que abra las posibilidades al crecimiento y desarrollo planificado en función de un mejor porvenir.
En esa dinámica, es probable que cada vez veamos en el mercado nacional de bienes menos mercancías de marcas estadounidenses. Que el patrón de consumo venezolano comience a dar cambios radicales, y se implanten nuevos sistemas electrónicos de pagos para ir alejando nuestro sistema bancario de las suicheras internacionales de pagos como Visa, Mastercard y American Express.
En fin, que nuestra economía comience un proceso de transición y acoplamiento estructural basado en alternativas productivas, monetarias y comerciales alejadas del maléfico bloqueo y del relativo aislamiento de los flujos internacionales de capital que domina Estados Unidos; y se dé un importante paso para el histórico sueño de enrumbar nuestra economía hacia la independencia e industrialización sin tecnología gringa.
Eso sólo será posible si los propios venezolanos comenzamos a involucrarnos en el sistema productivo y no dejar que pocos produzcan o importen para satisfacer la demanda de bienes de primera necesidad y de consumo masivo de la mayoría. Definitivamente, el caballo de Troya a derrotar son los monopolios y oligopolios que dominan el mercado de bienes y servicios, que aún sigue estando manejada por grupos económicos enemigos de la revolución bolivariana.
EL PUNTO DE HONOR HISTÓRICO AUN SIGUE LATENTE
Es un punto de honor desarrollar aguas abajo el progreso científico en nuestra industria petrolera. Áreas como el desarrollo petroquímico es fundamental para no depender de los insumos importados. Deben invertirse más recursos en las universidades públicas en carreras vinculadas a la ingeniería, matemáticas, computación y nuevas tecnologías como la robótica.
Pero es en la industria petrolera donde todos los venezolanos debemos involucrarnos. Porque a pesar del bloqueo imperial, el núcleo de la sociedad de consumo global actual sigue girando en torno a los hidrocarburos.
Desde el punto de vista tecnológico, en gran parte, los bienes duraderos de consumo siguen siendo producidos y funcionan a base del petróleo. Por ejemplo, el rey de los bienes durables de consumo es el automóvil, que es el gran despilfarrador de petróleo. Al igual que en Estados Unidos, en el resto del mundo el petróleo siguen moviendo las plantas eléctricas y termoeléctricas, las autopistas dependen del petróleo. La mayoría de los procesos productivos y las formas de bienestar planetario tienen como base tecnológica irremovible al petróleo. La abundancia y opulencia en los países desarrollados y no desarrollados dependen del petróleo.
Es por eso, que no debemos perder el foco en la planificación del futuro de nuestro país e insistir que hay que reinventarnos como nación alrededor del petróleo, que no significa que seguiremos dependiendo de la concepción mental que el petróleo debe ser visto como una renta, sino que más bien los ingresos, provengan del petróleo o no, deben invertirse en el sector donde tenemos ventajas comparativas y competitivas que es el petrolero.
En fin, entramos en una fase de redimensionamiento de la economía, abrir las puertas de las posibilidades para construir un nuevo Estado. Proyectar un nuevo Estado donde los recursos se destinen para alcanzar en el corto y mediano plazo niveles de desarrollo material, tecnológico y científico de manera endógena. Desarrollar un sistema económico independiente, vinculado al comercio exterior con países con las que se mantienen relaciones cooperativas, y sobre todo, basado en un sistema donde no se explota a nadie como ocurre en el mundo capitalista actual.
En síntesis, entramos en una fase económica donde inventar y emprender es el marco de posibilidades que tenemos todos los venezolanos desde el Estado, pasando por el empresariado y llegando a los trabajadores que aman la patria y apuestan por un mejor futuro para nuestra nación a pesar del bloqueo y las dificultades impuestas por el gobierno estadounidense.