En medio de la pandemia por COVID-19 y las consecuentes medidas para intentar minimizar el impacto de la emergencia sanitaria en Venezuela, la economía del país caribeño se ha hundido aún más, como si fuera poco lo que ha sucedido desde hace varios años gracias a diversos factores externos e internos, que han desembocado, por ejemplo, en una disminución notable de las reservas internacionales y del PIB, y por tanto en la disponibilidad cada vez menor de recursos estatales para la inversión en aspectos esenciales para la población: salud, educación, alimentación, servicios básicos, entre otros. Se entiende, entonces, que la economía venezolana se encuentra en un estado de debilidad extrema, y el altísimo costo de la vida es una de sus principales características, que afecta terriblemente a millones de ciudadanos, en especial a los asalariados, cuyos miserables ingresos apenas alcanzan para medio comer adecuadamente.
Y en el contexto de la debilidad macroeconómica y de la hiperinflación que empeora día tras día la calidad de vida de las personas comunes en Venezuela, el dólar juega un papel fundamental. El hecho de ser ésta una nación megadependiente, sancionada, bloqueada, con la industria petrolera casi quebrada desde el 2019, e importadora de todo tipo de bienes e insumos, ha ocasionado que la divisa estadounidense, de limitado acceso hoy día, haga estragos respecto a los precios de los diferentes rubros. Por supuesto la moneda venezolana, como es el bolívar, vale cada día menos y evidentemente los venezolanos confían cada vez menos en ella.
Irónicamente el dólar como divisa de referencia global está en franca decadencia, a la par de Estados Unidos como superpotencia planetaria; no obstante aún es la moneda con que se efectúa la mayor parte de las transacciones comerciales en la Tierra. Claro está que como moneda sin respaldo en alguna materia prima (a partir de la década de 1970), se ha mantenido en la cúspide a punta de balas, bombas y amenazas y sanciones cortesía de Estados Unidos. Y justamente la decadencia del imperio dólar, acelerada por la pandemia, ha generado inestabilidad financiera e inflación elevada en naciones que continúan siendo socias en mayor o menor grado del país norteamericano; en el caso de Venezuela su economía débil y dependiente, con un bolívar desvalorizado, aún necesita de numerosos dólares más allá de que la influencia comercial de potencias como China y Rusia es cada vez mayor.
Por ahora la única opción racional para revertir el impacto desastroso del dólar en la economía venezolana y fortalecer el bolívar, es sacar a flote dicha economía, buscando la independencia y soberanía agropecuaria e industrial. Desgraciadamente a la dirigencia política que gobierna a la Venezuela actual y a la élite económica, lo que menos importa es la independencia, la soberanía y la fortaleza productiva y monetaria.
A continuación se transcriben de forma parcial dos textos que intentan explicar el por qué de la influencia nefasta del dólar en la economía venezolana, que vine afectando duramente a la mayoría asalariada, a los desempleados y al pequeño empresariado:
"La fluctuación del dólar impacta en el precio de una amplia gama de productos y servicios como alimentos, calzado y medicina privada porque Venezuela depende en gran medida de las importaciones. Además, la hiperinflación destruyó la confianza en el bolívar y el dólar se convirtió en la referencia para calcular tarifas, costos y márgenes de ganancia.
Analistas explican que la disparada del dólar obedece al aumento de la demanda de divisas y al incremento en la creación de dinero por parte del gobierno.
La firma Síntesis Financiera indica en su informe El Tesorero, que "crecen las expectativas de un agravamiento del entorno económico nacional y con él la urgencia de los agentes en resguardarse en moneda dura".
Agrega que la compra de divisas recibe un impulso extra porque el dólar se utiliza para pagar ‘productos y servicios altamente demandados durante las actuales circunstancias, como plantas eléctricas, camiones cisternas, servicios de delivery e incluso gasolina, cuya escasez ha llegado a niveles críticos en todo el país’".
https://prodavinci.com/que-esta-pasando-con-el-dolar-en-venezuela/
"8 factores que hacen que el dólar suba como la espuma
1-Creciente incertidumbre económica, propiciada por la ausencia de medidas macroeconómicas consistentes.
2-La economía nacional, debido al desorden y al desespero oficial, irremediablemente dolariza cada día más la actividad económica por la vía del costo de bienes y servicios.
3-La demanda de dólares es infinita. En Venezuela es la única vía para alcanzar gran parte de los bienes disponibles.
4-El bolívar ha sido desprovisto de su función como unidad de cuenta para medir el valor en la economía, productos y servicios. Nadie quiere retenerlo. El impulso de transformarlo en divisa es casi automático.
5-El Banco Central no tiene capacidad para enfrentar tan compleja situación, por la ausencia de reservas internacionales y políticas que preserven el valor del bolívar.
6-PDVSA enfrenta su peor condición productiva y financiera.
7-Las medidas persuasivas del gobierno de los Estados Unidos expanden su acción, socavando nexos con bancos y agentes económicos en buena parte del mundo que, por temor a perder cuotas de mercado, se alejan de los negocios asociados al país.
8-Ninguna potencia grande o media como China, Rusia, Turquía e Irán dispone de voluntad o medios financieros que en forma incondicional hagan llegar prontamente a Venezuela sin desafiar las sanciones financieras internacionales".
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