La secretaría del tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, admitió que la hegemonía del dólar corre peligro, ya que las sanciones a países
como China, Rusia e Irán pueden socavar el papel del billete verde.
Janet Yellen, ex-presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, banco central), fue confirmada por el Senado como la primera mujer secretaria del Tesoro.Yellen, de 74 años y quien también fue la primera mujer en dirigir el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, desempeñará un papel clave en la elaboración de la política económica del presidente demócrata Joe Biden .
"Enfrentamos grandes desafíos como país en este momento. Para recuperarnos, debemos restaurar el sueño americano, una sociedad en la que cada persona pueda desarrollar su potencial y soñar aún más grande para sus hijos", dijo Yellen en Twitter .
"Como secretaria del Tesoro, trabajaré todos los días para reconstruir ese sueño para todos", la secretaría del tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, admitió que la hegemonía del dólar corre peligro, ya que las sanciones a países como China, Rusia e Irán pueden socavar el papel del billete verde y, por tanto, de quien detenta el poder de imprimirlo (https://bit.ly/41lj8MA).
Desde hace más de un año, cuando la invasión rusa a Ucrania, se viene pregonando el fin del mundo unipolar dominado por Washington, y se han echado las campanas al vuelo de que el dólar sería sustituido por monedas locales, como el yuan o una canasta de divisas alternativas.
Sin embargo, la erosión del papel de una moneda como el dólar no sucederá en poco tiempo si nos atenemos a lo sucedido en la historia, porque no existe una divisa alternativa ya pronta para sustituirlo. En el pasado, esto ha sido posible luego de devastadoras guerras que hundieron el sistema económico, destronaron el patrón oro o la libra esterlina, por referirnos apenas a su sucedido en el último siglo.
Desde Atenas y Roma hasta nuestros días se han sucedido diversas monedas hegemónicas en el comercio y como reserva global o regional, que duraron el tiempo que transcurrió hasta el fin de la hegemonía de esa nación. Al parecer, fueron las monedas españolas las que se mantuvieron durante más tiempo en el papel de monedas de reserva e intercambio comercial, entre 1530 y 1641.
Las grandes crisis sistémicas promovieron el relevo de las monedas de reserva, teniendo un papel muy destacado las guerras en el hundimiento de las naciones hegemónicas. En suma, no existen leyes económicas que expliquen el recambio de las monedas de reserva, sino la fuerza armada como razón última del ascenso y la decadencia de las naciones dominantes. La existencia de armas nucleares no modifica esta realidad.
El reciente Boletín Europeo de Anticipación Global (GEAB) sostiene, luego de detallar las numerosas crisis en curso: "En el centro de este terremoto está el fin de la hegemonía mundial del dólar […] lo que constituye una inversión de tendencia de una violencia sin precedentes, para la que el BRICS lleva preparándose 15 años, sin que los erráticos esfuerzos de Europa y Estados Unidos por seguir el movimiento hayan conseguido gran cosa" (https://bit.ly/3GPAzfS).
Pero el tema central para quienes no sólo somos antiimperialistas, sino también anticapitalistas (y, por tanto, rechazamos el colonialismo y el patriarcado), es qué sucede a los pueblos en las transiciones hegemónicas.
Primero, los pueblos siempre han sido "carne de cañón" en las guerras entre potencias. Derramaron sangre para que ascendiera una nueva clase dominante.
Lo segundo es que la nueva clase no es menos opresiva que la desplazada. Prueba de ello es lo sucedido con pueblos como el mapuche bajo la República de Chile, que fue más agresiva y violenta que la corona española. Lo mismo puede decirse de los pueblos originarios en general, así como de las y los oprimidos de nuestro continente: aunque los pueblos negros fueron "liberados" de la esclavitud, se crearon policías militares muy violentas para mantenerlos a raya.
Tercero, ahora sucede algo similar: el oprobioso imperialismo yanqui puede ser sucedido por algo aún peor. Sí, peor. "En 15 años vamos a estar extrañando a los gringos", dijo José Mujica al diario El País cuando le preguntaron por el avance de China (https://bit.ly/3mFnqiB). Citó al ex presidente uruguayo sólo porque los progres lo tienen en alta estima.Debe tenerse en cuenta que este proceso lleva décadas, incluso puede que un siglo. Sin embargo, lo cierto es que EEUU parece cada día más un imperio en decadencia. Sin entrar en cuestiones políticas, el desempeño económico de China durante este siglo ha sido envidiable. Ha sido un país con un crecimiento del PIB vertiginoso, siendo de los pocos que han crecido año tras año a diferencia del resto de países occidentales que parecen sumergidos en un estancamiento secular. Si todo sigue su curso, la economía china será en el 2030 entre un 50 % y un 60 % más grande que EEUU. Es la primera nación comerciante del mundo y el socio comercial privilegiado de más de 40 países. Su rol como prestamista e inversor internacional crece con rapidez, particularmente en el universo de los países emergentes. El mercado interno chino es inmenso y su economía en el futuro se volverá menos dependiente de los mercados internacionales para sostener su desarrollo, con una clase media y una economía de consumo cada vez más creciente. Acuerdos como el recientemente anunciado entre China y Rusia para utilizar el yuan en las transacciones o la intención de adaptar una moneda común y "desdolarizarse" entre Brasil y Argentina puede representar un golpe duro para el dólar.
Por tanto, es muy probable que en el futuro inmediato se repita la historia. Salvo que los pueblos, en particular los originarios y negros, y las mujeres rebeldes, tomen decisiones por sí mismos, pongan la autonomía al timón de mando y resistan tanto a los imperios decadentes como a los ascendentes, a las viejas burguesías y a las que se están formando.
Sobre éstas, es necesario comprender que se están entretejiendo con el narcotráfico y con las fuerzas armadas, dando pie a clases dominantes mafiosas narcomilitares, porque el "modo de producción" tiene esas características. La exportación de oro ilegal, con su tremenda lógica destructiva social y ambiental, sustituye a las drogas como principal rubro de exportación en varios países del continente.
¿Alguien puede pensar que aliarse con tales mafias puede deparar algo positivo a los pueblos? De ellas sólo podemos esperar más feminicidios y genocidios, no sólo por la actitud de los gobernantes sino porque, estructuralmente, el sistema funciona así.
Por último, el recambio de hegemonías y de monedas es, apenas, una ventana de oportunidades para los de abajo. Mejor, una escotilla estrecha que no garantiza ningún avance y puede ser la repetición de genocidios como la ocupación de la Araucanía en Chile o la conquista del desierto en Argentina de la mano de las nuevas burguesías. No es más la lógica derecha-izquierda, sino abajo-arriba, la que puede aportar sentidos emancipatorios.