A darle duro con el nuevo diseño curricular

Educación en todos los espacios

Este artículo que hoy remozamos como producto de los últimos acontecimientos en el ámbito educativo y más específicamente los que han ocurrido con el Diseño Curricular que regirá en los subsistemas de la Educación Bolivariana, lo que viene es a recordar de donde venimos y que hemos planteado desde más de una década.
“Esta visión de la educación, comenzó a prefigurarse en el inicio del proceso de revisión de las políticas educativas del país en el año 1999 en el marco de la denominada Constituyente Educativa…” ( MPPE, Diseño Curricular del Sistema Educativo Bolivariano, p-12. 2007)

A pesar del reconocimiento que se hace ( muy sucinto por cierto) del proceso de la Constituyente Educativa, no se presentan los nudos críticos que se lograron recoger de ese proceso y que quedaron plasmados en la Versión Preliminar del Proyecto Educativo Nacional y los Aspectos Propositivos del mismo, producto de un año de verdadera consulta, es decir con la instalación y recolección de propuestas en trabajos de mesas a nivel casi nacional, para ser bien objetivo. Por ello en esta nueva oportunidad y como continuidad del proceso, acogemos y acompañamos lo planteado por el ciudadano ministro Adán Chávez en el cierre del prologo al Nuevo Diseño Curricular, donde señala “Maestras, maestros, profesores, profesoras, estudiantes, compatriotas y amigos los invitamos a leer, estudiar, analizar y apropiarse del Curriculo Nacional Bolivariano como una propuesta sincera y auténticamente venezolana…”
Así mismo como aporte y compromiso con la transformación educativa de nuestro país, van estas reflexiones que tratamos de transmitir, como complemento de un acumulado histórico, producto por una parte de la construcción de sueños colectivos que cada día se acercan mas a lo palpable , como se van materializando las utopías concretas, por la otra es la reivindicación de los gritos pocos escuchados de los excluidos, cuando se deciden desde las frías instituciones la elaboración de las políticas públicas, para este caso el currículo educativo nacional, vuelve a estar en la palestra pública y aspiramos en boca de los ciudadanos y ciudadanas que sabrán defender en la medida que lo aprehendan y lo hagan suyo.

El tercer motor de la nueva etapa de la revolución, anunció el comandante presidente Chávez, es la cruzada educativa desde todos los ángulos,
institucional y extra institucional.

Estamos hablando del paso hacia un nuevo estado, que debe ser desarrollado con una nueva institucionalidad; entonces, la Educación Popular Revolucionaria no puede ser orientada sin romper el dique que ha represado la transformación educativa y que se encuentra en el viejo poder constituido que todavía se mantiene intacto en las viejas estructuras ministeriales. El nuevo Ministerio del Poder Popular para la Educación que está demandando la revolución, tiene hoy mas que nunca la palabra para trazar las líneas rectoras en esta nueva etapa. No basta un acto para que el comandante anuncie en cadena nacional la puesta en práctica del nuevo diseño curricular, es necesario seguir generando las condiciones para que ello sea posible, y eso ocurre socializando la información y la formación a toda maquina, vigilando que las orientaciones se estén cumpliendo a cabalidad y eso es tarea de todos: el Nivel Central, las Zonas Educativas, los centros de enseñanzas y especialmente las comunidades organizadas.

Como comenzamos señalando, estas reflexiones han sido expuestas en varias ocasiones, en conversatorios, asambleas y en otros espacios; ellas están referidas a como consideramos una escuela y una educación revolucionaria.

Una escuela democrática centrada en el educando y a través de una práctica pedagógica emancipadora, es una necesidad para alcanzar la libertad del hombre y de la mujer. Establecer una relación en la que el que enseña reconoce que puede aprender de aquél al que va a enseñar, es de alguna manera la mejor forma de demostrar que el conocimiento y su implementación, no es una potestad exclusiva de la escuela sistemática o formal, esto nos remite a plantearnos una primera afirmación: todas las personas implicadas en el proceso educativo, educan y a su vez son educadas. Esto está expresado en los nuevos pilares del Currículo Nacional

El método fundamental para educar es el diálogo abierto, teniendo en cuenta las necesidades del individuo y su entorno, básicamente la comunidad, con toda su carga cultural que lo permea. Bajo esta concepción de intercambio o dialogo de saberes, el estudiante es visto como protagonista del proceso de aprendizaje, mientras que el profesor, profesora, maestra o maestro, actúan como facilitadores y facilitadoras, donde impere el absoluto respeto por el ser humano; el aprendizaje está en el quehacer compartido, pues enseñar no es la pura transferencia mecánica de contenidos reproducidos de texto y manuales
que el profesor traslada al alumno, pasivo y dócil. La educación emancipadora problemátiza y desmitifica lo meramente formal; estamos concibiendo un docente como lo señala José Luis Rebelato “ eso es ser profeta: una persona que proyecta las cosas, pero que además vive las cosas", una persona involucrada con la escuela, pero además, profundamente conocedor del entorno que la rodea.

Ahora bien, estamos hablando de un tema que involucra lo pedagógico y lo administrativo en un acto integral, es decir gestión y participación popular con democracia escolar. Significa entonces desaprender unos procesos de enseñanza, tanto en el orden de la formación docente, como en la enseñanza y aplicación de procesos administrativos que hemos heredado y que subyacen o se practican abiertamente en la educación actual. Implica desde luego, romper los diques de otros paradigmas, para asumir que los espacios escolares educativos deben ceder sus instituciones y ponerlas al servicio del movimiento popular emancipatorio, trabajando al lado de las organizaciones populares, abriendo surcos de participación y concediendo el protagonismo a la gente, a fin de ofrecer e intercambiar nuevos significados formadores, liberadores y revolucionarios.

En la escuela que tenemos , pero que queremos transformar, cuando se habla o escribe sobre gestión, casi siempre se piensa en los procesos administrativos y sus formatos preestablecidos e igualmente sus parámetros de funcionamiento se refieren a eficacia (llenado de recaudos, cumplimiento de planificaciones de lapsos escolares, matriculas...), a veces ni siquiera el aprendizaje y sus métodos de transmisión y adquisición aparece como tal y las preocupaciones se centran exclusivamente en el trámite burocráticos. Sin embargo, comprender la vida de la escuela y su entorno supone un propósito bien diferente y bastante más complejo. La gestión participativa comunidad- escuela –escuela- comunidad, produce en la diversidad; la claridad y articulación de intenciones que a la vez permite la satisfacción personal de los integrantes y el logro de los propósitos manifiestos en la nueva institucionalidad.

Aún con algunos esfuerzos y orientaciones que se hacen desde la institución rectora, con publicaciones y eventos dirigidos a docentes, supervisores y directores, seguimos en gran medida confrontando situaciones de orden estructural, como dijera Antonio Gramsci “no termina de morir lo que tiene que morir y de nacer lo que tiene que nacer”. Casos de directores con conductas solo administrativistas, supervisores escolares regidos por los manuales de procedimientos y normatividad oficiales, emitidos en la década de los ochenta y noventa, lo que produce una contradicción entre los nuevos enfoques pedagógicos y la practica educativa.

baredu25@hotmail.com


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Bartolo Hernández


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