El camarada Jorge Rodríguez afirmaba que "los estudiantes no harán la revolución, pero sin ellos no será posible", por lo que parece contradictorio que sea precisamente cuando en Venezuela se lleve adelante un proceso revolucionario, que el movimiento estudiantil de izquierda se halle más atomizado y desmovilizado que nunca. Hasta el momento no ha habido una fuerza estudiantil revolucionaria capaz de hacerle frente a las arremetidas mediáticas y de todo tipo que ha venido realizando la derecha en el seno de las universidades y esto es quizás porque nuestras propuestas no están adaptadas a la realidad actual.
El caso de los 10 camaradas que hablaron en la asamblea nacional y luego se transformaron en una especie de "héroes mediáticos", sin bases estudiantiles que respalden sus propuestas, es emblemático a la hora de demostrar como todo lo impulsado desde arriba hacia abajo encuentra resistencia en las bases. También podemos recordar el triste caso de lo que fue la Federación Bolivariana de Estudiantes (FBE). Todo esto ha sucedido por querer impulsar los cambios en torno a personas impuestas y no a propuestas y proyectos colectivos, que nos permita llegarles a la mayor cantidad de estudiantes y no solo a los sectores ya ganados.
Las políticas de los ministros de educación superior que hemos tenido tampoco han sido, a mi parecer, las más acertadas. El hecho de que logremos la inclusión y dotemos a las universidades con recursos materiales de todo tipo nos va a ayudar a transformarlas en revolucionarias. El asunto es como cambiamos la correlación de fuerzas dentro de ellas para poder impulsar un nuevo modelo de educación que realmente responda a las necesidades de nuestro pueblo.
De nada sirve llenarnos la boca diciendo que gracias a la Revolución, universidades como la UNERG en Guárico, han pasado de 3000 a 40.000 estudiantes, porque por muy loable que sea este proceso de inclusión, solo nos garantiza que ahora no producimos 100 profesionales con una visión capitalista y reaccionaria al año, sino que ahora se están produciendo 5000 o más. Y uso el verbo producir porque es lo que nuestras universidades representan hoy día: una fábrica de títulos y de profesionales con una mentalidad netamente mercantilista, que a través de una educación conductista y bancaria son programados para reproducir metbólicamente el capital.
Si no transformamos el modelo educativo que hoy impera en todas nuestras universidades, será imposible que estas se pongan de cara al pueblo que las financia y que deje de "verse el ombligo" y mire hacia fuera en donde hay un pueblo lucha por alcanzar su liberación de la opresión capitalista.
Nuestro país hoy demanda a un ejército de trabajadores calificados que se sumen a la resolución de problemas concretos en temas muy puntuales de la economía, de lo social, de lo tecnológico, etc., por lo que los estudiantes debemos concebirnos como TRABAJADORES CALIFICADOS EN PROCESO DE FORMACIÓN para así bajarnos de la nube de que estamos por encima de la sociedad en una especie de "limbo intelectual". Debemos unir el mundo del estudio con el mundo del trabajo a través del aprendizaje por la resolución de problemas concretos de nuestra sociedad en las fábricas, las granjas, los consejos comunales, etc., y no solo quedarnos en un aula de clases viendo teoría. Llegó el momento de presentar verdaderas propuestas revolucionarias y transformadoras y dejarnos de luchas estériles que terminan en reformismo.
Hagamos nuestra está propuesta que nace en el seno del pueblo, el cual hoy nos reclama a los que nos encontramos dentro de las universidades a que luchemos por poner esas islas académicas y de élites intelectuales acumuladoras de títulos, al servicio de su causa, la cual es la Construcción del Socialismo.
¡Unamos al mundo del Estudio y el trabajo! ¡No a la división social del trabajo!
Estudiante de Derecho-UNERG y miembro del
Movimiento por la Unión del Estudio y el Trabajo
(MUESTRA)
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