Viene trotando con su mono espectacular hasta la mesa donde me encuentro en el Centro San Ignacio, y su cuerpo es la naturaleza viva más deseada por todos los pintores que en el mundo han sido.
Me da un beso. Toma siento. Y dice así: “Ahora sí es verdad que los volvimos a derrotar, Roberto. Ese curriculum bolivariano no pasará. Fíjate que ya tu presidente dijo que será el próximo año cuando volveremos a hablar del curriculum. Otra derrota, amigo. Y vienen más.
El mesonero se acerca con la lengua afuera. Sabe que Cynthia Machado Zuloaga está hoy más espectacular que todos los días. El mono que tiene puesto está como tatuado a su cuerpo. Coloca la botellita de agua Evian sobre la mesa y casi me tira encima el café negro.
- Es verdad que ninguna de mis madres amigas han leído el curriculum, amigo, pero eso no importa, basta que sea propuesto por el Teniente coronel, como dice nuestro amigo Marcel Granier, para que todas nosotras lo rechacemos. Allí lo que hay es adoctrinamiento del bueno. Seguro que los niños, Kenny, Frank, Hang, y Jany, van a salir gritando desde primer grado: “Patria, socialismo o muerte”.
Toma agua directamente de la botella y el mesonero suspira cada vez que Cynthia se lleva la botella a la boca, ella lo sabe, y entonces comienza a provocarlo acariciando la botella. Le digo que lo deje hasta ahí, porque el mesonero se puede morir de un infarto, ella se ríe, y vuelve a decir.
- Vamos a derrotarlos también el 23 de noviembre. Tenemos los candidatos más inteligentes. Más responsables. Más talentosos. Más nuestros. Y eso sí, en mi familia estamos ayudando con todo lo posible para arrancarles la mayora de las alcaldías y gobernaciones. Ponemos a la orden de nuestros candidatos reales y medios de comunicación. Con eso es suficiente para ganar. Pero, volviendo al currículum, te cuento que fuimos a una protesta y estaba allí una chavista con una pancarta que decía: Con mi currículum no te metas”. Y Katie Salvatierra y la señora Brillemburg se morían de la risa.
Suena el celular de Cynthia y se pone de pie para atenderlo. El mesonero se acerca y me dice: “Mire compadre, yo no sé cómo usted soporta tanto tiempo al lado de esa mujer sin tirársele encima, porque esa sí es una verdadera provocación”. El hombre se aleja y Cynthia vuelve y me dice:
- Me voy a celebrar la derrota del currículum.
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