Petrocaribe diplomacia del crudo

¡Hay una nueva geopolítica geoestratégica diplomática de los hidrocarburos venezolanos! Esta, hace referencia a la nueva oportunidad que representa la alianza de los países del área del Caribe Oriental en el continente americano (arco caribeño) como modelo de integración social: Petrocaribe. Integrado por las naciones de Cuba, República Dominicana, Antigua y Barbuda, las Bahamas, Belice, Dominica, Grenada, Guyana, Honduras, Jamaica, Surinam, Santa Lucía, Guatemala, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Haití. Incorporando el concepto de geoestrategia como un subcampo del conocimiento dentro de la geopolítica, representada en un tipo de política pública exterior, fundamentada por factores geográficos que informan, restringen o afectan la planificación militar, política o económica de un Estado o Nación.

Petrocaribe en su gestión representa la evolución del conocimiento administrativo, basado en lo racional, lo empírico y holístico, para dar una connotación que bien pudiese denominarse gerencia en tiempos postmodernos. En este contexto, los hidrocarburos y su posicionamiento energético representan una materia prima de indudable valor geoestratégico (local, regional y global) que requiere de una gerencia compleja y de avanzada. Y en forma particular, PETROCARIBE, como representación regional de la alianza del arco caribeño de naciones, incorpora la oportunidad de lograr un intercambio equitativo y justo bajo principios de solidaridad y complementariedad, en cuanto a los recursos de la cesta energética.

La alianza del arco caribeño en torno a la comercialización de hidrocarburos, tienen una visión-acción geoestratégica y de gestión compleja, representada en un proceso integral que puede promover la eliminación de asimetrías sociales, fomentar calidad de vida e inspirar una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.

La geopolítica petrolera de la Cuenca del Caribe, contiene antecedentes resaltantes, uno primordial lo presentan los graves problemas sociales, acompañados por economías débiles, esto, configuran requerimientos geopolíticos que puede establecer planes de cooperación a base de relaciones de mutuo respeto y equidad para incentivar un intercambio de las potencialidades de sus cuantiosos recursos naturales e importancia de su formidable situación estratégica ante los grandes centros de poder mundial. Este comentario podría considerarse premonitorio en el establecimiento del acuerdo conocido bajo la fórmula PETROCARIBE.

El gobierno venezolano está realizando el planteamiento de un nuevo proyecto geoestratégico energético para toda la región de Latinoamérica y del Caribe, (Petroamerica: Petrocaribe, Gran Gasoducto del Sur y Petrosur) esto refundamenta una redefinición de las relaciones ya existentes, realizando una cuantificación de los recursos y potencialidades de los países que conforman la región, para después establecer esquemas de complementariedad económica, social y cultural.

El anillo estratégico del Caribe, resurge en la organización PETROCARIBE, integrada primeramente por catorce países de la región caribeña, (hoy, suman dieciocho) tras la firma del correspondiente Acuerdo de Cooperación Energética en el año 2005 en Anzoátegui-Venezuela. Considerada como una iniciativa de cooperación energética solidaria, integrada con el objetivo de dar respuesta a las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos.

Así, con esta propuesta geoestratégica se pretende establecer un nuevo esquema de intercambio con características de ser favorable, equitativo y justo para las naciones caribeñas consumidores de energía; en un todo articulado con las políticas energéticas de las diversas nacionalidades participantes, incluyendo no sólo el uso de los combustibles fósiles, sino también de fuentes alternas como la energía eólica y solar, entre otras.

La tropical zona es un enclave de importancia geoestratégica dentro de la región caribeña, ubicada en las tres placas tectónicas: sur de Estados Unidos con la cercanía de un canal transoceánico en el istmo de Centroamérica, (Canal de Panamá) una de las más importantes líneas marítimas de comunicación del mundo. Sin embargo es una región constantemente amenazada con el equipamiento de una armada fuerte que salvaguarda los intereses de los EE.UU con el fin de asegurar en este océano parte de su prosperidad. La Cuenca del Caribe podría ganar importancia global, especialmente por el existente canal de navegación a través de Centroamérica, para compararla con el Mar de China Meridional (Mar del Sur).

Por esta razón de geoestrategia petrolera de la Cuenca del Caribe, es importante resaltar los estudios de Mahan, quien fuera un oficial y geoestratega de la Marina de los EE.UU., planteo que Cuba es la llave o país clave para tener acceso al Golfo de México, además, controla tres entradas para el Caribe, a saber, la península de Yucatán, las Islas de Barlovento y el Pasaje de Mona. Además, expresa que Jamaica y las Antillas presentan el siguiente nivel de importancia estratégica en el Caribe.

Varios autores coincidentes en estudios sobre la República Cooperativa de Guyana, encontraron una ubicación actual de carácter geoestratégico, lo que es muy relevante por la coyuntura política que vive Suramérica, sobre todo por limitar al norte con el Mar Caribe, en el cual existen intereses de cinco potencias. La región caribeña es uno de los pocos sectores en el planeta donde aún coexisten colonias o protectorados, con posiciones de ultramar de Francia, Holanda, Inglaterra y los EE.UU., los cuales configuran un importante sistema de presión geopolítica.

Ahora bien, al ingresar en Petrocaribe, esta cadena de islas tendrían un ahorro de aproximadamente 45 millones de dólares anuales, lo que les permitiría equilibrar su balanza de pagos, ya que al igual que otros países del Caribe, también Guyana recibiría petróleo venezolano en condiciones preferenciales. Al igual que la Comunidad del Caribe (CARICOM), Guyana mantiene buenas relaciones con Venezuela y Cuba, toda vez que ambos países proporcionan importante asistencia a la región, como por ejemplo el apoyo de Cuba a Haití con médicos cubanos. En Guyana, se percibe que los EE.UU. favorecen a otras regiones más alejadas geográficamente, pero más cerca de sus intereses nacionales, en detrimento de las naciones latinoamericanas y caribeñas.

En el estudio de la geopolítica petrolera de los países que ocupan la Cuenca del Caribe merece resaltar la particularidad del caso de Haití. En este país, recientes investigaciones geológicas demuestran que existen importantes reservas de petróleo, las cuales han sido muy poco evaluadas, sin embargo, países como EE.UU., Francia y Canadá, quienes aprovechándose de los desastres naturales que ha sufrido el país, estimulando la propagación de una suerte de “balcanización” de la isla, así garantizar el control a futuro de sus riquezas minerales. Importantes autores, también dan referencia sobre descubrimientos recientes de reservas petroleras en el mar territorial de Cuba, bajo la forma de grandes campos petroleros, recientemente encontraron el decimo segundo pozo petrolero más grande del mundo, dado en concesión a Rusia y China para su explotación,

Obviamente, los últimos campos petroleros mencionados también serían objetivos del control de países con grandes requerimientos de energía, pero la situación social y política de Cuba es diametralmente opuesta a la existente en Haití, esto hace que su tratamiento sea diferente y más complejo.

La realidad geoestratégica mundial del petróleo y el gas natural, considera que dichas materias primarias seguirán aportando la mayor parte del consumo mundial de energía primaria en las próximas décadas, con la concentración de dicho consumo principalmente en Latinoamérica, Estados Unidos, la Unión Europea y la región oriental-meridional del continente asiático. A lo anterior, se añade el hecho de que las reservas probadas de petróleo y de gas se encuentran localizadas en su mayoría en el Golfo Pérsico, El Magreb, Oriente Medio, Rusia, Asia central, África y en América Latina en Venezuela.

Así, la realidad actual muestra que los grandes países consumidores dependen cada vez más de las regiones productoras abastecedoras de recursos energéticos vitales para sus economías y sus formas de organización social. Con esto surge una especie de encrucijada donde convergen estrategias de grandes países, rivales por el acceso a los recursos y la pugna de múltiples actores relevantes (gobiernos, compañías y operadoras petroleras, intermediarios comerciales y agentes financieros) por lograr sus objetivos.

Continuando con la geoestrategia del petróleo, este es vital para el funcionamiento tangible del mundo real. La flexibilidad en cuanto a la utilización del petróleo ha hecho del mismo un artículo extraordinario, el cual es usado como fuente de energía, lubricante, materia prima para fabricación de plásticos y fertilizantes. Incluso, algunos argumentan que el petróleo es demasiado valioso para ser empleado como combustible, actualmente mueve casi los seiscientos millones de vehículos en el mundo entero.

Todas estas consideraciones son relevantes por cuanto el petróleo es un material de importancia estratégica, el cual ha sido objeto, desde el siglo pasado, de confrontaciones geopolíticas para su acceso, control y distribución, aún cuando la intensidad de los requerimientos energéticos de la economía global no han disminuido, el creciente consumo de petróleo delinea una creciente dependencia global. Ahora bien, la distribución del petróleo desde los campos petroleros a las refinerías y hacia los consumidores finales no puede ser interrumpida bajo ninguna circunstancia, si ese hecho ocurriera, se producirían graves consecuencias políticas y económicas para una economía global vulnerable y altamente dependiente del petróleo.

En cuanto a la República Bolivariana de Venezuela, en las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, se encuentran dos separatas tituladas: “Nueva Geopolítica Nacional” y “Nueva Geopolítica Internacional”. En esta última, se plantea un desafío en materia energética, debido a los objetivos planteados en términos del impulso y promoción del mercado de los hidrocarburos y sus derivados

Como modo de introducir el conocimiento de los términos geopolítica y geoestrategia, es importante señalar que el camino, alternativa o como quiera llamársele a la acción seleccionada para avanzar desde el presente hacia el futuro, se denomina en términos generales como “Política”, mientras que la “Estrategia” sería “el arte de hacer que la fuerza concurra para alcanzar las metas de la Política”.

Por extensión, se podría establecer que es preciso caracterizar la situación actual y en función de sus resultados visualizar el escenario deseado a futuro, el objetivo final, por lo que la situación actual y la escenario deseado son fundamentales para definir lo geopolítico y por ende, diseñar las geoestrategias.

Ahora bien, acompasado al estudio de la geopolítica petrolera se encuentra el desarrollo conceptual sobre la geoestrategia petrolera. El estudio mancomunado de la teoría del Estado, la geopolítica y la geoestrategia se relaciona con el poder del Estado, el cual, en el momento actual trasciende al ámbito local y nacional hacia el marco regional o mundial, con su correspondiente influencia decisoria sobre los emprendimientos de negocios.

Dos aspectos resaltan el sentido de trascendencia enunciada, por una parte, el vertiginoso progreso técnico científico de las comunicaciones, y por el otro, los conflictos de antaño limitados geográficamente que hoy presentan la tendencia a influir en las relaciones comerciales de un mundo globalizado.

En cuanto a la aplicación de los principios en la gerencia de la complejidad en la industria petrolera, y particularmente, en los acuerdos o convenios de integración energética, presentan algunos aportes en tal sentido, los cuales permiten aproximarse a un marco de antecedencia referencial.

Una referencia importante que pretende acercar los conceptos de la gerencia de la complejidad al negocio petrolero está en la definición del sistema petrolero internacional: asimilable al capitalismo contemporáneo, encuentra la noción modernista de un desarrollo desigual y combinado de las organizaciones, es decir, una suerte de dialéctica fraccionalización /integración, con pérdida de la capacidad para profundizar la extensión de su lógica a los estratos sociales y a las áreas geográficas, ocurriendo un ejercicio de aislamiento sistemático y rechazando cualquier cosa que no tenga éxito para integrarse a su lógica.

Mientras que cuando se hace referencia a la posmodernidad se comenta sobre la capacidad del ser humano para poder conocer realmente el contexto, con el correspondiente cuestionamiento sobre la existencia de un entorno como tal, siendo susceptible de ser descifrado para sustituirse por un planteamiento de una serie de verdades o realidades que existen fraccionadas dentro del variado mundo de las subjetividades individuales.

Un aspecto fundamental del posmodernismo, en el campo organizacional, se refiere al rompimiento de la inercia absolutamente institucionalizada en nuestros días en los países industrializados, rescatándose la idea de que una totalidad no puede ser segmentada, porque en toda realidad se encuentran conexiones. Los valores postmodernos se relacionan con lo relativo, la diversidad, lo subjetivo, el placer, el presente, el sentimiento, la estética y el pasotismo.

Existe evidencia sobre algunas organizaciones latinoamericanas que se encuentran en estado de transición desde el modelo de la modernidad hacia la posmodernidad, siendo uno de los rasgos distintivos, sin embargo la característica subyacente denominada como la perplejidad, argumenta el vacío dejado por la era postindustrial, esto al destronar proyectos sociales y utopías de la modernidad, bajo la forma de una infinidad de proposiciones contradictorias que luchan entre sí, sin ningún éxito para cumplirse, en lo que se pudiera denominar como una cultura de los cambios rápidos.

En los pasos organizacionales del posmodernismo se señala: la conciencia por la calidad y la orientación al mercado, la planeación de los esfuerzos organizacionales, el pensamiento estratégico, el control y seguimiento a través de la evaluación del desempeño, la participación del personal, el trabajo en equipo, el entrenamiento y desarrollo de los recursos humanos, la conciencia y práctica del empleo de tecnología avanzada, la transmisión del mejoramiento y los valores participativos, entre otros.

Dicho modelo cultural es de fugacidad inmediata, es decir, consistente en una multiplicidad de proposiciones y ofertas que no se auto-excluyen, las cuales son alimentadas por constantes cambios en los patrones del consumidor, privilegiando los canales masivos e impersonales y redes tecnológicas; cambiando patrones de asociación y socialización de grupos humanos, modalidades laborales y la comprensión de una realidad virtual.

Así, se expone una conceptualización de la organización o institución posmodernista, enmarcada dentro del pensamiento complejo, en función de mostrar cuanto de la misma existe o se da en la actualidad de la industria petrolera venezolana y particularmente en los convenios de asociación estratégica de suministro de petróleo por bienes o servicios (sentido de integración social).

Si las organizaciones o instituciones fueran un mundo de realidades parciales y subjetivas, el mundo posmoderno sería el mundo de las vías de alta velocidad, mientras que el mundo tradicional lo sería de caminos. Al llegar el posmodernismo a las organizaciones latinoamericanas, por supuesto, las ideas básicas del modernismo no serán más válidas si las mismas quieren ser competitivas en un mundo más interdependiente y globalizado.

El cambio organizacional se está palpando cuando las organizaciones están pasando una época donde el orden pertenecía al sistema y era necesario aceptar reglas, una nueva era donde los sistemas estarán subordinados a la fuerza de las diferencias individuales.

En este sentido, se percibe como los movimientos de reivindicación de diversos grupos reclamando sus derechos, afectando no solamente las definiciones existenciales de las organizaciones, sino también sus patrones conductuales, colocando en jaque mate a la organización burocrática, mientras se diseminan los centros de poder, mediante la incorporación de las visiones individuales y de los talentos, con la flexibilización de los procesos de toma de decisiones.

Todo lo anterior denota el reto de la posmodernidad debido a que las decisiones implican riesgos, donde el caos, la diversidad y la imprevisibilidad forman parte del juego de las decisiones.

Lo anterior nos lleva a la premisa del posmodernismo en cuanto al requerimiento de asumir la necesidad de la gerencia bajo un ambiente de incertidumbre, aceptando que el conocimiento está limitado, con la correspondiente restricción en la capacidad para establecer generalizaciones con verdadero significado, y por tanto, la posibilidad de establecer verdades universales.

La industria petrolera venezolana, PDVSA, está señalada como la corporación que novedosamente ha introducido un nuevo papel de intercambio en el arco de islas que conforman la región del Caribe Oriental.

Hablamos de una recién impactante realidad encontrada con los nuevos filones (yacimientos) que conforman la cuenca caribeña desde Haití hasta Cuba, lo cual señala la reciente cualidad interregional desarrollada desde Venezuela, desde la cual primeramente se construye una nueva importancia geográfica, geoestratégica y geopolítica, bajo nuevas premisas de seguridad y defensa, integración, comercialización y recién visión de desarrollo con mirada solidaria para la región en cuestión.

Aún cuando le resulte difícil a la mayor potencia del área –EE.UU- una nueva versión de comercialización está a punto de empezar en el área acuática, producto de los recién descubrimientos en Cuba, donde encontraron el decimo segundo bolsón de crudo más grande del planeta y en Haití acaban de encontrarse una mega reserva de petróleo y gas tan grandes como las de su vecino: Venezuela, esto en la isla más deprimida del Caribe.

Estas nuevas reservas una vez aceptadas en el escenario mundial de los hidrocarburos, estarían anunciando desde sus glocalidades y excelentes ubicaciones más sus cercanías frente a importantes centros de consumo mundial, mas la importancia de navegabilidad por los estrechos del Caribe, su seguro posible anuncio de incorporarse al cartel de los más grandes petroleros: la Organización de Países Exportadores de Petróleo.

Si Petrocaribe está permitiendo desarrollar una nueva valoración de la materia prima más importante del planeta, condescendiendo a aporte de crudo con visión de ayuda y apertura de nuevos mercados, lo cual ha significado la reconquista geográfica entre países vecinos, sin dudas, la región presenta una vital importancia, aún, cuando los EE.UU ya introdujeron veinte mil marines en Haití, aprovechándose por la situación del reciente devastador terremoto de enero del dos mil diez.

Asistimos pues, a una nueva historia petrolera en el Caribe Oriental, donde la bienvenida, bien podría sorprendernos…

venezuela01@gmail.com


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Miguel A. Jaimes

Politólogo. Magister scientiae en ciencias políticas. Doctor en ciencias gerenciales. Posdoctor ontoepistemología en geopolítica de las energías. Cursando doctorado en letras. Cursando Posdoctorado en literatura del petróleo en Venezuela. Libros: El oculto poder petrolero, apertura petrolera, poder de PDVSA vs. poder del estado. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Primera edición. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Segunda edición. Director del diplomado internacional en geopolítica del petróleo, gas, petroquímica y energías – Venezuela. Director de la web https://www.geopoliticapetrolera.com

 venezuela01@gmail.com      @migueljaimes2

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