Luego de la caída de los denominados Países Socialistas del Este de Europa, se pretendió imponer, con mayor ímpetu, el “pensamiento único” que glorificaba el tótem del “libre mercado” y, auspiciaba al mismo tiempo, el avance arrollador de las corporaciones y la globalización neoliberal del capitalismo bajo las políticas de desregularización, “flexibilizaciones laborales”, privatizaciones y liberalizaciones, como la panacea a todas las adversidades socioeconómicas y políticas que emergían en la sociedad.
En Venezuela, por ejemplo, desde 1986 y principalmente a lo largo de la década de los años 90 del siglo pasado, se formalizan estas políticas con la llamada apertura petrolera, cuya estrategia intensificó y aceleró el desmantelamiento del marco jurídico y de los controles de la estructura de la industria petrolera para incorporar en áreas medulares el capital transnacional bajo la categoría de tercerización u outsourcing, con el fin último de privatizar a PDVSA.
De esta manera, la vieja “gerencia” de PDVSA ocasionó profundas pérdidas económicas al Estado venezolano y puso en peligro nuestra seguridad nacional y soberanía. Un ejemplo emblemático de ello lo representó Intesa, outsourcing creado en diciembre de 1996 que tenía como misión proveer de todos los servicios de tecnología e informática a la estatal petrolera, bajo el pretexto de minimizar costos y operar más eficientemente. En efecto, es a través de Intesa que la empresa de seguridad estadounidense Science Applications International Corporation (SAIC) mantuvo el control absoluto de toda la información y los activos que integraban la base informática para el desarrollo de las actividades y operaciones de PDVSA y sus filiales. Esta aseveración no resulta exagerada si consideramos el papel que jugó Intesa en el criminal sabotaje petrolero iniciado en diciembre de 2002 y derrotado en febrero de 2003.
Los fraudulentos convenios operativos, las pseudo asociaciones estratégicas de la Faja Petrolífera del Orinoco y la entrega de muelles, servicios de compresión y procesamiento de gas, entre otros, constituyeron también un vivo ejemplo de la macabra figura de la tercerización. Este absurdo esquema trajo, además, la desmejora y la pérdida de beneficios laborales, entre ellas la anulación de la seguridad social de los trabajadores y por ende de los beneficios para sus familiares, gracias a las “diligentes” políticas del otrora presidente de PDVSA Luis Giusti y el nefasto ministro neoliberal del ex presidente Rafael Caldera, Teodoro Petkoff.
Lo trágico de todo esto, es que los señores representantes de la pseudo “Mesa de la Unidad Democrática” (MUD), sin el menor rubor y de manera irracional continúan defendiendo en su programa económico y petrolero todas estas figuras apátridas y entreguistas que colocaron, previo a la llegada del Gobierno bolivariano, las regalías petroleras en una situación retrograda, en términos menores, a las que existieron durante la dictadura de Juan Vicente Gómez. En efecto, las regalías para la producción en la Faja Petrolífera la colocaron en un pírrico impuesto del 1 % y peor aún establecieron una nomenclatura para la Faja que le invalidó su condición de petrolífera para presentarla como una Faja bituminosa en aras de regalar nuestro petróleo al gran capital transnacional y en especial, al imperio estadounidense, todo ello en detrimento del interés nacional. Igualmente, realizaron a diestra y siniestra venta de nuestro petróleo a Citgo con descuentos por más de 2$/b, dos dólares que, entonces, eran muy significativos para finales del pasado siglo en especial para el año 1998 cuando el precio del crudo venezolano apenas rozaba los 8$/b, es decir, un descuento de más de un 25% sobre el precio real. ¡Tamaña regaladera de nuestro petróleo al imperio! (Esto lo hemos explicado en entregas anteriores. Sugerimos revisar: La política petrolera de la Venezuela Bolivariana en http://www.aporrea.org/energia/a137962.html ).
Para colmo, la otrora PDVSA jamás tuvo una política de desarrollo social, a lo sumo mantuvieron una actitud filantrópica y de ayuda a organizaciones elistecas, entre ellas principalmente la ONG Justicia Para Todos que con los recursos de PDVSA y, por tanto, de todos los venezolanos se convirtió en un partido político: Primero Justicia, cuyos dirigentes jugaron un papel clave en el Golpe de Estado de abril 2002 y en el asedio a la Embajada cubana en la misma fecha.
II.- La nueva PDVSA: vanguardia de la revolución bolivariana
Nuestra nueva PDVSA, consciente de su papel preponderante en la construcción del Socialismo Bolivariano en el siglo XXI, viene trabajando acertadamente en la anulación de la flexibilización laboral y sus modalidades como la intermediación, el trabajo por horas y la tercerización u outsourcing, cuya lógica suprimen convenios internacionales, principios y derechos constitucionales, legales y, por tanto, descansan en una situación inhumana basada en la sobre explotación y deterioro de la vida de la clase obrera, al dejarlos huérfanos de seguridad social y sin estabilidad laboral.
Afortunadamente, nuestro presidente Hugo Chávez Frías ha y continúa trabajado exitosamente en correspondencia con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la nueva Ley Orgánica del Trabajo para Trabajadores y Trabajadoras (LOTTT) para prohibir esas típicas y groseras relaciones de explotación capitalista. De hecho, en los últimos años la nueva PDVSA ha incorporado a más de 40 mil trabajadores que estaban tercerizados.
Por lo que en el contexto de la política de Plena Soberanía y distribución revolucionaria de la renta petrolera ejecutada por el Jefe de Estado y el ministro del Poder Popular de Petróleo y Minería, presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, actualmente es una realidad la revalorización de los recursos de hidrocarburos y la inversión de sus beneficios en el bienestar de su único propietario: el pueblo venezolano. Las Misiones Sociales, incluida la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) es un vivo ejemplo de ello. Por lo tanto, es punto de honor lograr las mejoras de las trabajadoras y los trabajadores petroleros y para ello PDVSA ha puesto punto final a la tercerización y flexibilización laboral en las áreas medulares de nuestra empresa.
Huelga decir que, la nueva PDVSA rompió con esa concepción perversa que miraba al trabajador como una mercancía que se podía comprar, vender o botar, sin importar su seguridad y la de su familia, modelo que practicó la vieja PDVSA indiscriminadamente bajo las nefastas y apátridas modalidades de la apertura petrolera, pero que hoy estamos sepultando al absorber un número significativo de trabajadores que durante la Cuarta República simplemente actuaban como contratistas de las empresas de servicios. En efecto, los trabajadores de los mal llamados convenios operativos son ahora empleados permanentes en las empresas mixtas. Algo similar sucedió con los trabajadores de las extintas asociaciones estratégicas tras la nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco en 2007 y además con todas las absorciones y nacionalizaciones que se produjeron con la Ley Orgánica que Reserva al Estado Bienes y Servicios Conexos a las Actividades Primarias de Hidrocarburos aprobada en mayo de 2009, cuyo objeto fundamental es reservar al Estado, por su carácter estratégico, las actividades medulares y monopólicas como servicios lacustres, comprensión de gas e inyección de agua y gas.
Estas acciones, propias del modelo socialista que estamos construyendo, son producto de los esfuerzos del Gobierno Bolivariano que está transformando a PDVSA en una empresa socialista basada en los valores de equidad, justicia social y bienestar para nuestro pueblo. Todo lo cual, está llenando de alegría a cientos de hogares venezolanos.
En consecuencia, podemos decir que PDVSA aprovecha soberanamente sus riquezas bajo una mayor fiscalidad petrolera que, hoy por hoy, le impone a sus negocios una tasa de regalía del 33,33% y un Impuesto Sobre la Renta del 50% y además posee mayoría accionaría en las empresas mixtas que se han constituidos para la operatividad de sus negocios en hidrocarburos líquidos. Justamente, ha sido y es, esta política fiscal y revolucionaria la que nos ha permitido desmontar la regaladera petrolera que imperó durante la Cuarta República y, por tanto, poner estos ingentes ingresos petroleros –más de 383 mil millones de dólares- en el desarrollo de una política social inclusiva cuyos resultados más notorios han sido Venezuela territorio libre de analfabetismo, disminución de la pobreza, incremento en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y una mejoría en el Índice de Gini, lo cual habla de una distribución más justa de las riqueza en el seno de nuestra sociedad.
Finalmente, ante los hechos lamentables sucedidos la pasada madrugada del 25 de agosto en la Refinería de Amuay del Complejo Refinador de Paraguaná (CRP), el segundo centro refinador más grande del mundo con una capacidad de 955 mil b/d, al mismo tiempo el más grande de Venezuela y el activo de refinación más importante de nuestra PDVSA, por primera vez un presidente de la República e igualmente un presidente de PDVSA se han hecho presentes compenetrándose con los trabajadores y vecinos en la lucha contra la tragedia. En verdad, en los tiempos de la vieja PDVSA se suscitaron muchos accidentes y tragedias laborales y, sin embargo, jamás la gerencia de PDVSA y, menos aún, ningún vocero del Ejecutivo Nacional se hizo presente al lado de los trabajadores afectados para brindarles el apoyo.
Desde luego, la presencia de nuestro Comandante presidente Hugo Chávez Frías y de nuestro ministro del Poder Popular de Petróleo y Minería y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez en la refinería de Amuay, al lado de los trabajadores petroleros y bomberos combatiendo el fuego de la aciaga explosión, es un hecho demostrativo de la calidad humana y digna de nuestra nueva gerencia petrolera y del liderazgo revolucionario que gobierna nuestro país.
*Sociólogo Summa Cum laude (UCV)
Especialista en Economía y Política Petrolea Internacional
Curso Avanzado en Economía Marxista.
Prof. Universitario.
Militante político revolucionario.
Autor de los libros Petróleo y Socialismo en el Siglo XXI y Los Retos de la OPEP en el siglo XXI –Un análisis al calor de la política petrolera venezolana-eleazarmujica14@yahoo.com