La reciente administración del arco caribeño petrolífero iniciada desde el año 1999 entre Cuba, Haití, República Dominicana, Jamaica y Venezuela, hoy concretada por un inmenso número de países caribeños, centroamericanos y sudamericanos, dan cuenta de una producción y compromisos muy serios. La distribución de petróleo en miles de barriles por día en comparación con las del Medio Oriente son bases de solides para los futuros acuerdos energéticos.
Petrocaribe y Petrosur se encuentra dentro de una de las mayores zonas de consumo petrolero mundial: desde Canadá hasta la Patagonia incluyendo esta área. Solo en el espacio de Centroamérica más Canadá y EE.UU., se consumen diariamente más de 28 millones 305 mil barriles, ocupando el primer lugar los Estados Unidos con 22 millones 886 mil barriles diarios. Esto quiere decir que desde Petrocaribe se proyectaría una geogerencia de índole geográfica capaz de cubrir las demandas futuras hacia Canadá y México que consumen cada uno un poco más de 2 millones de barriles diarios. También las regiones más lejanas las cuales se ubican hacia Asia y Oceanía con 29 millones 382 mil del cual China es el líder con 10 millones 116 mil de barriles por día y luego Europa con 14 millones 297 mil barriles diarios concentrados principalmente en Alemania, Francia, Italia, Holanda, España y Reino Unido.
Frente a otros países de la región del Caribe ninguno proyecta más años de reservas que las que actualmente se ofrecen desde Venezuela, 21% de los depósitos mundiales, más su colosal alianza tanto con las reservas de Cuba y de Haití, por supuesto sin dejar de lado las de la Organización de países Exportadores de Petrolero (OPEP).
Por eso una gerencia debe considerar a los Estados como organismos biológicos, dinámicos e indagar sobre sus sucesos para obtener conclusiones como ciencia analítica política en evolución permanente, y por otra parte considerarlos como un ente vivo en relación con el espacio que los rodea, tomando en cuenta el futuro de sus estructuras políticas. A este tenor, orienta la preparación de su defensa nacional y su conducción regional (Caribe y sudamericana) estratégica, todo basado en las nuevas y demandantes relaciones internacionales.
Por eso la gerencia petrolera venezolana debe proyectarse en una zona evidentemente atractiva desde el punto de vista territorial, su función y su importancia estratégica, en relación al orbe geopolítico internacional.
La gerencia petrolera, energética venezolana junto con la fuerza de su tecnología petrolera será la potencia que motivará a la presente sociedad industrial, siendo además el combustible para el actual y presente futuro de la civilización. La gerencia de la contempla la base para los negocios más grandes del mundo, que abarcarían los más extremos usos de riesgo y recompensas, así como también resolución en las relaciones y los conflictos entre empresarios y empresas corporativas, así como entre los negocios privados y del Estado-nación.
La sinergia petrolera mueve el mundo y con este todo el arrastre de sus conflictos. Actualmente esa sinergia impulsa dos miradas: una política y otra de los conflictos. La segunda llevo al mundo en el 2010 a más conflictos, guerras, intervenciones y magnicidios superados en número de naciones participantes durante la II Guerra Mundial. Justo cuando en el 2010 el planeta llegaba a 7 mil millones de habitantes y a 530 millones de vehículos.
Y la primera corresponde al Proyecto Magna Reserva 2005—2035 en el cual se concibe un petróleo para la paz, para la integración, para las nuevas relaciones internacionales que hay que poner en práctica antes que escribirlas en este mundo con una versión unipolar.
Es imposible que el actual modelo del mundo siga funcionando de la manera en que lo vienen desarrollando, empujado, empeñado, guerrerista. Ese modelo fracasó, esta ajeno a los nuevos intereses de la administración de las relaciones internacionales. Un mundo desequilibrado sin administración petrolera nos llevará al fracaso como especie humana y perderemos la oportunidad de poder desarrollar en presente equilibrio regional caribeño y sudamericano.
Los nuevos arcos de la administración petrolera avistan un importantísimo modelo de integración. Es decir, un mayor y alto compromiso espiritual del saber petrolero. El petróleo nos hundió durante décadas pero en este momento y a estas alturas de la historia aún puede salvarnos, sin agresiones, sin conflictos, todo bajo un nuevo modelo esperanzador de resultados respetuosos primeramente entre todos los países, porque el crudo todo lo necesitamos.