Para nadie es un secreto que la planificación económica y petrolera más el panorama social y político no sólo gira en torno a la vasta industria nacional; el petróleo, el cual desde el inicio de su explotación en Venezuela (aproximadamente en el año 1875) se convirtió en un elemento crucial para el desarrollo de las políticas exteriores.
El crecimiento económico de cualquier país está directamente relacionado a la demanda petrolera que éste posea, procese o sencillamente adquiera. De esto, la creación del concepto "Petrodiplomacia", estrategia energética impulsada con el objetivo de estrechar y mantener lazos con distintos países, el petróleo ha acortado distancias con solo mantener activo su comercio y de esta manera favorecer sus balanzas de pago.
El petróleo y sus derivados garantizan el desarrollo sustancial en tecnologías de punta, además, condiciones necesarias —en su condición de recurso energético— para el tan anhelado desarrollo de los países productores o consumidores. Desde cualquiera de estas dos ópticas el petróleo genera desarrollo, oportunidades, tecnología y crecimiento del PIB.
En Venezuela el 97% de las divisas provienen de la renta petrolera, entonces es incuestionable la relación directa entre la industria petrolera y las finanzas del país, y la relación de ésta última con el comercio internacional.
Por eso debemos dirigir y planificar el país bajo las bondades y producto del negocio petrolero. Los manejos responsables de estos dólares por los encargados de gerenciar nuestras finanzas hasta la cosa pública deben dar una excelente orientación en estos fondos.
Todos los ministerios deben orientar su planificación sobre la base del conocimiento petrolero. Saber de sus mercados, colocaciones, transacciones, oportunidades, mercados, amenazas, y desde allí vernos en una nueva orientación nacional.
Por ejemplo, en el caso del poder popular que es el pueblo deben crearse nuevos proyectos a favor de las comunidades; los mismos deberán estar conformados por equipos de especialistas cuyas negociaciones y/o alianzas estén enfocadas al desarrollo sustancial del recurso energético, además, la creación de políticas para la protección y concientización de este recurso. Es decir, debemos estudiar y comprender al país desde el petróleo.
Su destino y ganancias debe ser el resultado conjunto del gobierno, poder popular y demás organismos asociados al área. Debemos garantizar la responsabilidad y capacidad de garantizar la seguridad energética de futuras generaciones, dando al presente y futuro negocio decisiones basadas en políticas enfocadas a las necesidades básicas de la población, en fin, rendir un propicio y certero servicio que demuestre un verdadero desarrollo al país.