"Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas"
Génesis 1:4
"En lo más profundo de mi alma, siento desolación. Mi mente no puede discernir cuál es mi deber. Como tu discípulo, vengo a Ti en súplica, en Ti busco refugio; por favor, sé la luz que aparte la oscuridad de mi confusión"
"Cuando nos referimos a la vida del ser emanado, esta Luz se llama la Luz de Jojma, y cuando hablamos de nuestro otorgamiento al Creador, se le llama la Luz de Jasadim. Estos son los dos principales tipos de Luz,"
"Aunque camine por el valle de las sombras de la muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo"
Salmos 23:4
"Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas"
Juan 3:20
"Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas"
Isaías 5:2
"Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"
Juan 8:12
La Luz permite ver,pero no es ella misma un "objeto"visible.Ello concuerda con una característica fundamental del Dios bíblico,que no se revela como "objeto", sino "como "voz".El objeto es dominable y manejable. La voz llama ,anuncia o interpela,pero no puede ser poseída. A veces puede uno preguntarse si la Luz como un aspecto de la materia que se desplaza a una velocidad limitada y la Luz de que hablan los místicos tienen algo en común. La respuesta es sorprendente. En el juego secreto que la Verdad se ha visto obligada a jugar en nuestra historia, el truco de ocultarse en sí misma es tal vez el más audaz e inexpugnable. En este punto hay que ser absolutamente literal: Luz no hay sino una. La Luz de los profetas es la misma Luz que nos alumbra y cuya velocidad constante es de 300.000 km por segundo.
La Luz tiene las mismas características de la "divinidad": es todopoderosa, omnipresente, indivisible y eterna. La identidad entre la Luz de los místicos y la Luz de los astrofísicos es evidente si se toma en cuenta que las propiedades de la Luz que estudian los científicos son las mismas que enunciaron simbólica y poéticamente hace siglos los hombres sabios de la antigüedad.
Sin excepción, todas las antiguas tradiciones religiosas hablan de la Luz como de un agente "divino", es decir, proveniente de otra dimensión. Se refieren a una entidad que exhibe un comportamiento singular y cualidades ajenas al mundo "material", ya que los fotones son energía radiante. La materia se define en partículas, la energía en frecuencias de ondas. La Luz tiene connotaciones muy diversas: "dar a Luz" es parir un nuevo ser. Para el pensamiento islámico, "Er Nuh", la Luz, es esencialmente idéntica a "Er Ruh", el espíritu. Para los musulmanes, "A la divinidad no se le pueden pedir explicaciones de su comportamiento", lo que coincide con la absoluta arbitrariedad del comportamiento de los fotones. El Fiat Lux del Génesis es iluminación, la ordenación del caos por medio de su vibración. En diferentes formas, el mandato bíblico "¡Hágase la Luz...!" se ha puesto siempre en boca de la divinidad. En el credo cristiano, Dios es "Lumen de lumine...", Luz de luces. Buda fue llamado "La Luz del Asia", Mahoma es la "Luz del Mundo" y el Corán dice textualmente: "Alá es la Luz de los cielos y la Tierra, algo de su Luz se encuentra en una lámpara, la lámpara está contenida en un recipiente transparente que la cubre y brilla como una estrella reluciente, encendida por un bendito árbol de olivo, que no es del este ni del oeste, un aceite que enciende pero al que el fuego no toca".
Y para llegar a este Conocimiento "la verdadera Luz de nuestro Sol debe percibirse sin ningún intermediario deformante", dice Rene Guenon, lo que tiene un significado absolutamente textual, como veremos más adelante. Sin embargo, "no se puede ver la Luz del cielo porque está contenida en ambos ojos", dice el legendario Lu Tsú y Jalaludin Rumi, refiriéndose al aspecto cognoscitivo de la Luz asevera que "la Luz no se ve, sino es lo que hace ver". San Juan dice que el Verbo es Luz y nosotros seguimos diciendo que hay palabras iluminadoras. La "Luz divina"siempre se asocia a la creación de todas las cosas y también al conocimiento de todas esas cosas.
Los alquimistas definieron su labor como "Extraer la Luz de las Tinieblas". El sabio sufí Ibn El Arabí, inicialmente discípulo de Averroes y cuyos conocimientos de Alquimia fueran profusamente citados, se expresa así: "La aparición de la Luz es tan intensa que supera nuestras percepciones. Hasta tal punto que a su manifestación la llamamos Misterio".
"Del sol al hombre" es un libro del biólogo H. Laboritt en el cual concluye que "lo esencial es saber que toda forma está determinada por la Luz cuyo comportamiento nos da la certeza de que el conocimiento existe, de que el universo no es solamente un reflejo de sí mismo, de que no puede existir absurdamente. Conocer, aprehender al mundo es el deber innato de cada hombre, la única manera de integrarse al cosmos".
Anotando un hecho muy curioso, Sagan hace un pormenorizado recuento de las muchas naciones que exhiben símbolos cósmicos en sus banderas. El resultado es que más de la mitad de estos símbolos exhiben estrellas, mundos y planetas. "Queremos fundirnos con algo del poder inmarcesible de los cielos, buscamos una conexión con el cosmos, queremos formar parte de las grandes escalas de las cosas. Realmente participamos en estas escalas en una forma muy profunda, que incluye el origen de la materia, el misterio de nuestra especie, la evolución de nuestro futuro». Y termina diciendo: «Los seres humanos, nacidos en las estrellas y por ahora habitantes de un mundo que llaman Tierra, han iniciado el retorno a casa». Aunque en muchas ocasiones el sentido más profundo de sus propias frases escapa a quien las pronuncia, en todos los casos testimonian la presencia de la Verdad en cada uno de nosotros.
No hay definición posible de la Luz y los físicos así lo reconocen. Todo lo que podemos hacer es referirnos a ella, sin saber qué es. En los términos de la física se sabe que la Luz es una energía totalmente liberada, pero no nos dice en qué consiste esa energía y porqué cuando una partícula llega a una masa igual a cero, deja de ser materia y se convierte en Luz.
El concepto de Luz en la física abarca no sólo la Luz visible, sino la totalidad del espectro de las ondas electromagnéticas: las ondas de radio, las ondas de televisión, las ondas de radar, los rayos infrarrojos, los rayos ultravioletas, los Rayos X, los rayos gamma y los rayos cósmicos. Lo que seguramente es cierto, salvo en lo relacionado a "la Luz visible", por aquello de que «la Luz no se vé, es ella la que hace ver".
La epopeya de la creación se ha definido siempre como una interacción de la Luz y las Tinieblas, expresada en el Yin y el Yang de los taoístas. La confrontación simbólica de estos contrarios dio lugar a la dialéctica, que es una forma filosófica de describir el comportamiento de la realidad universal. Paralelamente, "La primera Luz que apareció fue la Luz del Verbo. Esta dio nacimiento a la acción, luego al movimiento y finalmente produjo el calor", dice la Tabla Esmeraldina de los alquimistas. Para los cristianos, Jesús es «La Luz de nuestro sendero» y en sus orígenes el bautizo se denominaba "Iluminación", según Dionisio el Areopagita. Para el Islam, Luz, Dios, Amor y Verdad, son una sola y misma cosa. Cuando el Maestro sufí Manzur Hallaj descubrió en sí mismo la Verdad "recibió la Luz".
La Luz ha sido siempre sinónimo de Conocimiento, del despertar de la conciencia, por contraposición al Oscurantismo que es índice de retrogradación y señala los períodos negros en la historia del pensamiento. La adoración al Sol en antiguas culturas es obviamente el culto a la fuente de toda Luz en el sistema solar. Los templos de los antiguos mayas, como Chichón Itzá, MonteAlbán y Palenque estaban diseñados para apresar el paso de la Luz emanada de ciertos cuerpos celestiales, en fechas que coinciden frecuentemente con el ascenso en el firmamento del planeta Venus, que fuera identificado con Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada o la Estrella Matutina, deidad máxima de las religiones mesoamericanas. La serpiente y el dragón, lo mismo que las grecas y frisos ondulantes, comunes a las culturas prehispánicas y orientales, representan la energía creadora, la vibración de la Luz. Los aztecas se llamaron a sí mismos el "Pueblo del Sol". En nuestros días sigue existiendo un fogoso Imperio del Sol Naciente, el Japón . Chulaín, el Dios-hombre de los celtas es un enviado del Sol, y en torno a los misterios de los druidas creció la leyenda del Rey Arturo, Héroe del Sol y guardián del Santo Grial, el fabuloso cáliz pletórico del Vino que simboliza la Luz y es la Sangre del Señor. Los Caballeros de la Mesa Redonda, sentados en círculo en torno a ella, siguen como los planetas el curso circular de la Luz del Sol, bebiendo todos de ella, iluminándose con ella de una lúcida embriaguez, que los sufíes denominan Zukr.
Los biólogos y astrofísicos no adoran al Sol, pero están de acuerdo en que dependemos totalmente de su Luz y lo tratan con gran deferencia y respeto, como los hijos cuando alternan con su padre: "Somos hijos del Sol. Reconocemos su poder a 150 millones de kilómetros de distancia y no nos atrevemos a mirarlo de frente por miedo a quedar ciegos. El Sol nos calienta, nos alimenta y nos permite ver. Fecunda la Tierra a cada instante. Está muy por encima de toda experiencia humana. Los pájaros cantan, extáticos, cuando se levanta el Sol. Los organismos unicelulares que nos forman nadan en su Luz. Nuestros ancestros que adoraban al Sol estaban muy lejos de estar locos", dice Carl Sagan. Sin embargo, hace la reflexión de que nuestro Sol es apenas una estrella mediocre si la comparamos con otras gigantescas fuentes cósmicas de energía, que son apenas escalas siderales en la gran Odisea de la Luz universal.
Hay antiguas religiones de Luz, dedicadas al culto de la Luz y cuyo ritual sigue el desarrollo de la Luz. Una de ellas, cuya enseñanza fue relegada a círculos secretos, es la sociedad china de la "Flor de Oro" (Gin Dan Hua) o Flor de Luz, cuyo método podría describirse como la doctrina secreta del comportamiento de la Luz. La enseñanza de "La Flor de Oro" tiene grandes puntos en común con el Sufismo y con el Zen. Durante el período Tang existían muchos templos persas en China. El caso es que algunos rasgos profundos de "La Flor de Oro" corresponden al culto de la Luz por excelencia, la religión iraní y persa de Zaratustra o Zoroastro: el Mazdeísmo.
El Mazdeísmo aún es practicado por grupos reducidos en Irán y algunos países del Medio Oriente. En sus santuarios, tallados en la roca de profundas grutas, se conserva desde hace siglos una llama sagrada que sigue esparciendo su Luz inextinguible. Mazda es Luz.
Para los sufíes, el Camino del Retorno es el Camino hacia la Luz y la "Experiencia del Fuego", que conduce a la Iluminación, el más alto grado de Conciencia que puede ser alcanzado por un hombre, que equivale a fundirse en el "Amor Divino", indivisible y eterno, como los fotones. Porque según la física, La partícula de Luz que se emite y se reabsorbe en un tiempo infinitesimal, tiene al mismo tiempo un rango infinito de movimiento y duración. De hecho, el rango de la fuerza electromagnética es infinito. La Luz es infinita.
Breve Bibliografía
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El Sefer ha Zohar o Libro del Esplendor
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La odisea de la luz : ciencia y sufismo,