Eran los inicios de 2002 en una Venezuela en plena efervescencia política. Había odio en el ambiente opositor por el arribo de Hugo Chávez al poder y por el giro impensable meses atrás, que había tomado la política interna, particularmente la petrolera. Ese odio justificado por esa arrogancia típica de ignorantes que temían perder el poder como en efecto sucedió, era la fuerza que daba coherencia a la lucha de toda esa oposición, que ya apuntaba a dar el golpe que ellos en su ego, consideraban como mortal para el naciente gobierno de Chávez. Era el nefasto golpe o sabotaje petrolero.
En dicho sabotaje la coordinadora democrática proyecta a una serie de individuos en esencia grises dentro de PDVSA entre los que se encontraban como más visibles; Paredes, Fernández, Ramírez, Feijó y Horacio Medina. Ellos, amparados por un velo de traición con apoyo internacional y el reflujo purulento de la Coordinadora Democrática, sabían que lo que se estaba fraguándose era un "reseteo" político; era la destrucción de nuestra nación a través de la destrucción de Petróleos de Venezuela. El mismo guión que unos 20 años después utilizaría el clan vende patria de J. Guaido.
Desde finales de 2001 y la mayor porción de 2002, el trío conformado por J. Fernández, Feijó y H. Medina, junto a un grupo de sus cercanos colaboradores estuvieron planificando y luego ejecutando acciones milimétricamente calculadas, para infligir el mayor daño posible a PDVSA, desde su corazón mismo y por instrucciones de la plana mayor de directivos, quienes a su vez seguían instrucciones de L. Giusti, quien en ese ínterin viajó a Venezuela desde Washington DC, donde operaba en el mismo "think tank" que fragua varias de las acciones implementadas durante 2019 y 2020 y ejecutadas por el clan de J. Guaido, en contra de nuestros intereses dentro y fuera de Venezuela.
Los delitos cometidos contra nuestra industria tomaron más de 12 meses en ejecutarse. Si hay alguien que conocía las vulnerabilidades de PDVSA eran los que estaban dentro; eran ellos mismos. Esa camarilla de traidores a la patria utilizó su experiencia en comercio, petroquímica, finanzas, producción y refinación, para bloquear flujos de capital y flujos de producción, para torpedear las operaciones naturales de campo y para destruir bases de dato y bienes muebles e inmuebles. Un crimen capital, un delito de traición a la patria impune hasta ahora, que originó perdidas superiores a $20.000 millones en cuestión de pocos meses.
Fernández, Medina y Feijó fungían como cabecillas del saboteo e intento de destrucción de Petroleros de Venezuela, aunque eran en realidad operadores; segundones de los que verdaderamente poseían el poder, que buscaban dar al traste con un gobierno legitimo. Era la destrucción de la nación lo que buscaban. Son esos mismo que hoy se intentan erigir con salvadores de PDVSA desde el iluso parapeto llamado PDVSA-Adhoc.
Pero la torpeza parece interminable en estos "mitocratas" y recientemente el cabecilla "https://twitter.com/einsteinmillan/status/1431712189862322181?s=1" del parapeto Ad-hoc; el golpista H. Medina, es entrevistado para hablar de transparencia en la gestión de Citgo, por un personaje que desde los 90 ha permanecido huyendo de la justicia Venezolana. Dos prófugos hablando de transparencia.
Citgo es una corporación bajo ataque, pero por ellos mismos y desde antes de 2016 cuando auguraban "default", pero que desde 2019 cuando le pusieron las manos encima, no ha parado de endeudarse y de arrojar perdidas respecto a ejercicios anteriores, bajo condiciones del barril y demanda interna similares.
Apenas para el segundo trimestre de 2021, arman una verdadera alharaca por una supuesta "ganancia marginal" de solo $3 millones, en una corporación de $13.500 millones (otros estiman $7.500 MM), representando un misero 0.02%. Una ganancia marginal por cierto y muy seguramente producto del incremento inusitado en los precios de refinados en los EEUU, o quizá el resultado de truculencias y artilugios contables.
Lo cierto es que estos golpistas hoy reagrupados en torno a Citgo y Monómeros, tienen deudas pendientes con la justicia y con el pueblo Venezolano, que tienen que enfrentar. Pero mientras ello sucede, siguen atentando en contra nuestra patria.
Recientemente C. Jorda, quien usurpa la presidencia de Citgo, declara que han cambiado el patrón de refinación de nuestras refinerías en suelo norteamericano https://www.argusmedia.com/en/news/2247074-citgo-foresees-venezuela-oil-swaps-refinery-works-ceo", para procesar crudos livianos, valiéndose de la excusa de un eventual impuesto a los carbonos. Pierde de vista este individuo, que esa corporación fue adquirida por el estado Venezolano con el único interés por delante, de colocar nuestros crudos pesados/extrapesados en el mercado norteamericano. A nuestro juicio, esa decisión inconsulta pasa a constituir un problema de seguridad de estado.