Venezuela atraviesa una etapa singular en cuanto a su acostumbrada producción de petróleo. La tradición se quebró. Y esta realidad debe permitirles a los responsables de su administración y elaboración de sus productos llegar a un relanzamiento, reimpulso interno en cuanto a su producción y nuevas tecnologías las cuales debe adoptar. Este sería el punto de partida para arreglar la casa del petróleo.
En este momento del planeta Venezuela debe sacar productos, diversificar, apostar por derivados. Atrás debe quedar aquel histórico tratamiento utilizado por más de un siglo donde solo se extrae petróleo.
El crudo fue convertido en un constante batallador y todo por ser una invaluable fuente de energía. Con él se puso a participar el juego internacional para los intereses de su desarrollo en cuanto a lo que, ha significado la vida de la banca, comercio y finanzas. Así ha sido practicado el futuro de las naciones, he indudablemente es el factor negocio de estruendosas ganancias las cuales ocupan un perfil sobrio frente al sombrío escenario global compuesto de ataques.
En el sitio donde se encuentre el petróleo será atacado, perseguido, tiene trabas, condicionantes y posicionamientos con actores total y completamente diseñados, todos enrumbados a emprender las más feroces tareas con tal de imponer la absurda hegemonía de sus intereses.
Pero el crudo ha entrado en una nueva etapa de explotación la cual ha tenido que diseñar una tecnología industrial en formación, desarrollo y experimentos en todas sus áreas. Todas patentada por grandes, desconocidas y oscuras marcas.
Esto debe tomarlo en cuenta para su sobrevivencia y manejo toda la industria de refinación ubicada en el Norte venezolano desde el Complejo Refinador Paraguaná, Cardón, Amuay, El Palito, Guaraguao, Puerto La Cruz, más sus llenaderos los cuales forman una sensible estructura, mecánica industrial, que también ha sufrido ataques, incluso desmantelada, golpeada, la cual no ha podido restituirse.
Junta afronta una época muy dura desde la cual intenta levantarse, reestructurarse, cambiar, asumir otra tecnología, romper la dependencia. Y uno de esos valores es la altísima experiencia desarrollada en sus equipos de trabajo, pues cuando se habla conocen y evalúan el sistema refinador venezolano.
Así que en la industria de las torres de refinación y craqueo catalítico debe de solucionar la dinámica y exigencias actuales de este tiempo. Las tareas son arduas como elevar la producción, y para esto vale su experiencia y manejo de tantos años dentro de cada instalación, instrumentación y capacidad conocida a profundidad por técnicos e ingenieros.
En esta experiencia esta la solución. El peso del saber debe llevarnos a construir algunos de esos aparatos, artículos, equipos, souvenirs, repuestos, aditivos y la diversificación que necesita la industria para su funcionamiento. Y en eso debe andar Petróleos de Venezuela y el Ministerio del Petróleo, este es el camino para el país y sus instituciones, recuperar la industria en un corto y mediano plazo, así podamos tener la autonomía y suficiencia acelerada para cubrir y fabricar cualquier equipo o aditivo que estemos necesitando. Para esto tenemos la experiencia con más de un siglo de navegación y vuelo para hacer a andar la experiencia petrolera venezolana.
Hasta más pronto…