En PDVSA sucedieron varios eventos que marcaron el inicio de su deterioro, particularmente a partir de 2007-08, precisamente cuando atravesaba el clímax tanto del precio del barril, como de su nivel de producción/exportación.
Entre 2003 y 2008; previo a la puesta en marcha del plan siembra petrolera de Rafael Ramírez, la industria sostenía estables sus niveles de producción de las distintas fracciones/segregaciones; LGN, condensado, liviano, mediano y pesado/extrapesado.
Ciertamente la producción desde Occidente venia acusando cierto deterioro, incluso desde antes del sabotaje. Sin embargo, el volumen dejado de producir en dichos activos, era reemplazado por crudos producidos en los distintos activos tradicionales de Oriente, particularmente desde Norte de Monagas y distrito Anaco en menor nivel.
Ese crecimiento desde Norte de Monagas y el distrito Anaco fue solo cierto hasta el entorno de 2008, cuando Rafael Ramírez pone en marcha el nefasto plan siembra petrolera, cuando se embarca en la sustitución de exportaciones desde el norte hacia el este, y cuando desvía la actividad propia de la industria desde los distintos activos tradicionales, hacia la Faja del Orinoco (FPO), originando con ello, el rápido deterioro de la producción más preciada, de mayor demanda mundial y de menor costo unitario.
Nuestra industria experimentaba un desplome vertiginoso de su producción desde las áreas tradicionales, mientras aumentaba una producción mucho menos atractiva, más contaminante, más costosa de producir y por ende, que se traducía en un menor nivel de ganancias para nuestra nación. Eran los crudos pesados y extrapesados de la FPO. Mientras ello sucedía, el costo de producción de PDVSA pasaba de $3.77 por cada barril al cierre de 2004, a $7.53 por barril en 2011.
Pero entre 2011 y 2012 ocurren una serie de eventos que marcarían a nuestra industria hasta el sol de hoy; la entrada al ruedo de las empresas mixtas en 2010-11 y el accidente aun no aclarado de Amuay durante 2012. Es a partir de 2011-12 cuando el costo de producir ese mismo barril se catapultaba aún más, llegando a $18.05 al cierre de 2014.
Ese aumento en los costos de producción desde $3.77 hasta $18.05 ocurrido entre 2004 y 2014, significaban pérdidas anuales para la nación superiores a 16,300 millones, a la tasa de producción promedio en dicho periodo de 3.130.000 BPD, o 5,200 millones anuales por cada millón de barriles producidos.
El componente de dicho aumento en los costos de producción cambia a partir de 2012 con el accidente de Amuay, porque es a partir de entonces cuando nuestra industria se ve obligada a aumentar sostenidamente su importación de productos refinados, aparte de esos mismos crudos que antes se producían en el país, pero que luego se dejaron de producir.
Nuestras importaciones pasaban de 14,000 BPD antes de la llegada de Ramírez en 11’2004, a 31.000 BPD al cierre de 2011, disparándose estas luego del accidente de Amuay en 2012 hacia 85.000 BPD.
Durante la corta gestión de N. Martínez al frente de PDVSA entre Septiembre y Noviembre de 2017, la idea era fortalecer la imagen, la confianza y la credibilidad de la industria. Era sincerar las cosas. Durante esos 3 meses se redujo el gap entre las cifras directas y secundarias OPEP prácticamente a cero, a la par que se disminuían las importaciones. Estas pasaron de 109.000 BPD al cierre de Junio’2017, a 37,000 BPD en Octubre’2017.
Se apuntaba a reducir el costo de producción para liberar mayor contribución al estado y se apuntaba también a profesionalizar la directiva, así como la alta y media gerencia. Inocente aquellos que pensamos en aquel momento que la idea era hacer las cosas mejor. Contrario a lo esperado, ello al parecer causó mucho malestar en ciertas esferas cercanas al poder, eyectando rápidamente a N. Martínez de PDVSA.
Es así como apenas a un mes de defenestrado N. Martínez y ya con M. Quevedo a bordo, las importaciones comenzaron a repuntar con mayor fuerza, pasando de esos 37,000 BPD en Octubre’2017 a 112,000 BPD al cierre de Diciembre’2017. Con Quevedo las importaciones marcarían el récord histórico nacional de 210,000 BPD en Agosto’2018, mientras la producción seguía aun curso descendente.
Quevedo recibió una producción al cierre de Octubre’2017 de 1,955,000 BPD, con un nivel de exportación promedio-año de 1,581,000 BPD de crudos y 326,000 BPD de productos (1,907,000 BPD). Para entonces, el nivel de procesamiento de las refinerías Venezolanas era de 55%. Durante ese mismo mes de Octubre’2017, PDVSA le enviaba a EEUU unos 541,000 BPD de crudo [Venezuela's crude sales to the U.S. rose in Oct but remained low | (kitco.com)].
En Febrero’2020 M. Quevedo es a los efectos despedido de PDVSA, ya que es la comisión presidencial la que toma el control desde entonces. Para ese momento la producción rondaba 865,000 BPD, mientras la nación apenas exportaba 1,080,000 BPD y las refinerías funcionaban a menos del 15% de su capacidad. Quevedo fue el artífice de la destrucción de cerca de 1,100,000 BPD en nuestra producción, la desaparición de 827,000 BPD de nuestras exportaciones y la pérdida del 40% de nuestra producción de refinados durante su pésima y destructiva gestión.
A. Chávez y T. Aissami se posicionan al frente del MENPET y PDVSA en Febrero’2020 por la vía de una comisión presidencial. Los resultados de esta dupla luego de dos largos años, señalan que nuestra industria no ha avanzado. En medio de una evidente relajación de las sanciones y elevados precios del barril, PDVSA presenta peores condiciones que incluso, aquellas que mostraba en Febrero’2020 cuando toma posesión.
Febrero'2020 |
Abril'2022 |
|
Produccion, MBD |
865 |
775 |
Export, MBD |
1,080 |
645 |
% Refinacion |
<15 |
<15 |
El 2020 fue un año atípico para cualquier país productor dada la aguda caída del consumo producto de la pandemia, que originó en el entorno de Abril-Mayo hasta un precio negativo en la cotización del West Texas Intermediate (WTI). El ministro de petróleo y el presidente de PDVSA pretenden tomar ventaja de dicho desplome, para aparentar una supuesta recuperación que en realidad no ha sido tal y en eso debe estar clara Venezuela. Ellos han navegado en un escenario único desde el punto de vista de precios del barril, aumento de la demanda global y un visible relajamiento de sanciones que no han sabido capitalizar, dado que PDVSA hoy está peor que antes. Ese mismo dúo ha sido recurrente en la importación de crudos y productos, ante la incapacidad de producirlos en el país, aun teniendo sobradas reservas en el subsuelo.
PDVSA ha sido convertida en una empresa desorganizada, ineficiente, sin estrategias, indisciplinada y sin filosofía propia, minada por la improvisación, la corrupción y una creciente y peligrosa insatisfacción de sus empleados. No pareciera descabellado el escenario, que haya sido llevada a tal extremo para devaluarla. La puesta en marcha de la ley antibloqueo, el secretismo y la poca transparencia como regla y la reinante debilidad institucional, la hacen la opción perfecta para ponerle manos, particularmente desde aquellos capitales que desean ser naturalizados por la naciente oligarquía.
Einstein Millán Arcia: Asesor Gloabal de Petróleo y Gas-Upstream/Estudios de Especialización a nivel de doctorado en flujo de fluido en medios porosos–The University of Oklahoma, 1991 / Master of Science Petroleum Engineering–The University of Oklahoma, 1990 / Ingeniero de Petróleo-Universidad de Oriente, 1979/ Managing director for Energy & Carbon Sequestration @ Fractal [Fractal Software- Multiple Industries. Flexible Solutions (fractal-software.com)]