Antes de reactivar viejos proyectos aún no ejecutados o a medio camino es conveniente evaluar la actual situación donde se determina el suministro de energía —petróleo— desde Venezuela hacía Estados Unidos.
La primera parte del trabajo desinformativo y manipulador —como siempre ha sido— sigue encomendado a sus agencias de noticias —CNN y demás— quienes partiendo de lo propagandístico a favor de las transnacionales del petróleo hacen labor de salvadores, después de todo estos medios tienen mucho que agradecerles; contratos, firmas, publicidad, financiamiento a sus opinadores. Bien, esto demuestra que juntos —medios de comunicación y transnacionales petroleras— son operadoras políticas. Es la estrategia de control desde Washington.
Al publicar noticias como medias verdades hacen creer a todos que transnacionales como Chevron salvarán a Venezuela. Revisemos este titular: "Chevron subió cuarenta mil barriles diarios de su producción en Venezuela". Examinemos la verdad y no la noticia que es manipulada:
1. Las que incrementan la producción son dos empresas venezolanas PetroBoscan y PetroPiar en las cuales Chevron es socio minoritario —40 %—.
2. El 60 % de la producción pertenece a PDVSA.
3. El petróleo producido no pertenece a Chevron, PDVSA se lo "vende" a Chevron para pagar deuda dentro del marco de la "licencia" extorsiva 41.
4. No explican que PetroBoscan se vio obligada a parar la producción porque sus tanques de almacenamiento estaban llenos ya que el bloqueo impide la entrada de buques —solo entran buques de Chevron— para cargar crudo hacia otros destinos.
Pero como no hay paz con la miseria ahora Biden da una especie de autorización y crea una nueva "licencia" autorizando a Puerto España —Trinidad y Tobago, 1.328.019 Hab, sede de gobierno Casa Roja, idioma oficial: inglés, 5128 km2— para que establezca conversaciones con Shell y con Venezuela para construir una instalación justo en nuestros límites marítimos para permitirles que puedan llevar gas desde el Campo Dragón en Venezuela hasta su isla —Trinidad y Tobago—.
Todo para una isla pequeña tanto en territorio como en población —1.328.019 Hab, 5128 km2— comparemos: si tomamos los kilómetros cuadrados de los estados andinos venezolanos de Táchira o Mérida cada uno tienen 11.000 km2 y trinidad y Tobago es solo la mitad en cualquiera de estos dos.
Las mismas características en población tiene si la comparamos con el más pequeño de las Petromonarquías ubicadas geográficamente sobre el Golfo Pérsico: Bahréin un archipiélago de treinta y tres islas. Allí está el estacionamiento de una de las flotas navales más poderosas del planeta, cuarenta y cinco portaaviones de las categorías Nimitz y Ford con ojivas nucleares. Cada uno con más de cien aviones y helicópteros de combate en sus esloras y con más de dos mil quinientos militares a bordo.
Entonces que quiere construir EE.UU. en Trinidad y Tobago al apoyar una licencia la cual se pudo haber solicitado de gobierno a gobierno: Puerto España—Caracas, sin la necesaria intervención del gobierno de los Estados Unidos.
Ah, pero la orden de Biden tiene por finalidad asumir la garantía de esta operación y presionando a Venezuela bajo el innecesario método de suplir el déficit de gas a Trinidad, así disminuirán sus ingresos dado que sus industrias operan por debajo de su capacidad y esto le garantiza a EE.UU. tener una cabeza de playa colindante y envolver a Venezuela. En la segunda parte del plan los vamos a ver juntos —EE.UU. y Trinidad Y Tobago— realizando ejercicios militares pues están perdiendo militarmente a Colombia.
Sin pretender hacer estallar las ilusiones en las que muchos han creído con esta nueva Licencia, que nadie piense que esto es una oportunidad para Venezuela. Washington quiere repetir de nuevo el papel que le asignaron a Juan Vicente Gómez un siglo atrás: Venezuela debe ser un simple exportador de materia prima y con incrementar sólo algunos de sus ingresos. Resultados: esto es un negocio redondo para Trinidad—Shell y para Chevron—Venezuela.
Esto nos hace entrar en un escenario de producción interna muy delicado, dependemos como nunca antes, esto no nos da independencia para levantar nuestras refinerías y la extracción en un tiempo moderado, muy al contrario, tenemos un freno muy marcado.
El papel con el que arrancamos un siglo atrás es el mismo. Venezuela es solo un país vitrina. Seguimos en el desfile, pasarela y exhibición. Una gran constitución, pero sin libertad de aplicarla en nuestro campo natural que es el petróleo.
Y al ver el caso del Lago de Maracaibo este es muy grave pues ni abriendo pozos que han estado inactivos solucionaremos pues el área viene en declive por agotamiento desde hace unas dos décadas atrás cuando los yacimientos de Lagunillas explotados al máximo durante décadas encendieron sus alarmas; están agotados.
El Zulia no volverá a aquellas épocas de florecimiento. Las inversiones son muy altas y aun cuando la mayoría de sus áreas han decaído aún puede aguantar más de media década si comenzara de nuevo la extracción. Si el Estado Venezolano quisiera reactivar de nuevo su producción sería necesario explorar y desarrollar nuevos campos los cuales han estado en reserva, pero esto con las condiciones actuales demorara un tiempo pues deben levantarse labores de reingeniería en infraestructura, pozos, transporte de todo tipo más plantas y tuberías. Buscar una negociación con otros países garantiza el intercambio necesario para reactivar estos pozos los cuales pueden llegar a suministrar hasta un millón de barriles diarios.
Tenemos reservas, pero frente a una industria petrolera con tantas dificultades es como no tener nada. Después del Lago de Maracaibo —Occidente del país— las mayores reservas están ubicadas en el Norte del estado Monagas —Oriente Venezolano— y el tercer lugar en el territorio lo ocupan las reservas de gas Costa Afuera —zona Norte costera hacia el Mar Caribe—.
Pero las reservas más importantes del país están asociadas a la extracción de crudos livianos y medianos y las mismas deben ingenierilmente recuperarse sin descuidarse las dos fuentes de gas que vienen funcionando, una desde Cardón IV la cual funciona al máximo de su instalación y la otra —fuente de gas— está en el Norte del estado Monagas. Sin embargo, estas dos fuentes requieren de una modesta ayuda, es decir inyectar más gas desde el Campo Dragón —Plataforma Deltana— ubicada costa afuera y así evitaríamos el déficit interno.
Por eso primero debemos tomar en cuenta como estrategia nacional que vender gas a Trinidad y Tobago implica garantizar antes el suministro interno del país. Debe tomarse en cuenta el arranque del desarrollo industrial y la necesaria producción y distribución eléctrica pues al tener suficiente gas su costo para Venezuela seguiría siendo bajo ya que la mayor parte de las instalaciones están construidas y lo que nos falta es la factibilidad de inversión la cual podemos encontrar entre Rusia, Irán o China.
Por eso, este salvavidas sin aire que nos lanzan desde Norteamérica llamado "Licencia" dictamina que Venezuela no tendrá ingresos por ese gas, solo recibiremos limosnas en forma de "ayuda humanitaria" tal y como lo propusieron desde Trinidad y Tobago que ellos nos darían comida por gas.
Pero como el gran negocio de Chevron es vendernos nafta, —necesaria— este país lo hace a un costo muy alto lo cual frena a nuestra industria de hidrocarburos. Veamos: Chevron vende Nafta a PetroPiar y toma como referencia el marcador Brent que es el más alto, aparte incrementa veinte dólares por barril. Es decir que el precio Brent del primer trimestre del año —enero, febrero y marzo 2023— ha sido de 83,86 dólares en promedio por barril de petróleo, esto más 20 dólares por la nafta su promedio da para el primer trimestre del 2023 un costo de 103,86 dólares por barril de crudo.
Claramente, esto implica que el 60% de ese valor le corresponde pagarlo a Petróleos de Venezuela y por lo tanto la deuda con Chevron se incremente de forma vertiginosa. Siempre vamos a estar endeudados y así no podremos pagar y menos podríamos llegar a desarrollar nuestra industria como en tiempos pasados. El resultado buscado es dominarnos. Esto es peor que una Deuda Externa.
Sigamos desglosando. Si PetroPiar recibe un cargamento de nafta calculado en 450.000 barriles, esta cuesta aproximadamente cuarenta y nueve millones de dólares, PDVSA debe pagar treinta y cinco millones de dólares lo cual le corresponde por tener el 60% de las acciones, si no tiene cómo pagar, su deuda se incrementa en ese monto.
Esa nafta representa aproximadamente el 30% del volumen del crudo diluido, por tanto, el costo de producción mínimo del crudo producido por PetroPiar será superior a treinta dólares por barril de petróleo.
Esto nos coloca en una situación crítica, sólo estamos tratando de sobrevivir y trabajando para los gringos. El impacto del bloqueo es mucho más grande de lo que se creé. La salida estaría en el vuelo que podamos desarrollar con Irán, China y Rusia para orientar esto hacía otro camino pues las empresas solo ejecutan obras estipuladas en un contrato.
El gran aporte con otros países estaría en el suministro de repuestos en equipos críticos que el bloqueo impide que compremos. También sustituirán equipos de medición y control de tecnología gringa y europea. Aportarían catalizadores.
Pero la definición de lo que hay que ejecutar primeramente la hace el ministerio de petróleo y PDVSA como SUBORDINADA ejecuta, implementa, desarrolla, ese es su papel. Se trata de modernizar lo existente sin cambiar la forma de operar. Hacer que el Complejo Refinador de Paraguaná —CRP, compuesto entre Amuay y Cardón en Falcón y Bajo Grande en el Zulia, Venezuela— por fin funcione tal y como lo acaba de anunciar los técnicos de Irán quienes lo modernizaron, —este es el mejor ejemplo de ir con otros países distintos a EE.UU.— y que se permita producir combustibles con el petróleo nacional con diluyente importado desde Irán.
Hasta más pronto…