Cuando se realizó la II Cumbre de la OPEP en Caracas en el año 2000 el entonces presidente Hugo Chávez planteó para la recuperación del precio del barril de petróleo el conocido sistema de bandas; oferta y demanda, esto resultó muy beneficioso para Venezuela y por consiguiente para todo el mundo productor quienes recibieron el primer mensaje, quizás el más importante; la recuperación mundial del precio del petróleo dentro de los países productores. Pero esto también resultó incómodo para occidente quienes reaccionaron posteriormente sobre todo en contra de Venezuela.
En paralelo y por primera vez los primeros siete millones de dólares que entraban a Venezuela provenientes de CITGO fue en el gobierno de Hugo Chávez. Otra incomodidad más para Washington y su clan occidental.
Otra medida del gobierno venezolano con la nueva constitución de 1999 fue recuperar el 50% del Impuesto Sobre la Renta el cual se le había quitado a Venezuela cuando se inició la voraz política de la Apertura Petrolera a partir de 1994 invirtiendo los recursos nacionales en Estados Unidos de Norteamérica. Esto incomodó aún más a esta potencia y desde allí comenzaron su plan de arremeter en contra de Venezuela lo cual lograron con las sanciones a partir del año 2015 que llevaron a paralizar la extracción y venta de su crudo.
Entonces, una única lectura se ha querido hacer ver por parte de quienes se fueron de PDVSA y de su ministerio en el periodo 2002—2003 personal que se consideraban como los insuperables expertos, pero no lo eran, eso no era así. Ellos cometieron muchos errores y no por desconocimiento, fueron faltas planificadas, inducidas, ordenadas desde el poder petrolero norteamericano. Por eso hoy la producción todavía no levanta pues el daño cometido ha sido gigantesco y lamentablemente esto no se logrará hasta que Estados Unidos tenga todo controlado como lo fue en la pre y post nacionalización.
Es con la entrada constitucional de 1999 donde todo se rompe. A diferencia de antes ahora tenemos con qué lograr una creciente autonomía. Se que nos incomoda ese remoquete que Estados Unidos es quien controla, pero esa es parte de la verdad. Alcanzar nuestra independencia y soberanía en los hidrocarburos no debe ser una sátira o un eslogan repetido sin parar, esto debe ser una conducta y como tal una estrategia de Estado pues la industria petrolera venezolana tiene la más alta experiencia para ir progresivamente levantando su propia industria y autonomía. Hay que dar estos pasos poco a poco y que lo que quede sea sólido.
Aún cuando el viejo modelo aún nos mantiene atados, esto no nos impide lograr que adquiramos un músculo más fuerte y de allí decidir qué fue lo que aprendimos. Después veremos si en este país nuestro futuro energético se puede definir con los gringos o sin ellos, pero antes obligatoriamente debemos volver a depender de muchísimo capital internacional, y sin esperar despertar en nuestra industria petrolera otra conciencia.
Tenemos muy claro que desde el pasado en la industria del petróleo en Venezuela han existido profesionales óptimos, muy buenos en sus especialidades, eso hay que reconocerlo para poder ir a uno de los pasos más importantes los cuales permitan avanzar en una sociedad del petróleo.
Existieron cosas y puntos con sus avances que se respetaban como fue la experiencia, ninguno que recién llegará estaba por encima de un trabajador que tuviera diez años de experiencia. Pero luego la meritocracia hizo costumbre los recomendados, y ellos ya traían sus libretos.
Esos libretos eran el supuesto potencial de los recomendados con sus defensores los cuales afirmaban que él o ella tenían Potencial 35. Eso hacía que su recorrido fuese en base a su padrino. Inmediatamente su paquete incluía recomendaciones tácitas de enviarlos a cursos en el exterior, y esto se hacía por encima de otros que sí lo merecían y lo estaban esperando. Se escuchaban frases como; ponlo aquí, cámbialo para allá, recomiéndalo, y después lo ranqueamos, lo rateamos, es decir lo impulsan para cargos más altos, todos estos souvenirs se hacían sin sacrificio y por eso la industria decayó. Todo fue totalmente planificado desde décadas atrás.
Fue en el turno de Calderón Berti quien para 1983 fue designado presidente de PDVSA en los tiempos cuando ocurrió una de las peores devaluaciones que sufrió la moneda venezolana el Bolívar. Cuando desde la industria del petróleo venezolana se planificó invertir en el exterior sacando nuestros recursos y abriendo un gigantesco déficit fiscal. Después de ese grave suceso nunca más volvió a recuperarse nuestra moneda. En ese momento el barril de petróleo estaba sobre los treinta y cuatro dólares. Su mayor precio hasta ese entonces.
En ese mismo instante —1983— PDVSA y su ministerio crearon la Internacionalización, esto duró hasta 1999 y se adquirieron veintiún refinerías, puertos y terminales en el mundo, incluyendo a CITGO.
Hubo el caso de un familiar de Calderón Berti al cual comenzaron a poner como héroe y simplemente era igual que los demás. Potencial tenían otros muchachos que estaban metidos de cabeza en el celar sacando petróleo. Así se etiquetaban y así nacieron los grandes jerarcas de la industria.
También, cuando en el país se producían gasolinas baratas, casi regaladas, todos venían a cargar en Venezuela; barcos, aviones de banderas internacionales. Hoy, muchos no recuerdan de qué servía producir tanto, eso de que nos sirvió, a cambio de qué. La vieja PDVSA nunca hizo nada por recortar aquella excesiva producción del derroche, nadie advertía que íbamos al precipicio. Nuestra clase política estaba en el festín de los contratos y viajando al exterior. Se creó el ta´barato dame dos con los dólares a 4,30.
Justo cuando un barril de petróleo venezolano llegó a venderse en 6,21 dólares. Todas las refinerías del país producían gasolinas jet point, fuel oil, gasoil más sus derivados para las líneas aéreas que venían a llenar sus tanques de nuestros baratos combustibles, casi regalados. Por eso tantos paquetes y hasta crédito daban para viajar al exterior. Éramos una burbuja. Navegantes en un desarrollo de mentiras. Venezuela fue un país vitrina, pura exhibición, pasarelas y modelos.
Se procesaba diariamente un millón doscientos mil barriles de petróleo —un barril de petróleo son 158,8 litros lo cual equivale a 42 galones, cada galón son 3.75 litros—. Y se producía hasta seiscientos mil barriles diarios de gasolina. Cuando se terminaron de construir las refinerías al final del gobierno del general Pérez Jiménez —1958— no había en Venezuela ni dos mil vehículos, no existía parque automotor para esa exagerada producción. La mayoría de los vehículos eran de cuatro cilindros y ni siquiera había ocho cilindros. Las gasolinas se sacaban del país para financiar el desarrollo de naciones extranjeras incluyéndose de primero en la lista los EE.UU.
Para tener una idea del derroche en producción vamos al año 2014 cuando circulaba el mayor número de vehículos que Venezuela llegó a tener operativos, había cuatro millones y medio de todos los tipos de automóviles y su consumo diario no llegaba a doscientos mil barriles de gasolina por día, y en 1960 se producían seiscientos mil barriles de gasolina al día.
La mayoría de nuestras gasolinas iban a parar a EE.UU., eso hacían los —dueños— de la industria petrolera de entonces, no fueron ningunas eminencias para Venezuela, pero sí lo eran para los norteamericanos.