Las cifras mundiales tras la dependencia por petróleo son verdaderamente alarmantes. Según análisis del secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el kuwaití Haitham al-Ghais, estas ascenderán de los actuales ciento un millón de barriles al día, pasarán antes del 2045 a ciento diez millones de barriles diarios. Con esto el planeta va a necesitar un veinte y tres por ciento más de energía, y la anhelada independencia en cuanto a su autonomía por la diversificación de sus múltiples productos por parte de sus productores, seguirá tomada por occidente, es decir, por sus más altos consumidores.
Las áreas contaminadas por conflictos bélicos al igual que décadas pasadas no cambiará, ante esto, los precios del petróleo se mantendrán al alza en su proyección de aquí al 2030. Antes de este tiempo, el crudo no va a retroceder en sus precios para los mercados. Entre otras variables contribuye a su aumento la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), constituida por treinta y un países, quienes han entrado a realizar ejercicios conjuntos sobre el Mar Rojo y Cuerno de África tras el conflicto que mantiene Israel en contra de Palestina:
Todo esto garantiza no menos de sesenta países hacia la guerra, verdadero trance contra una alejada estabilidad en el precio del petróleo. Pero, si a esto sumamos que, en el continente africano, extensa zona de treinta millones de kilómetros cuadrados, cincuenta y cinco países y un crecimiento proyectado hacia un millardo y medio de habitantes, viven seiscientos millones de habitantes sin acceso al menos a una fuente estable y confiable de energía primaria. Eso agravará aún más los problemas.
No es el acceso a cualquiera de las fuentes de energía, es que todas las que están fuera del petróleo son hasta ahora económicamente inalcanzables. Esta situación se presenta porque el acceso a otras no logra ser cubierto por los ingresos de ningún ciudadano, ni siquiera por el Producto Interno Bruto (PIB) de cualquier país.
Ni China, que se acerca a casi el diez por ciento del Producto Interno Bruto Global (PIB—G) y tiene una de las manos de obra más calificada, no habla de ir hacia una transición energética, y menos dejar al petróleo atrás.
Hasta más pronto…