La geopolítica debe significar inserción y liderazgo para Venezuela, primeramente, en la región y a nivel global. Las energías van hacia un nuevo mundo y en esto la geopolítica influirá y tomará todos sus espacios. Ahora como nunca el perenne orden mundial y el florecimiento de liderazgos se expresarán antes de finalizar la década del 2030, y en esto Venezuela debe prepararse para necesariamente consolidar las transformaciones dentro de la inserción regional y global, pero en otro orden. Nuestra inclusión dentro del universo de los BRICS y el repunte de la OPEP, recuperación de la CELAC y UNASUR, todos, presentarán una visión a la cual debemos responder en esta agenda.
La gran relación con China, quien transformará el equilibrio mundial, deja de lado un imperio el cual deja de ser hegemónico. Ante esto, Venezuela juega un principalísimo papel, pues desde el primer Plan de la Patria propone la colocación de 6.900.000 barriles diarios de petróleo exclusivamente en el mercado chino. Esto, hará que China, quien desde ya consolida un 9.36 del PIB mundial, siga apoyando a nuestro país pues somos garantía energética y nos consolida como una nación bisagra para América Latina y el Caribe.
Algunas poderosas economías del planeta abiertamente han apoyado la participación venezolana dentro de los BRICS. Unos la ven como un equilibrio. Por eso el derrotero de una "dolarfobia" —como la llama Alfredo Jalife-Rahme— global nos encamina a tres carriles, todos dominados por la desglobalización que impulsará la desdolarización ya en algunas regiones, no en todas por los momentos.
El primero de estos carriles se expresa en la guerra de Ucrania, mientras ésta sigue desarrollándose, acá podemos consolidar el liderazgo de América Latina y el Caribe. Esta guerra impulsa desde ya, una crisis energética de impacto global, amén de convertirse en un elemento indispensable en el suministro de alimentación. Por eso, el secretario general de la OPEP, ha llamado antes del 2040 a la unión de todas las energías, entre ellas la más importante es el petróleo, y Venezuela posee el 25 % de las reservas mundiales. De la guerra geofinanciera que se avecina, el Sur Global pretende desesperadamente liberarse de la hegemonía monetaria del dólar.
El segundo carril es la desdolarización comercial a muy corto plazo. Esto acentuará un declive de intercambios del dólar, pero sin confundir otros tipos de dólares como el de Hong Kong, Singapur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, los cuales han fortalecido el petroyuán e incrementado el declive del petrodólar.
El tercer carril es la pérdida del estatus del dólar como divisa de reserva, agotado está en el mundo del Norte hacia el mundo del Sur. Claramente es el contexto del anhelado sueño Sur— Sur.
La Venezuela geopolítica contribuye a la desglobalización como principal tendencia desde hace al menos una década y a partir del 2023, impulsa tres polos económicos, donde se mantiene una importante relación, dentro de ella está la entrada a los BRICS +, donde se espera la incorporación de otros 41 países. Sigue el triparalelo ingenio del Grupo de Shanghái -más militar que financiero-, con la Ruta de la Seda.
El tercer organismo de integración es la Unión Económica Euroasiática con 47 importantísimos mercados los cuales necesitarán de nuestros hidrocarburos: petróleo, gas, petroquímica, carbón y otras energías, siendo en gas la cuarta reserva global. El petroyúan como divisa de reserva puede encontrarse en un horizonte de cinco años.
En la dolarización está el papel del oro, mineral al cual Venezuela es una de las reservas gigantes de la región y de buena parte del planeta. Esto nos hará participar en una nueva bipolaridad a la cual podemos proponer la moneda oro o simplemente negociarlo. En estas circunstancias el oro es poder.
La inestabilidad fiscal estadounidense los llevará a la ingobernabilidad y posible secesión la cual comenzará entre California y Texas. Esto hará que grandes bancos se desplomen y habilitadores como Petrocaribe harán relucir su liderazgo al cual está llamado Venezuela.
Mientras el dólar va contra el mundo, un nuevo modelo de integración consolidaría vías y mecanismo a los cuales está llamada Venezuela. Frente a la militarización global y el desastre financiero del Sur con las Malvinas financieras de Milei y el anacrónico gobierno de Lima, ambos contribuirán a la fuerza del búmeran megaespeculador y la desamericanización de América Latina y el Caribe. Mientras ellos se distraen en sus colapsos nosotros debemos consolidarnos.
Frente a la guerra de divisas y geofinanciera Venezuela debe acercarse al petroyuan y petrorublo, esto nos conducirá inexorablemente a la creación del PetroBolívar. Esto sin dudas sería el triple golpe el cual llevará nuestra economía al sistema global.
Al cierre del 2030 el precio del petróleo y gas no podrá retroceder y será la oportunidad del gran liderazgo venezolano. Esto llevará a EE.UU. a tener que soportar un dólar agrio, "el agridolar".
La economía norteamericana está va tan mal que según GP Mórgan y Chase Co, los Bonos-PDVSA bloqueados desde noviembre 2019, ahora son considerados en el importante índice EMBI, Indicador de Bonos de Mercados Emergentes.
Finalmente, debemos prepararnos para los más recientes cambios geopolíticos globales, los cuales serán marcados por nuestras enormes reservas de hidrocarburos, oro, y nuestro anhelado ingreso a los BRICS, la consolidación regional con Petrocaribe y las futuras alianzas energéticas con China, Rusia, Turquía e Irán.
Así vamos, porque nadie doblega lo que nació para ser libre…
Hasta más pronto…