(Desfasados en tiempo y pensamientos)

Bolívar y Marx en tiempos Electorales

Es una duda razonable que debemos respetarle al Presidente Chávez, sobre su uso e implementación, su bien conducida y exitosa campaña política –con discursos encendidos antiimperialistas-  hasta ahora aupados incondicionalmente por el chavismo, como alternativa burguesa hacia un supuesto Socialismo Bolivariano de S. XXI, a través del arribo al poder electoral y democrático de militares burgueses, de izquierda burguesa y de trabajadores educados con una cultura burguesa.

Sobre esas consideraciones, podemos pensar que Chávez ha logrado en favor del marxismo revolucionario y del socialismo científico y marxiano, quebrar la férrea y razonable repulsa anticomunista que ha tenido el trabajador y el oprimido en estas sociedades, su rechazo a todo lo que ha olido a comunismo, a socialismo, izquierdismo, a guerrilla, a medidas económicas de expropiación agraria, cosas así.

En resumen: el fulano Socialismo Bolivariano de siglo XXI estaría ya esfumado si no fuera por la aureola de bienvenida que ha tenido y sigue teniendo ese híbrido político ideológico que asocia a la respetada e histórica figura de Simón Bolívar como una  opción viable ente los fallidos ensayos socialistas internacionales y científicos.

Digamos que ha sido por ahora una productiva estrategia que debemos pesar en su justa medida, ya que definitivamente Bolívar no tuvo un ápice de socialista en el sentido comunista que ahora se le ha dado, pro sí de mucho burguesismo en unas sociedades que entraban a la era Moderna por el camino del capitalismo mediante instituciones preñadas de esa feudalidad decadente y reinante todavía en el Medioevo tardío   correspondiente a  la llegada de los conquistadores y opresores europeos sobre estas tierras del Atlántico Occidental.

Este socialismo bolivariano sería, pues, un bien acogido movimiento revolucionario,  reformista, democrático burgués por y a causa de identificar a Bolívar como un líder que supuestamente abogó por el socialismo. Pero, dese luego, esto sólo ha sido una estrategia política muy válida y productiva de gruesa aceptación y de rechazo, respectivamente, en las masas oprimidas de leídos y desleídos y alienados obreros venezolanos, y de  la clase proburguesa que sigue alienada, particularmente los pertenecientes de la escualidad criolla, quienes  tozudamente siguen aferrados a una defensa capitalista y hasta han llegado a despreciar el Bolívar que otrora también les sirvió a ellos para enmascarar, validar y tapar todas ésas  discriminaciones sociales y la explotación y marginación como las que han hecho es en estas, tierras a través d gobiernos Puntofijistas.

Mismas y oprobiosas actitudes sociales, políticas y económicas que les ha acreditado un desprecio tan grande como el que este pueblo trabajador y marginado manifestó aquellos días cuando masivamente apoyó a un militar de oscuro currículum quien demostró años atrás estar disgustado con los Puntofijistas y dispuesto a todo y ejercer su poder, peligrosamente, contra el aparataje de cosas reinante en este país. De tal magnitud ha sido el odio que se ganaron los “escuálidos.

Por eso, también aclaramos que el Presidente Chávez y sus fanatizados seguidores deben respetar la soberana voluntad de aquel electorado que los llevó al poder hace más de 10 años. Este electorado, mezcla de ex adecos, ex copeyanos y con muchos izquierdistas, votó ciegamente por él y por quienes se montaron en su “locomotora”, pero, más como única opción ganadora contra esos gobiernos nefastos que por cualesquiera otro tipo de consideración política ni visceral.

Más que admirado, este chavismo es simplemente respetado por un pueblo que sí conoce de agradecimientos en favor de quien le tienda su mendicante mano. “Estamos hablando” o nos referimos a un pueblo agradecido y temeroso de una vuelta al pasado puntofijista, pero de allí a creer en profecías o en reediciones de Bolívar como el único sobre la Tierra, entre esas dos visiones hay una diferencia nada despreciable. Una cosa es servir de puente para un logro X, y otra ser el puente mismo. Una cuerda, por ejemplo nos permite saltar abismos, pero no es puente alguno.



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Manuel C. Martínez Molina


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