...y la marcha golpista se estrelló contra las paredes de hormigón de los revolucionarios y hete ahí que el pueblo quería JUSTICIA DIVINA, contra los profanadores de sus sueños y sus deseos, pero un hombre de apellido Rodríguez llegó cubierto de gentileza y y diole a los monstruos irrespetuosos, esperanza de que sus derechos humanos no serían vulnerados, y oyose una voz gigantesca que gritó:¡ y los del pueblo que ellos destrozaron! Los fariseos salieron corriendo del palacio de Babel a cuyas puertas el pueblo rugía. Uno de los fariseos que horas antes leía una proclama escrita por una dama y un hampón, lloraba sobre el suelo. Su rostro había sufrido una metamorfosis. Anteriormente cuando leyó aquella proclama donde los derechos del pueblo fueron pisoteados, se le vio arrogante, con temple, con odio contra todo lo que iba desapareciendo. Pero después, allí sentado en el frío suelo de sus aberraciones, lloraba, era la foto de un cobarde, de un pusilánime, hecho de gelatina.
Otro de los fariseos salió empujado por un arbotante llamado terror y fue a un auto allí estacionado y dijo que volvía, pero la fuerza del viento del pueblo se lo llevó como una espiga con su miedo a otro lugar donde escondiose a esperar cuan pérfido hombre, a que la situación cambiara. Con el tiempo este truhán de pacotilla retornó a sus andanza y apareció en un afiches donde decía; con el mayor sarcasmo visto en persona alguna, "Vamos por ti hombre del pueblo", refiriéndose a quien lo dejó fuera del alcance de la furia del pueblo en el lado exterior de palacios.
Cada uno de ellos salió después que la torre se cayó a tomar caminos diferentes y el pueblo henchido de gozo vitoreaba a su líder. Prueba pasada. Después el hombre que era el líder llegó de donde los fariseos lo iban a asesinar por órdenes del imperial Bruto Bush desde aquende las fronteras y el hombre, cristiano y sencillo como todos ellos, sentose a una mesa y desde allí acariciando la figura de Jesús pidió paz y amor entre los venezolanos.
Pero el demonio que camina por las galerías interiores de los fariseos, puso en juego otra de sus diabluras, haciendo que se rieran de lo que planteaba el líder y hete pues que unidos a otros fariseos que en orgía se llenaban de oro y plata, placeres y bebidas a costa del petróleo que según era de todos los habitantes del país, planificaron un paro contra el pueblo. ¡Los dejaremos morir de hambre y sed, que carajo nos importan esos niños tierrúos de esos chavistas!- gritaban adorados por Baco y Dioniso, Lesbia, y Bush. Detuvieron los barcos, hicieron que el comercio cerrara sus puertas, cundió el caos. Las mujeres de los fariseos salían en los medios de comunicación riendo, con los rostros plastas de panqué y diabluras. Las madres de los niños pobres y de clase popular, acudieron a basureros en busca de tablas, porque los fariseos pararon el suministro de gas y gasolina, comida y todos los insumos, porque de ellos era una FEDECÁMARAS. Fueron días terrible para la patria en la cual nació uno de los hombres más claros de la historia.
Querían, los fariseos que el pueblo se olvidara de sus convicciones humanas y se lanzara contra el líder, pero una vez más el pueblo saltó el bache. Otra meta alcanzada. Los fariseos salieron derrotados...pero regresaron.A través de sus grandes fortuna metálicas, que no humanas, lanzaron una campaña feroz de miedo contra las clases de menores recursos. El pueblo que había vencido a las sombras, porque el líder los dotó de escuela para tener más sabiduría, volvió con todos los hierros y se anotó otro triunfo contra los fariseos y sus medios macabros que envenenaron muchas mentes. Los fariseos quemaban los cerros, quemaban las islas de las avenidas, cerraban calles, decían groserías y maldecían, trataban de ofender al pueblo, pero éste se hacía más fuerte y volvió a derrotar a los fariseos, porque la razón destroza a la injusticia, no por magia sino por orden divina.
Los fariseos anhelaban que en el país se viviera una mescolanza fecal. Un día no llovió durante meses y hete ahí que una de las represas más importante para aquel pueblo, secose y la ruina resquebrajaba la tierra haciéndola árida.Se escuchaba desde la zona de intolerancia hacia el Este de aquella capital, el alboroso de los fariseos. Gritaban de contento cada vez que veían al líder corriendo de un lugar a otro buscando plantas eléctricas para dar luz a su pueblo. Usaron los medios escritos, televisivos y radiales para decir que era el fin del país, que por culpa del líder Dios no nos enviaba la lluvia. Y comenzó Dios a llorar por la injusticia contra sus hijos y el agua que manaba de sus ojos traspasaba la atmósfera y caía a raudales sobre los ríos, los sembradíos, los cauces y regresaron las flores, y las aves cantaron bebiendo del rocío mientras los fariseos al Este de aquella ciudad maldecían. La revolución saltó otro obstáculo.
Las lluvias pararon y luego regresaron con más fuerza y las humildes viviendas del pueblo caían como barajas en mesas de fariseos. De nuevo los fariseos gozaron viendo como los cerros con las casas de los pobres se venían al suelo mientras ellos desde sus mansiones tomaban helados y finos vinos. El líder fue y habló con su pueblo. Unas Juntas Comunales que tanto odio crearon entre los fariseos, dieron en positivo y entre ellas, unidas, en un sólo pueblo, socorrieron a sus hermanos y se hicieron muchos refugios para que los pobres pasaran los días mientras se les dota de buenas viviendas, no sobre el filo de los cerros donde los habían colocado años atrás los fariseos. Salió el sol, el ambiente es bello y la REVOLUCIÓN SALTÓ OTRO OBSTÁCULO...otros vendrán, pero como dijo Bertold, "quien lucha siempre, ese es el imprescindible"
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