El imperio mandó…

Cuando el inolvidable Hugo Rafael Chávez  Frías apareció en la pantalla de una estación televisora venezolana aquella mañana de febrero de los 90, en una casa de Estados Unidos,  un gringo joven con pecas en la cara, nariz roja y pelo amarillo en forma de “peluca e vieja”, le tomó una foto: nunca lo olvidaría. El hombre que apareció en la televisión venezolana tenía rostro soñoliento, ojos cansados  y vestía  ropa militar con una boina roja sobre su cabeza. Tenía una voz firme,  de buena dicción y un matiz bien varonil que  se escuchaba muy bien a través de las ondas hertzianas. El de la cabellera ridícula sintió un puntillazo en su espina dorsal y  su alma capitalista y su corazón de hijo de la Gran Bretaña, palpitó con una fuerza descomunal, que empero, como todo corazón de imperialista, se cansó con rapidez. Los imperialistas son soldados de botas pesada, es decir  corren diez metros y se agotan rápido, si quiere saberlo pregúntele a un soldados vietnamita que se llamaba HO,  el cual se cagaba de la risa viéndolo huir en un arrozal cerca del río Mekong  con ese poco de cachivaches que ellos se montan encima para asustar, ji,ji,ji, ¿a quién? se preguntaba Ho

Mientras escuchaba un Rock que Elvis Presley le había “fusilado a un anciano campesino que fue esclavo de los campos de algodón de Alabama, le quitó el papel a una goma de mascar y se la lanzó en la boca. Buscó un viejo cuaderno oloroso a habitación de jipi  que tenía sobre el piso y comenzó a mirarlo. En ese cuaderno tenía las fotos de antiguos presidentes latinoamericanos colocados por Estados Unidos, a saber: Rojas Pinilla, Alfredo Stroesner, Chapita Trujillo, etc. Y otros que no fueron dictadores puestos por el imperio, sino audaces esclavos que se habían atrevido a desafiar ese horrible imperio que  la Gran Bretaña le había sembrado a esta  tierra  en  una geografía robada a los Comanches, Los Sioux, Los Patas Negras, Los Apaches y otros, porque Gran Bretaña buscó y encontró el lugar perfecto para dirigir el mundo sembrando a esos colonos en América.

Jacobo Arbenz, Pancho Villa, Sandino,  Juárez, Fidel, Hugo Chávez , entre otros fueron hombres con bolas de acero y no sumisos ni VENDE PATRIA con espíritu rebelde.

El rostro del hombre que miró ese febrero rebelde en la televisión venezolana le decía que “éste era un nuevo revolucionario que llegaba cambiarle la cara a estos pueblos sumidos por ellos, los imperialistas en la esclavitud y el robo, que había que eliminar in situ, porque lo que escuchó ese día le congeló las pequeñas esféricas que poseía dentro del escroto. “Por ahora”

En su formación crimino capitalista, el de la peluca de vieja, fue estudiando todos los días al hombre, pues el imperio les exige a sus alumnos analizar con profundidad que el ganado no se le escape del corral y  que los loros no aprendan a repetir esas cosas tan feas; “por ahora”, que hablan de nuevos días y nuevas llaves para abrir los candados de la injusticia y  el camino  a la dignidad, el patriotismo y la libertad.

En su largo estudio de Chávez, el de la peluca de vieja se paseó por la historia de Venezuela. Encontró suficientes eunucos, sumisos, jala bolas y traicioneros dispuestos a serles fiel al imperio. La lista era casi que interminable. Pero igualmente palpó que el viejo sistema de colocar dictadores militares estaba demodé, out, Había que engañar al mundo dando muestra de un equilibrio democrático desde el núcleo central del imperio. Es decir; Gran Bretaña.

La conseja fue; utilizar el veneno y las leyes de esos mismos pueblos, porque Chávez ya había estado despertando América y Centro América. El primero que sintió el latigazo de la “nueva ley gringa” fue Honduras. Nada de asonadas con muchos muertos, que fuera el Congreso que los fuera eliminando, pues el veneno había sido inoculado en Cristina, Lula. Néstor y Chávez y en los únicos que había sido efectivo, fue en Kirchner y en  Chávez, pero cayó Zelaya, Lugo, Dilma y les faltaba el que tenía más fuerza numérica de  personas que sintieron de él la efectividad de sus primeros mandos en Brasil y que ahora, siguiendo la supuesta democracia iba de nuevo por el gobierno. Pero hubo una traba; un tal Moro  condenó a LULA  por un delito que nunca cometió pero el IMPERIO MANDÓ y donde manda capitán no lo hace marinero



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Angel V Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

 legavicenta@gmail.com      @legavicenta

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