La impunidad la encontramos
en varias leyes y Códigos. No diremos que fuera causa única de este
estado de cosas la ley del Código Orgánico Procesal Penal (COPP),
cuyo fin es que los delincuentes políticos y empresarios, tengan una
vía de escape al permitírseles que se les juzgue en libertad y así
pegar la espantada para salir del país, gritando a los cuatro vientos
que son perseguidos políticos del régimen comunista del dictador Chávez,
(caso banqueros prófugos y el empresario Zuloaga y otros) como el Código
evita que se juzgue en ausencia a estos delincuentes, sólo tienen que
esperar que los delitos cometidos prescriban para quedar libres; son
varias las que obraban y obran simultáneamente, pero sí, que contribuyen
muy poderosamente a la perturbación y a la inmoralidad; y que por una
reacción natural arremeten contra la libertad, la seguridad y el desarrollo,
objetos que principalmente no se tuvieron en miras al sancionarlas.
Desde que los jueces
en nombre de la ley han podido dar un fallo, haciendo cumplir contratos
marcados con injusticia original y notoria, los jueces y la ley han
sufrido la reacción que los efectos de esta injusticia producen en
el ánimo del pueblo. Las nociones de lo justo y lo injusto existen
en la conciencia de las masas, y es un movimiento espontáneo en ellos
revelarse contra toda injusticia y toda iniquidad, ya sean la obra de
un particular, ya de las instituciones públicas. La ley no es para
el pueblo santa sino cuando es la expresión de la justicia, y los jueces
no les inspiran reverencia, sino cuando pueden citar sus decisiones
como inapelables en el tribunal de la razón.
Jamás se había visto en los tribunales de Venezuela, como sucedía en los gobiernos de la IV R, actuar descaradamente, a la autoridad de la ley dando fuerza y apoyo a las extorsiones más monstruosas, no ya paliadas y encubiertas, sino manifiestas y públicas, haciendo ostentación de derecho y legitimidad. Cuando el velo cayó y se descubrieron los vicios en la esencia misma del poder, el pueblo sacudió su yugo y reconoció la necesidad de poner bajo la Salvaguardia de un Gobierno Patrio y de Instituciones Libres, los derechos más sagrados del individuo y de la sociedad. ¡Qué sucedería sí hoy en la VR, se viciara la ley y se desautorizaran los tribunales con sentencias injustas y desastrosas, que cualquiera que sea el nombre que se invoque repugnarán siempre a la conciencia y a la opinión pública!
¡Queremos jueces probos
y revolucionarios, jueces que defiendan a las mayorías, y no a unas
elites, queremos jueces socialistas!
En Las terribles y
complicadas circunstancias en que se encontraba el país en los tiempos
de la IVR; en que veíamos como se violaba la Constitución y las leyes,
sujetos al régimen imperante de la fuerza; cuando el desenfreno opresor
de los gobernantes de turno contra el pueblo llegó a su colmo y la
majestad de la soberanía popular se vio ultrajada; cuando los funcionarios
del Poder Público desgarraban los testimonios de su autoridad, en desprecio
de las mayorías, y ajaban con avilantez ese pueblo mismo de donde partieron,
como de un centro fecundo, todos los poderes activos de la sociedad.
Los gobiernos puntofijistas
cómplices de tantos y tamaños crímenes, tenían el inconcebible arrojo
de maltratar al pueblo, que demasiado amantes de la paz, y llevando
sus respetos por el orden público hasta un exceso que rayaba, podremos
decir, en culto y veneración, han preferido el humilde sufrimiento,
al ejercicio de los derechos imprescriptibles que por naturaleza les
competían para repeler la opresión, para confundir las tramas de la
iniquidad y del despotismo, y castigar de muerte a los tiranos dirigentes
políticos puntofijistas que intentaban usurpar la potestad soberana
del pueblo venezolano.
Y como cumplía a
los intentos proditorios de esos gobiernos, que cargaban ya con el peso
de la execración pública, presentaron a los políticos de oposición,
de ese entonces, y a Chávez, cual sí fuesen el origen del poder del
mal, o el fomes corruptor de nuestra inocencia, que han ocasionado los
movimientos perturbadores de la pública tranquilidad; como importaba
a esas administraciones sin moral, buscar, astutamente a quien hacer
responsable de sus culpas que le infundían miedo y atemorizaban, semejante
a aquellos delincuentes malvados que buscan en la falsa excusa la impunidad,
y en la falsa imputación el descargo de sus hechos; no se hablaba de
otra cosa sino del carácter sedicioso de cierta prensa, y de los abusos
que tenían los gobiernos para reconocer el abuso de la libertad de
expresión la causa principal de los atentados que tenían en alarma
a los venezolanos.
Luego de saquear el
país implacablemente, los puntofijista, la oligarquía criolla y el
imperialismo se ven obligados a mantener una capa de parásitos antirrevolucionarios,
lamentable, patética, pero burgueses al fin, en medio de la pobreza
general. En los años de los gobiernos puntofijistas se convirtieron
en el partido de esta “aristocracia”, burguesa, de los dirigentes
laborales y del sector de “la exquisita izquierda trasnochada” de
la pequeña burguesía, especialmente de los empleados de oficina. Los
burgueses abogados, ingenieros, arquitectos, periodistas, profesores,
pulperos, etcétera, que se adaptaron a las características capitalistas
y explotaban a las organizaciones obreras y al pueblo en general para
hacer carrera; encontraban en los capitostes de la democracia
representativa la mejor ideología posible.
Cierto que el Comandante
Chávez, se asoció para empezar la lucha por el poder a hombres de
mala condición, para echar del mismo a los puntofijistas de la “democracia”
representativa y condicional, como hacen todos los revolucionarios,
pero esto no quiere decir que todos se compusiesen en su totalidad de
trepadores y logreros. Aun qué, muchos poco a poco se van quedando
a un lado del camino, faltos de principios e ideología.
P.D.
Mensaje a los compatriotas
damnificados en todo el país, por los aguaceros (Vaguada) caídos en
los últimos días: Los causantes de que ustedes estén pasando por
esas calamidades de marginalidad, tristes y patéticas, incluso con
pérdida de vidas inocentes, (niños) fueron los sátrapas Rómulo Betancourt
y Rafael Caldera (ese par de sapatras fueron los que lanzaron a la marginalidad
y exclusión de los pobres en Venezuela) y todos sus derivados que ejercieron
funciones en los gobiernos puntofijistas, asociados con la oligarquía
apátrida, quienes saquearon al país y empujaron a los pobres a que
construyeran sus viviendas (ranchos) en los cerros y quebradas. Reclámenles
a esos delincuentes de cuello blanco que viven en el Country Club, Valle
Arriba, y en las urbanizaciones del este y sur-este de Caracas, esos
bandidos son los culpables de que ustedes estén en ese estado de indigencia
y marginalidad. No el Presidente Chávez, ni la Revolución...Exíjanles
que les den alojamiento en sus mansiones que construyeron con los reales
que nos robaron a todos nosotros los venezolanos. Sin embargo ustedes
todavía siguen votando por ellos. ¿Qué carajo los identifica con
esa gentuza? Es denigrante el ver gente de color, en su gran mayoría
pobres, rindiéndole pleitesía al bandido fascista de Capriles Radonski.
Es el gran problema del esclavo que siempre le lame el culo al amo…
¡Gringos! ¡Ho Home!
¡Libertad para Gerardo!
¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre.
Patria Socialista o Muerte. ¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net