Esas fases circulatorias suponen el mercado con sus intercambios de oferta y demanda que se cumplen en tres (3) mercados diferentes:
El primer mercado se encarga de unir los medios de producción con la fuerza de trabajo que el empresario encuentra allí separados, unión que se lleva a cabo con el capital dinero.
El segundo mercado, el del capital productivo, fabrica las mercancías técnicamente correspondientes, y el tercero las ofrece como valores de uso a determinados precios que representan la expresión capitalista mercantil del valor trabajo-social contenido en esas mercancías.
En este tercer mercado, los asalariados demandan valores de uso a los fabricantes, y estos se dotan de nuevos medios de producción. En ambos casos un tipo de capital se trueca por otro, pero todos los fabricantes logran recuperar su inversión dineraria (capital inicial) acrecentado con la plusvalía hecha ganancia.
En este tercer mercado se cierra del ciclo del capital, los medios de producción siguen separados de la fuerza de trabajo, y con ello se reproduce la misma relación clasista. Tal es el ciclo del capital, y así se remarca la diferencia vital entre intercambio comercial y la circulación capitalista.[1]
Se trata de un proceso que arrancó desde los tiempos de un comercio que luego se “capitalizó” y hasta ahora no ha cesado un segundo so pena de causar crisis y pérdidas de ahorros ya alcanzados. La producción de mercancías corría a cargo de artesanos y agricultores, y en su mercado intercambiaban sus mercancías como valores de uso, y a los comerciantes les circulaba su dinero como valor de cambio.
La originaria economía mercantil recogía sólo el intercambio e inversión de dinero en compraventa de mercancías que los comerciantes hallaban en el mercado. En el sistema capitalista se da un proceso de circulación que subsume la producción de las mercancías como una fase adicional a la compra de medios de producción y de mano de obra, y adicional también es de venta de las mercancías fabricadas.
Se trata de un capital que en su movimiento va adoptando diferentes formas económicas, y comience donde lo haga retornará preñado de plusvalía al cumplir su ciclo. Mientras antes se ofrecía mercancías para intercambiar valores de uso, ahora de se hace para la recuperación del capital.
Durante el capitalismo, la producción de mercancías produce en paralelo las propias condiciones sociales dentro de las cuales opera un sistema que reproduce explotadores y explotados, burgueses y proletarios, capitalistas y asalariados.
Las crisis económicas que hasta ahora conocemos han sido casos puntuales de interrupción circulatoria en uno o más de esos tres mercados, de un capital mundial que a veces tranca el proceso productivo, otras, el mercado de bienes terminados, y otras veces, el mercado de dinero (crisis financieras).
Luego, ¿los medios de producción dejaron de ser recursos naturales? Sí, porque el capitalista necesita constantemente transformar dinero en medios de producción y mano de obra; necesita ponerlos en funciones fabriles pacíficas y obtener mercancías que consigan mercado, todo con la exclusiva intención de enriquecerse con más capital. Por su parte, el proletario necesita hallar dinero como medio de compra de su fuerza de trabajo y para con aquel satisfacer sus necesidades naturales.
[1] David Rosenberg, Comentarios a los tres tomos de El Capital, de Carlos Marx, Libro 2 (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1973).
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