Aquella madrugada de febrero, sin dudas la más oscura, estaba como “boca de lobo”, a 50 centímetros de distancia no se veía absolutamente nada, era como estar perdido, con los ojos vendados en un lugar desconocido; daba tanto miedo que paralizaba. Súbito, la luz de una luciérnaga empezó a alumbrar aquel lugar, sorprendiendo a la noche.
La luciérnaga comenzó a señalar el camino, el miedo fue expulsado y la esperanza, -los sueños otrora atesorados- fueron sacados de corazones, baúles, hasta de los colchones y convertidos en banderas que cortaban el cielo como estrellas fugaces.
De pronto, la luciérnaga fue atacada, desde un lado del camino, donde no llegaba la luz, comenzaron a lanzarle objetos contundentes con mucha violencia: palos, botellas, piedras, que apenas podía esquivar; hasta que una pesada rama tan grande como una red, logro golpearla y derribarla.
Mientras caía, la luciérnaga vio salir del borde del camino, una gran sombra, que se dirigía hacia ella, al tiempo que se oyó una risa burlona, llena de odio, que retumbaba la noche (su luz se había apagado efímeramente)
La luciérnaga tirada en el camino, casi sin fuerzas vio como una gran bota militar gringa (en la suela se leía: “made in USA”) estaba a punto de pisarla, asesinarla, y gritó con todas sus fuerzas: ¡oye, tu, yanqui o pitiyanqui, ¿por qué quieres matarme?!
El asesino confiado de su poder levanto la cabeza y mirando el oscuro cielo dijo: “porque brillas, tu luz es guía revolucionaria”, momento que aprovechó la luciérnaga para escapar.
Las fuerzas más oscuras, los medios de comunicación apátridas, quieren acabar con el brillo, la luz de la Rebelión del 4F, del Comandante Chávez y la Revolución Bolivariana, ¡no se han percatado que hoy, la Luciérnaga es el Pueblo!
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