La construcción del socialismo para dar paso a la sociedad socialista y encontrar al hombre nuevo y a la mujer nueva, es un proceso que requiere de toma de decisiones drásticas que desmonten todo el andamiaje que dejó la IV República, para proteger sus intereses por si alguna vez perdían sus privilegios y les tocaba jugar otro rol.
Es así como incluso entrenaron a su gente para que no se caiga a pasiones sino que siempre marche hacia adelante. Si hay que forrarse de rojo, fórrese; con tal no se deje forrar el corazoncito blanco o verde que lleva muy dentro, todo marcha machete y lo demás, como vaya viniendo vamos viendo.
Es lo que están haciendo los agentes de la IV República, enchufados en el gobierno a través de las diferentes áreas. El proceso bolivariano está siendo contaminado y lo más grave, es que la mayor incidencia está recayendo sobre un valor medular, como es el movimiento obrero que ha sido secuestrado por las cúpulas corruptas de la IV República y que en nombre del empoderamiento obrero están atrapando posiciones claves, que resultarían determinantes en el momento adecuado.
La organización obrera para la construcción del socialismo tiene que deslastrarse de las viejas prácticas y avanzar hacía nuevos senderos ideológicamente fuertes y claros, con nuevas estructuras organizativas de participación protagónica y directa, para poder ir en pos del hombre y la mujer nueva, que requiere la República que pretendemos construir donde el ser, prive sobre el tener y el pensar en colectivo sobre el individualismo.
Pero eso no se puede lograr con la actual arquitectura de las organizaciones sindicales, que están bajo el anacrónico principio de la representatividad, que está reñido con la participación protagónica y directa, que nos enseña que la organización de la clase trabajadora, tiene que ser bajo la forma de Consejos Laborales Socialistas, que tienen voceros más no representantes, que son dos definiciones bien diferentes. El vocero, únicamente recoge y lleva a la instancia pertinente la decisión tomada por las y los trabajadoras y trabajadores, sin arrogarse ningún derecho o atribución, mientras que el representante se arroga el derecho de hablar, negociar, aprobar, etc, en nombre de sus representados. ¿Hay diferencia o no?. En los consejos los trabajadores eligen voceros de manera horizontal y no representantes con jerarquías, como es el caso de los sindicatos, federaciones, confederaciones etc, que solo sirven para incubar bonzos, que en representación de los trabajadores presionan para lograr posiciones y prebendas personales.
El Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y el equipo que le acompaña en la conducción ideológica del proceso, deben entender que con ese modelo organizativo es imposible construir el socialismo con el concurso de los trabajadores. Igualmente no deben olvidar la alianza perversa que se dio el 11 y 12 de abril de 2002 y que se prolongó hasta el 4 de diciembre de ese mismo año, para lanzar el criminal y anti patria golpe petrolero, en vista que habían fallado con el defenestramiento e intento de magnicidio. No es posible que tropecemos dos veces con la misma piedra.
Para obtener la participación activa de las trabajadoras y los trabajadores de manera directa, protagónica y transparente tiene que ser con una nueva estructura organizativa, que tenga sintonía directa con las esferas de poder y no a través de representantes que están bien lejos del sentir de la base trabajadora.
Es vergonzoso cuando encontramos que trabajadoras y trabajadores resteados con el proceso son perseguidos, por quienes se han cambiado de boina y se están apoderando de la revolución. Quienes en nombre del control obrero hacen del peculado de uso y de otros ilícitos un modus vivendi, lo cual no constituye el mejor ejemplo y desvirtúa la esencia de las luchas obreras.
Las luchas obreras no tienen nada que ver con la difamación, la injuria y descalificación de venezolanas y venezolanos, cuando no se ponen al servicio de las cúpulas sindicales.
Quienes estamos en la base trabajadora debemos tener mucho cuidado contra esos supuestos luchadores por la clase obrera, que con lenguaje procaz y escatológico se solazan destilando veneno contra compatriotas, descalificándolos en nombre del proceso revolucionario y del Comandante Chávez, de quienes están bien lejos ideológica y éticamente, pero los utilizan para vestirse y engañar a quienes por carecer de fortaleza ideológica engatusan y ponen a su servicio.
Necesario es fortalecer la fragua, para templar el acero de la conciencia de clase y evitar que los socioslistos se apoderen de la revolución.
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