La procesión va por fuera

Un viejo refrán dice de los rostrosonrientes, a quienes, como a la totalidad de los seres humanos, algo les puede y debe aquejar, que “la procesión va por dentro”.

Recuerdo muy fresco el caso de mi hija, a quien la muerte le coqueteó cuando apenas rondaba sus 21 años de edad. Un cáncer, de esos que los especialistas califican como sarcoma, se desarrolló en su universo corporal y, tempranamente, la muerte enamorada se la llevó. El episodio, siempre triste de evocar, lo hago público porque familiares, amigas, amigos y especialistas, tratantes o terapeutas, solían decir, ante su alegría jamás tambaleada y, mucho menos derrumbada, que “la procesión va por dentro”.

Estoy convencido de que la actitud que se tiene ante la vida, si se es optimista o pesimista al abordarle en toda su complejidad y asumir vivirla, determina mucho el que, ante las dificultades, uno sonría y siga luchando o se se entristezca, abandone las armas y deje de luchar.

Leandra Libertad estaba entre aquellas personas a quienes nunca le costó demostrar que su procesión iba siempre por fuera. Jovial, comprometida, atleta, soñadora, nunca escondió sus sonrisas ni su compromiso revolucionario de vivir siempre para la alegría, para decirlo parafraseando a Julius Fuscik y a nuestro Argimiro Gabaldón.

Todas y todos vamos a morir algún día, pero lo importante es vivir viviendo. En esta Venezuela declaradamente revolucionaria y en proceso de construcción de la Patria socialista, las razones para vivir viendo, son las que abundan. De allí que no debamos sorprendernos si encontramos que el líder de este proceso, el comandante Hugo Chávez, pese a las dificultades, a sus problemas de salud y al cáncer social que representa el imperio y sus lacayos en una lucha desproporcionada por impedir los avances de la revolución, siga con alegría alzando las banderas de la alegría y la esperanza, como emblemas de la victoria inevitable, necesaria, proletaria.

Debemos mirarnos también en ese testimonio de vida con el que hoy nos predica desde el ejercicio ejemplar de su conducción de este proceso revolucionario hacia su victoria final, el comandante Chávez.

La canalla, pesimista y necrofílica seguirá esgrimiendo la muerte como su estandarte. Seguirá queriendo destruir lo avanzado en esta revolución de la alegría. Querrá arrancarle la sonrisa a la vanguardia personalizada en un gobernante que ejerce su responsabilidad obedeciendo a nuestro pueblo, que, también con alegría, ha resistido durante siglos. Definitivamente, no pasarán y, al igual que el Simón Bolívar de aquella semana santa de 1812, sobre las ruinas de una ciudad avasallada por un terremoto, “si la naturaleza se opone a nuestros designios y condiciones, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca”.


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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

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