Poco se ha hecho en el MVR por delinear teóricamente las líneas estratégicas y tácticas de la Revolución Bolivariana, ante la militancia y ante los sectores avanzados del pueblo, para lograr así una participación plenamente consciente y lograr el enriquecimiento de dichas líneas. Esta difusión es necesaria y un deber revolucionario. De allí que el presente escrito lejos de cumplir esa labor, sólo pretende motivar el inicio de una amplia discusión que aclare y enriquezca nuestra práctica política.
El objetivo de nuestro movimiento, es la construcción de una sociedad de nuevo tipo, igualitaria, sin explotación, “Socialista Bolivariana”, en la cual se garanticen salud, educación, cultura, techo, trabajo y libertad para las grandes mayorías de la población. Para ello en la actual etapa es necesaria la coexistencia de diferentes formas de propiedad de los medios de producción de bienes, Capitalismo Privado, Capitalismo de Estado y Socialismo (propiedad social o de todo el pueblo y cooperativista). Estos sistemas deberán ir evolucionando hacia el último de ellos, según la concientización, organización y participación del pueblo en la gestión pública lo vaya requiriendo para la construcción de la nueva sociedad, por ejemplo en la agricultura en aquellos sectores rezagados (tierras inoficiosas, siembras no tradicionales, etc.), deben permitirse la combinación de todas las formas de propiedad estimulando especialmente las formas colectivas de propiedad, empresas estatales, cooperativismo y empresas mixtas (Estado - cooperativas, Estado - propiedad privada), y aún sólo propiedad privada (pequeños y medianos propietarios), centrándose esfuerzos en la necesaria industrialización del campo.
La construcción de la nueva sociedad esta expresado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cual está redactada de tal forma que es flexible y permite que el pueblo pueda avanzar en sus objetivos con una investidura legal que la soporta, lo cual es de vital importancia en la actual situación política internacional. La cuota de poder político que ha obtenido el proceso revolucionario ha sido posible a través del desarrollo de un movimiento de masas que presiona el sistema legal creando una interacción dialéctica entre estructura legal y lucha de clases, en la cual se va modificando el sistema legal de acuerdo al nivel de conciencia y desarrollo organizativo del movimiento popular, y viceversa, el sistema legal se modifica de tal modo que permita al movimiento popular avanzar un nuevo paso en la construcción de la sociedad de nuevo tipo.
En las condiciones de la Democracia Participativa que marcha hacia el Socialismo Bolivariano, el nuevo Capitalismo de Estado esta llamado a jugar un papel distinto al realizado bajo el capitalismo neoliberal, principalmente en asociación con los trabajadores, y la pequeña y mediana industria, y aún en la industria pesada. Dentro de este marco estas asociaciones fortalecen la construcción de la nueva sociedad, ya que aportan al proceso recursos y tecnologías que por ahora no disponemos. Siempre impulsando la mayor participación posible de los trabajadores en la planificación y control de la producción. Es importante destacar, como hemos dicho, que el capitalismo privado y de Estado que deben existir en la Quinta República, son cualitativamente distintos a los que existieron bajo la cuarta, ya que en aquella se desarrollaban para los intereses de la oligarquía bajo la protección del poder político y militar de ésta, y en la quinta, se desarrollan cada vez más, bajo un poder político militar del pueblo (poder aún
naciente), que protege, planifica y controla por los intereses de la mayoría, bajo valores de cooperación y solidaridad, no de competencia y rivalidad individualista.
La única forma de construir la nueva sociedad es a través del desarrollo de la lucha de clases, de un lado las clases populares, las que conforman el pueblo, conformado por los trabajadores, campesinos, clase media, y sus aliados, la pequeña y mediana burguesía y la alta burguesía nacionalista, la cual se ve perjudicada por el modelo rentista de nuestro capitalismo, basado no en la producción sino en la importación de bienes, incluyendo sus aliados internacionales, y del otro lado, la oligarquía y sus aliados nacionales e internacionales luchando por no dejarla construir. Para la construcción de la nueva sociedad el pueblo y su vanguardia política han optado por los métodos democráticos, por el desarrollo de la democracia participativa, lo que no implica que no haya violencia, por el contrario, nos consta toda la violencia que ha existido, y el asesinato de más de 80 dirigentes campesinos. Pero es importante señalar que hemos luchado por que no sea así y que siempre han sido los enemigos del pueblo los que tanto aquí, como históricamente, han sido los primeros en recurrir a la violencia y el pueblo sólo se defiende. Es importante resaltar que una vanguardia que se precie de serlo, debe estar preparada para defender los intereses del pueblo con todas las formas de lucha que planteen sus enemigos. De aquí que, junto a la labor de defensa de la Constitución Nacional por la Fuerza Armada, se impulse su unidad con el pueblo, a través de la creación de la Reserva Nacional y de la formación de la Unidades de Defensa Popular, para que también formen parte del nuevo Estado, lo cual consideramos acertado, ya que ello esta en sintonía con el llamado nuevo pensamiento militar de la nueva república, en donde la Fuerza Armada se prepara, y equipa en función de la llamada Guerra Asimétrica, escenario de defensa entre una potencia y un país de menor desarrollo. Es importante tener en cuenta que, nuestro proceso debe seguir profundizándose, ya que “revolución que no avanza retrocede”.
Como puede observarse, es parte de nuestra estrategia se basa en construir un bloque social alternativo tanto nacional como internacional (el ALBA), de amplísima composición social y de enorme fuerza.”. Ello si, sin dejar de lado la lucha antiimperialista y anticapitalista, ya que los problemas de nuestra sociedad sólo tendrán solución final en el “Socialismo Bolivariano”, lo cual abordaré en próxima ocasión. Dentro de ese bloque alternativo juega un papel relevante el proyecto ya comenzado de desarrollar un canal televisivo suramericano “TeleSur”, con la finalidad de ayudar en la integración no sólo económica, sino ante todo político-ideológica y cultural. Lo esencial en todo proceso revolucionario es la cuestión del Poder, que clase social lo detenta y como se estructura. De allí que como dice el Presidente refiriéndose a la integración, y que puede aplicarse a todo proceso d cambios sociales, haya que poner lo político por delante, que sea lo político lo que jale la carreta de la integración, por lo que si bien es cierto, lo político son los caballos que deben jalar la carreta, iniciativas acertadas como TeleSur, PetroSur para el sector energético, el Banco de Suramérica, para el sector económico, deben ser las ruedas sobre las cuales se mueva la carreta. También se propone el Banco del Sur para los países del tercer mundo, como una alternativa al FMI.
Parte importante de nuestra estrategia es la construcción de un nuevo Estado, ya que una nueva sociedad necesita una nueva institucionalidad. Para lograr la anterior meta, el MVR debe desarrollar la referida lucha en pro de la construcción de la nueva sociedad, para lo cual, como sabemos, es condición sine quanon, la participación protagónica del pueblo en la gestión pública, como lo establece el artículo 62 de nuestra Constitución. El Estado de la vieja sociedad es un obstáculo para la construcción de la nueva sociedad, hubiese sido imposible lograr a través de él, lo que han logrado las Misiones. De allí el por qué de ellas, y la necesidad de que el viejo Estado deba desarmarse (destruirse organizadamente). Hemos citado en anterior párrafo, como se construye ese nuevo Estado en lo referente a la Fuerza Armada. En cuanto al aparato administrativo debe integrarse al pueblo organizado a formar parte del nuevo Estado, para ello son de suprema importancia los llamados “Consejos del Poder Popular”, a saber, los Consejos Locales de Planificación Pública, los Consejos Comunales, verdadera célula base del nuevo Estado, junto a las Contralorías Sociales. Estos tres tipos principales de Consejos del Poder Popular deben construirse a partir de la participación directa de las comunidades en la solución de sus problemas y con la lucha política como motor, creándose así el nuevo Estado completamente desde abajo.
Ahora bien, debido al contexto histórico internacional y nacional, donde no sólo a desaparecido el llamado campo socialista, sino que también, como sustentaba Gramsci, debe tomarse en cuenta que en las sociedades occidentales, los Estados no basan su supremacía sólo en sus ejércitos, sino en mecanismos político-ideológicos de control social, que no pueden derrotarse únicamente mediante un asalto armado al poder, sino mediante una estrategia de lucha prolongada en el mismo terreno político-ideológico, desarrollando el más amplio posible movimiento de masas, que en una lucha prolongada concientice, reeduque y reorganice a la mayoría y someta a los saboteadores y a los incorregibles. Ello hace que en esta etapa de la lucha los medios pacíficos, político-ideológicos sean los principales, sin que en ningún momento esto signifique desestimar la preparación del pueblo para la lucha armada, todo lo contrario, lo antagónico de los intereses en juego hacen inevitable que a fin de cuentas sea a través de la violencia como se resuelvan estas contradicciones, como lo demuestra la cantidad de compatriotas que han sido víctimas de la lucha por la nueva sociedad. Recordemos a Lenin, quien afirmaba que “la única forma de evitar la violencia es prepararse para ella”, ya que sólo tal preparación persuadirá a los contrarrevolucionarios de recurrir a la violencia. La cuestión está en que el pueblo debe prepararse para enfrentar sus enemigos en todos los terrenos que sean necesarios, y como se dice, debe saber combinar las distintas formas de lucha según las circunstancia, tanto pacíficas como violentas. Sólo preparándose para ejercer la violencia en gran escala, podrá el pueblo disuadir a sus enemigos de hacer de esta su principal forma de lucha. De aquí, como ya hemos señalado, la gran importancia, que tiene desarrollar la unidad cívico-militar, la formación de la reserva militar, y la creación de las Unidades de Defensa Popular.
Mención aparte, nos merece el papel que debe jugar la clase trabajadora en todo este proceso. Como sabemos, una de las formas de clasificar la composición de la sociedad, es a través del lugar que ocupan sus integrantes en la producción social, en base a su relación con los medios de producción, siendo la mas elemental en propietarios de los medios y los trabajadores. Ahora bien, como sabemos, la clase social que detenta el poder en el capitalismo, son los capitalistas, de allí su nombre. Y entre los capitalista, por su desarrollo natural como sistema y más aún en los países subdesarrollados como el nuestro, se crea un cogollo capitalista conocido como Oligarquía. Lo expresado nos recuerda que la única clase que por explotada, por disciplinada, por su conciencia colectiva, por su cohesión como clase y por su lugar en la producción, es la única que puede conducir la construcción del socialismo, es la clase trabajadora encabezada por el proletariado. Reciente está en nuestra memoria el papel determinante de los trabajadores petroleros en el rescate de Pdvsa, lo que logró frustrar el golpe de Estado que con la huelga general de diciembre 2002 pretendía acabar nuestro proceso. Por lo señalado se evidencia el interés de los revolucionarios en que la clase trabajadora siga tomando conciencia de que sus intereses no son solo arrebatarle concesiones económicas a la oligarquía y sus aliados, terminando con su explotación, sino acabar con todo el sistema socio-político que sustenta esa explotación, e instaurar un sistema político que responda a sus intereses históricos de crear una nueva sociedad basada en la justicia social. A este respecto, todavía nos falta mucho por avanzar; pero ya hemos dado pasos importantes con el impulso estatal a la cogestión en sus distintas facetas, entre trabajadores y el Estado y entre trabajadores y la empresa privada, ambas necesarias en una etapa de transición, y con ambas hemos dado pasos serios en la construcción del Socialismo Bolivariano.
Es importante destacar, que la participación protagónica del pueblo, no puede limitarse solo a los aspectos citados, planificación y control, sino que debe y se está dando también dentro de la columna vertebral del Estado, el ejército. De allí que la llamada “reserva militar”, el pueblo en armas, sea un factor determinante para garantizar el respeto y mantenimiento de la soberanía nacional, vale decir, de la voluntad de la mayoría. Siendo deseable que, en un futuro no muy lejano, el grado de desarrollo de la nueva sociedad, permita que en la Fuerza Armada, exista mayor participación en la planificación y control de sus actividades, no solamente del Estado Mayor, de la oficialidad, y la sub-oficialidad, sino aún, de la tropa, según el caso.
Las estructuras de Poder Popular antes mencionadas están desarrolladas aún en forma incipiente, y deben ser un esencial objetivo de nuestra actual praxis social. Acertadamente, ello se ha entendido así en importantes sectores, y en particular en nuestra ciudad capital donde, impulsados por la Alcaldía Mayor surgen esfuerzos por crear las llamadas “Casa del Poder Popular”, como centros de articulación de los llamados Gobiernos Comunitarios, fundados en la construcción de las redes del Poder Popular, entidades ya comenzadas a trabajar por la citada Alcaldía, y sobre la que existen otros trabajos.