El Espíritu de la Selva

En la sabiduría de los pueblos se esconde muchas de las respuestas que los “políticos profesionales”, de Izquierda y Derecha, no encuentran porque, simple y llanamente, flotan en el roñoso discurso y despliegan la imaginación microscópica de las hormigas cada vez que abren la boca. Mientras la realidad se mueve a la velocidad del rayo, es vasta la pequeñez analítica y de acción de este presunto liderazgo, atrincherado en organizaciones partidistas surgidas de alianzas negociadas, reuniones a la sombra, citas cocteleras, desprovistas de doctrinas sostenibles y argumentos convincentes.

La Derecha venezolana no da “pie con bola” desde aquel Caracazo (1.989) que desbarató la podrida tradición bipartidista de gobernar. Se ha estrellado una y otra vez contra el mismo muro, copiando al inefable muñeco porfia’o de aquellas quincallas pueblerinas. Hasta un año antes del siglo pasado, este sector político mantuvo un dominio sangriento, corrupto y demagógico en el ejercicio del Poder. Más tarde se vino en barrena y sin paracaídas y, por los vientos que soplan, uno llega a pensar si acaso sufren una condena sin fianza por los actos criminales cometidos con plena conciencia premeditada, alevosa y cínica.

Ahora vegeta de una guarida a la otra, apoyada por el espléndido billete verde que ingresa al país en cuentas subrepticias, oxigenando, además, ONG’s de cartón. Si en el siglo de las dos X tenían figuras brillantes, oradores cultos,”tanques pensantes” genéticamente reaccionarios, capaces de hacer creer que sin ellos el país zozobraría, hoy es excesivo el fardo de estupidez que revelan cuando se dirigen al mismo pueblo que hasta hace poco, engañaban y desengañaban a su antojo en nombre de la “Democracia, Libertad y Trabajo”.

No se necesitan más de dos dedos de frente como tampoco tiempo ilimitado para patentizar, cuan deleznable es la oratoria de esta “generación de relevo” en la Derecha venezolana. Entre ellos predominan serpientes adultas y juveniles, con diferentes motes pero con la misma ponzoña de antaño. Cada partido político funciona acosado por sus propios desatinos, parecen madrigueras infestadas de ignorancia por los cuatro costados y, al ocurrírseles aparecer “Unidos” en una mesa, tienen la firmeza del castillo de naipes y las patrañas del lobo feroz, el que pretendió engullirse a los tres inocentes cerditos...

En política hay enemigos y adversarios. Con el enemigo no hay tregua. Ni una gota de agua. Pactar con el enemigo es tener clavado un puñal por la espalda y oxidado, el día menos pensado. Peor aun si se trata del enemigo de clase. Demostrado está que quien tiene el capital imputa la vida y la muerte cuando está en peligro la conservación y multiplicación de la propiedad privada explotadora, por eso la humanidad enseña que la felonía viene endosada en cualquier negociación con enemigos de clase. Desde Cristo, Bolívar, Zapata, Sandino, el “Che” y hasta el propio Chávez, muchos ríos de dolor y sangre ha sufrido el pueblo por creer en “Pactos Sociales”,”Acuerdos de Convivencia”,”Reconciliación Nacional”, “Mesas de Diálogo”, “Coexistencia Pacífica”…pero, es justo decir que con los adversarios puede haber concesiones tácticas, inclusive con individualidades del otro bando, pero siempre mirando como el gallo al grano de sal.

En la lucha frontal o solapada, en los combates de cualquier tipo, surgen adversarios coyunturales con quienes se puede tomar un café, distenderse y luego ir juntos a conquistar el objetivo comùn. Negociar no significa traicionar. Aliarse no es mimetizarse. Ceder no es igual a debilidad.

Así como la Derecha-dependiente venezolana ha perdido desde la cualidad política de pensar hasta la credibilidad pública, no menos cierto es el matorral que amasa a lo que suele llamarse “Izquierda”, que no es sinónimo de Revolucionario.

Alrededor del proyecto político del comandante Hugo Chávez se congregaron (…y congregan, por ahora) hombres y mujeres, militantes revolucionarios, librepensadores, gente comprometida con los humildes y descamisados, en fin, quienes nunca doblaron las piernas, capitularon los principios ni flaquearon a las tentaciones del enemigo ideológico de clase, no obstante, es innegable (…y triste a la vez) cómo en 14 años de gobierno “Chavista” se ha infiltrado un enjambre de oportunistas, serviles, farsantes, renegados con piel de oveja, cargamaletines, mediocres funcionales, expertos cleptómanos cuya acción depredadora ha provocado al interior del “proceso…”, traumas agudos y desencantos latentes, relativamente contenidos hasta al presente.

Es que todo proceso de convulsión, de estremecimiento pre revolucionario trae en el vientre héroes y heroínas, anónimos y anónimas, retrocesos y avances impredecibles, saltos epilépticos, cobardes oficiales y “quintacolumnas” bien ubicados. A medida que el proceso bolivariano sufre altibajos, mayor debiera ser la depuración, textura y profundidad en la vanguardia ideológica y política; menor el desaliento por la lentitud en los cambios radicales prometidos, pero resulta que no todo lo que brilla es oro ni la historia hace milagros…

Una cosa es ser miembro cuantitativo de un partido que se hace llamar de Izquierda y otra, colosalmente diferente, la militancia revolucionaria caracterizada por la formación y el estudio permanente, la constancia en la lucha diaria, una férrea disciplina en la ejecución de las metas trazadas, lealtad critica a la organización y un vigoroso sentido creativo para abrir frentes de lucha donde el enemigo no lo espera.

Cada día que pasa, cada nuevo escenario que emerge con abundante sesgo mediático de ambas partes (por ejemplo: la enfermedad del comandante Chávez), genera trastornos al instante de acelerar el proceso político en marcha, pues, reducimos la dimensión de esta etapa pre revolucionaria a una coyuntura efervescente. Actuamos, pensamos y sentimos encandilados por el suceso que nace y muere en 24 horas, 3 días o 1 semana, dejando en “reposo” el objetivo central: lograr la transformación estructural del país y la construcción de un nuevo modelo de sociedad y de ser venezolano y venezolana.

¿Cómo asociamos, entonces, a estos partidos políticos e indigentes liderazgos de aquí y allá, con la leyenda del “Espíritu de la selva”, mito nacido en nuestro llano profundo y fronterizo..?.Veamos si se puede.

Por el Alto Apure, exactamente en Elorza, municipio Rómulo Gallegos, escuché la mencionada leyenda. Fue contada así:-Si construyes un rancho en la selva, luego lo abandonas, pero después de varios meses decides regresar, descubrirás que el espíritu de la selva se lo ha “traga’o”, y nada que lo encuentras, desapareció en el follaje y la distancia…

Tengo la impresión de que igual sucede con los actuales liderazgos y organizaciones desideologizadas de Derecha e Izquierda. Los primeros, construyeron un discurso visceral, con poder mediático, financiamiento externo a pedir de boca pero abandonaron la calle y estafaron la ilusión de los adeptos, porque poseen una ceguera ciclópea, pues, persisten en convertir a Venezuela es una hamburguesa Mc Donald y siguen embelesados de si mismo, como el narcisista Dorian Gray ante el espejo…

Si algún día de no sé qué año reconocen que la realidad que tenían frente a sus “pinochescas” narices y pinochetistas ideas, exigía líderes verdaderos e inteligentes, cuando intenten regresar es probable que sus almas hayan migrado a otros cuerpos en otro planeta y sus partidos sean chatarras del pasado.

Por su parte, la “Izquierda” de “museo”, franelas y gorras se sostiene amamantándose del gobierno petrolero y quienes gobiernan, en nombre de un Partido Socialista, se sienten cómodos sujetados a la figura portentosa de un líder indiscutible, quien ha dicho muchas veces que él no es él, sino un pueblo, una patria, recordando al jefe liberal colombiano Jorge Eliecer Gaitán.

Después de haber elevado la conciencia política de la emocional militancia “pesuvista”, es alarmante el desnivel ético e ideológico entre la fuerza promotora del “proceso bolivariano” y los resultados productivos del gobierno. Mientras el planteamiento estratégico del presidente Chávez se desplaza a una velocidad sorprendente, la torpeza, corrupción e ineficacia del aparato oficial es espeluznante. No cabe la menor duda de que estos líderes de bahareque y desechables, sentirán en carne viva cómo la selva de la historia los tupirá con el olvido.

Ambas corrientes tienen por delante el profundo dilema de subsistir o morir sin haber descubierto el período trascendental de un época y, si por “chiripa” detectan lo ciego y sordo que actuaron, seguro que el “espíritu…” del pueblo, los evaporará como polvo cósmico...

elmerninoconsultor@gmail.com
Periodista


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Elmer Niño


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