Desde el pasado Diciembre cuando el comandante se despidió para someterse a una nueva y muy riesgosa operación hasta hoy, no lo hemos visto más.
Una tensa calma nos embarga y nos alienta, y nos desalienta por momentos; un susto se nos pega entre el costillar y el esternón cuando escuchamos la música de nuestro Himno Nacional anunciando una transmisión en cadena y vemos al ministro Ernesto Villegas esperando para comenzar a darnos el parte médico. Dedos cruzados, aliento detenido son normales en ese momento en millones de Chávez que queremos estar bien de una vez por todas y esperamos un parte médico alentador y favorable.
El comandante sigue mejorando lentamente, el comandante está estable, el comandante sigue con el problema respiratorio, el comandante esta consiente, el comandante está tomando decisiones, el comandante se reunió por más de cinco horas con su equipo de gobierno y giró instrucciones, el comandante compartió con su familia, el comandante salió del estado crítico en que estaba, el comandante nos recibió con música criolla, el comandante está imposibilitado para hablar por ahora…
Partes llegan y muchos no llegan a ninguna parte, es verdad que queremos más, es verdad que queremos algo como más personal, como aquellas líneas liberadoras que escribió en la Orchilla en el 2002 y que nos devolvieron la fe, la esperanza, el guáramo y salimos a la calle a comernos a quien fuera para lograr la devolución de nuestro comandante; y lo trajimos de vuelta; cinco o seis líneas de su puño y letra eso fue suficiente.
Hoy escribe discursos de dos horas para la Celac, de una hora para el 4 de febrero, de media hora para la Cumbre América del Sur África, y a pesar de eso una sensación de vacío nos queda en la boca del estómago. Una madrugada hizo que amaneciera en la patria a las 2 de la mañana, con cantares de gallos incluidos cuando vía twitter nos informó que había regresado: ¡Volvió, Volvió, volvió!!!; fue el canto general, fue la alegría general; ya no sé cuánto hace de eso pero a pesar de su evolución favorable, a pesar de sus decisiones de gobierno, ni un solo trino más nos ha mandado; el comandante podrá será cualquier cosa menos mal padre, ni mal amigo, ni mal líder; el comandante es nuestra luz y nuestra guía y su ingenió no le impedirá comunicarse con un pueblo que él sabe esta hambriento y sediento de él.
Confiamos en Nicolás Maduro, confiamos en Diosdado Cabello, Confiamos en Ernesto Villegas; yo en lo particular confió más en el reporte que me da la mirada serena de María, la risa un tanto tímida (por la situación que está pasando) de Doña Elena, cuya presencia en el acto realizado en Barinas con motivo de la inauguración del prescolar “Mamá Rosa”, en la casa donde nació el comandante, me devolvió el alma al cuerpo (lo admito, así me llamen hombre de poca fe).
Entre los Chavistas es un tabú expresar públicamente y por escrito que se está preocupado por la falta de presencia del comandante, y los voceros del gobierno lo toman como una actitud propia de la oposición; pues la verdad es que estamos preocupados todos los venezolanos; solo que la diferencia entre los Chavistas y la oposición es que nosotros lo estamos por que no se mejore mientras aquellos lo están por que se mejore.
Venezuela no se ha detenido, seguimos pacientemente esperando cada día la buena noticia de tener al comandante Chávez activo otra vez, Venezuela sigue avanzando, ¿Pero lo hacemos en el camino correcto? Debemos hacerlo; estamos obligados a hacerlo; el comandante llegó al estado en que se encuentra por su titánico esfuerzo para sacarnos del oscuro hueco donde nos habían y nos habíamos metido; estamos obligados a seguir en la luz del pensamiento y la acción socialista.
Podemos ser eficientes sin que Chávez esté ahí para regañarnos, podemos ser honestos, sin que necesitemos del comandante para que nos pida rendir cuentas, podemos ser humanos sin necesidad de que el comandante nos lo tenga que recordar cada día; podemos trabajar para la unión verdadera sin que tengamos que esperar el lineamiento del máximo líder; podemos ser competitivos sin que tengamos que esperar a que nos lo mande el comandante; en fin podemos avanzar al socialismo si nos metemos en la cabeza que debemos sacudirnos de una vez por todas del feudalismo mental que heredamos desde los tiempos de la colonia y que si todos somos Chávez entonces todos estamos impregnados del espíritu liberador y de la valiente sangre de nuestros libertadores.
Necesitamos al guía para que nos de los lineamientos y para que ponga orden en algunas cosas pero no deberíamos necesitarlo para seguir explotándolo; ayudémoslo a recuperarse, ayudémoslo a curarse, ayudémoslo a serenarse; demostrémosle que nos enseñó a caminar por el camino correcto, ¿Cómo?: llegando temprano al trabajo, cuidando a nuestros hijos, siendo eficientes, eliminando la burocracia, siendo honestos, siendo humanos, desprendiéndonos y alejándonos cada día mas de las necesidades superfluas que alimentan al capitalismo y destruyen nuestros recursos naturales; usted no ve que para que alguien, a pesar de solo tener dos pies, cumpla su estúpido deseo de tener 20 pares de zapatos, hay que gastar una energía que hace falta para fabricar otros bienes y hay que gastar más petróleo, más gas, más agua y quizás hasta contaminar más aire.
Seamos racionales; Hugo Chávez se sacrificó y se sigue sacrificando cada día para ver si nos espabilamos y salimos del atolladero, yo creo que su fuerza y carácter, así como su convicción hicieron su efecto; agarremos ese empuje carajo y sigamos adelante; dejemos que el comandante se recupere a ver si cuando pueda salir al balcón le podemos ofrecer una vista de lo bonita que esta Venezuela y lo bien que vamos caminando, ¿seremos capaces de eso? ¿O vamos a pasarnos todos los días asustados por lo que dicen los necrófilos o alegrándonos a media por los partes que algunas veces no llegan a ninguna parte?
Una Venezuela Socialista es posible; hagámosla, todos, que nadie se quede en su casa.
Y para tranquilidad y alegría de todos; una Venezuela Socialista sin Chávez ya no es posible porque esta nueva patria es parte de su creación y el socialismo venezolano lleva el sello Chavista hasta la medula.
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