La versatilidad en el uso del verbo o la pobreza en este mismo contexto, definen la personalidad y la capacidad de quien habla. En el segundo de los casos por lo general se trata de seres que como el loro, no “metabolizan”, sino que repiten lo poco que retienen. Entonces sus intervenciones se hacen monótonas e incoherentes.
Esa condición les lleva a carecer de raciocinio y en consecuencia, todo los simplifican y siempre están mirándose el ombligo, porque esas limitantes les someten esa condición, que apenas les permite alimentar su egolatría y pensar siempre que se la están comiendo, porque repiten lo que sus titiriteros les aseguran que son códigos o mensajes de profundidad incuestionable.
Llegamos a esa conclusión cuando observamos en las pantallas de la TV a un señor que aspira a la primera magistratura venezolana, por la (MUD) Mesa de la Ultraderecha o “Mesa de la Unidad Democrática” y en dos apariciones en el inicio de esta campaña, lejos de presentar una propuesta electoral, un proyecto de país capitalista, para oponerlo al socialista del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, no ha hecho otra cosa que insultar y ofender a la familia Chávez y a todos los venezolanos dignos y con capacidad de discernir.
En su primera presentación en cámaras recitó un paquete de incoherencias, que seguramente trajo de Miami, de donde regresó directamente a aceptar e inscribir su candidatura. Un discurso, con unos códigos desfasados, que el pueblo venezolano, conoce y ha lanzado al estercolero de las porquerizas, que es donde puede tener aceptación.
Pero tal parece que ese paquete discursivo, producido por los “tanques pensantes” de los laboratorios de guerra sucia existentes en ese paraíso del delito, se lo vendieron en combo, no sabemos si con píldoras, ampolla o supositorios. Lo cierto es que su mirada extraviada con ojos desorbitados y su sonrisa a veces, mezclada con un gesto de macho, guapo de barrio, dio la impresión que se había aplicado algo que le exacerbó la adrenalina y lo llevó a irrespetar la memoria del Comandante Chávez, a su familia, a la Fuerza Armada Bolivariana, al Consejo Nacional Electoral, al Tribunal Supremo de Justicia y de manera directa y personal al Ministro de la Defensa Almirante en Jefe, Diego Molero. Aquello fue una declaratoria de guerra sin cuartel a la institucionalidad venezolana, al pueblo venezolano y sus principios éticos, sentimientos de amor profundo, lealtad y principios patrióticos, acto durante el cual saltaba en la silla y movía su descompuesto semblante de un lado a otro, cual aspas de abanico o ventilador,cuando ataca el calor, con su desorbitada mirada.
Luego vendría la segunda aparición mediática durante 45 minutos aproximadamente a través de los canales privados, ataviado con una chaqueta deportiva, como las que acostumbraba a usar el Comandante de la Revolución,y que lo identificó en la campaña presidencial de octubre de 2012. Una vez más intenta mimetizarse en Chávez.
Allí quiso recoger la leche derramada sobre la playa y se presentó calmado, su mirada y su expresión más natural y comenzó a justificarse, si no dije esto, que si lo hice me disculparía, pero yo se que no lo hice. Repentinamente, como poseído por algo, iracundo vociferó: Pero el problema no es el presidente, el Comandante Chávez, a quien por respeto, te exijo Nicolás que lo saques de la campaña. El problema eres tu Nicolás y es conmigo, no es con Chávez. Todos nos quedamos estupefactos, porque cuando este ciudadano gesticulaba, esperábamos que presentará aunque fuese el borrador de un proyecto, pero se limitó a ofrecerse él, contra Nicolás.
El problema ciudadano, nos es Nicolás y mucho menos usted, que es mandadero del imperio, que dicho sea de paso, ni siquiera sabe hacer la plana, porque los códigos que le vendieron con el combo, fueron destrozados por su incongruencia y la tarea que le asignaron de sacar al Comandante Chávez, del escenario electoral, le quedó demasiado grande. Porque usted no ha digerido, no ha metabolizado, que Chávez es un pueblo de mas de diez millones en campaña y que Nicolás Maduro, no es un sujeto mandadero, podrá ser chófer de autobús y que bueno, porque además conoce la ruta para donde vamos, pero jamás un simple sujeto.
Nicolás Maduro, es nada más y nada menos que el atleta que recibió el testigo del Comandante Inmortal Hugo Chávez Frías, para continuar la carrera hacia el socialismo bolivariano, con la construcción del Estado Comunal, donde no tendrán cabida los chulos, porque van a tener que trabajar, dentro de ese principio revolucionario: de cada cual, según sus capacidades y a cada quien según sus necesidades. En otras palabras Nicolás Maduro Moro, el orgulloso chófer de autobús, es nada más y nada menos que el porta estandarte del socialismo bolivariano, indoamericano, que ha incendiado las praderas de América, Asia, África y Europa, este último continente signado por la sombra del 27 y el 4F. El socialismo del siglo XXI nacido en Caracas, bajo la batuta del Arañero de Sabaneta, es hoy por hoy, la herramienta que tienen los pueblos del mundo para luchar contra el capitalismo salvaje, el imperialismo y para salvar la vida del planeta y la especie humana. Por eso caballero, el problema no es Nicolás..El problema es un proyecto de país.
Periodista*
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