Respetado “analista, politólogo, comunicador y activista de base”, Nicmer Evans. Reciba un cordial saludo. Esta carta se produce como respuesta a su carta pública dirigida al camarada Nicolás Maduro Moros, Presidente Encargado de la República Bolivariana de Venezuela, donde expone algunas consideraciones críticas, que a mi parecer merecen un análisis de forma y de fondo, de cara a la importante coyuntura que vive el país.
Lo primero a mencionar es que me refiero a usted como “analista, politólogo, comunicador y activista de base” y no como camarada, puesto que, al no leer de usted que se dirigiera al Camarada Maduro como camarada o compañero, me quedó la duda sobre esa condición de su parte. Asimismo le trato de usted, en oposición a su forma de tutear al camarada Nicolás, que me resultó un tanto irrespetuosa. Hay tuteos que se aprecian cariñosos y hay los que se aprecian irrespetuosos, tal como el del candidato de la MUD hacia nuestro candidato y presidente Maduro. El tuteo de usted, politólogo Evans, se me pareció mucho al del señor ni lo ignoro.
Usted, después de decir que “uno de los legados de Chávez fue la unidad dentro de la diversidad”, afirmó que “el chavismo es socialista y bolivariano o no es chavista”. Pienso que usted se equivoca parcialmente porque olvida que la realidad social está constituida por hechos en evolución. De esta forma, el chavismo, como decisión, también es un proceso, que arranca con la identificación, a veces sentimental y otras veces ideológica, con la ideas del comandante Chávez, y luego madura y se profundiza hasta la comprensión del bolivarianismo y el socialismo. Por ello, su conclusión de que si alguien no ha madurado completamente ese proceso no es verdaderamente chavista resulta una postura incompleta y, por tanto, incorrecta.
Usted sugiere que las sumas que se han venido haciendo “no suman nada”. Entonces ¿Qué hacen, restan, o dejan la situación cuantitativamente igual? No veo la manera en que la adición de artistas como Wiston Vallenilla, Roque Valero o Florentino Primera, le reste nada a la revolución o dejen la situación en igual condición. Por el contrario, nos aporta la posibilidad de hacer visible que la revolución ha venido generando los espacios reales para que los que quieran patria vengan con Chávez.
¿Qué sentido tendría sugerirle a los seguidores y dirigentes opositores que se vengan con la propuesta patria si cuando toman la decisión no se brindan los espacios? ¿O es que usted pretende, por ejemplo, que el Diputado Hernán Núñez, o el exgobernador De Lima, o William Ojeda, decidan apoyar a la Revolución y lo mantengan en silencio, yéndose a un comandito (donde naturalmente no serían admitidos), así sin más? El hecho de que una figura pública de la oposición decida acompañar la Revolución es un éxito del proceso revolucionario que puede mover a reflexionar a gente que quizás está confundida, y por ello debe ser difundido y aprovechado.
Fue el comandante Chávez, a quien dice usted interpretar, el que orientó el trato que debe dársele a esos casos. No olvide que los casos de William Ojeda y David De Lima ocurrieron en vida física del Comandante, en el marco de la Campaña del 7-O, y que el comandante les dio espacios dentro de sus alocuciones para hacer visible esos cambios de posición. Yo le digo a usted que la Unidad en la diversidad es amplia y diversa o no es unidad en la diversidad (aunque suene a verdad de Perogrullo).
Usted dice: “Yo votaré por ti Maduro, porque me lo pidió Chávez”. Yo le digo que la inmensa mayoría de los militantes de corazón y conciencia lo harán por la convicción de la necesidad de preservar los logros revolucionarios alcanzados, y más aún, de conservar la oportunidad histórica de alcanzar los objetivos supremos contenidos en el proyecto que nos legó el Comandante. Pero pareciera que si el comandante Chávez no lo hubiera pedido, y fuera el camarada Maduro el candidato escogido por la Dirección de la Revolución, usted no votaría por él.
Usted parece tener un problema que afecta sus análisis. Todo lo ve blanco o negro y siempre desde un cristal unilateral. Si a usted no le gusta Wiston, entonces que éste se declare rodilla en tierra, con su estilo particular (que a mi tampoco me gusta), le resulta carente de impacto. Si usted no reconoce el liderazgo de Maduro (que sí reconoció el Comandante Chávez), entonces Maduro no es líder (palabras suyas). Si alguien aún no ha madurado hacia la comprensión plena del bolivarianismo y el socialismo, entonces no es chavista.
Por otra parte, el esfuerzo que usted hace por diferenciar a Maduro de Chávez, o más bien por separarlo, me resulta muy a tono con la estrategia de la oposición, aunque se cuide usted de que pueda ser señalado de “pagado por la CIA”. Pero es evidente que usted escinde al Chavismo (donde se ubica usted) del Madurismo, cuando no es ese el espíritu de la Dirección de la Revolución, que solo plantea como corriente política-ideológica el chavismo. Y reafirma usted esa postura cuando escribe: “espero que tú y tu equipo…” olvidando, a mi parecer intencionadamente, que el equipo de Maduro es el mismo equipo de Chávez; es decir, no hay dos equipos, el de Chávez y el de Maduro. Hay un solo equipo: el equipo de Chávez.
Le comento que yo comparto su crítica respecto a la ausencia de una estructura orgánica para la formación de cuadros dentro del PSUV, así como la tendencia a vanalizar la relación con el pueblo con chistes, quizás inapropiados, con el bailecito de la obsesión, entre otras cosas, pero eso no es razón para negar que el Camarada Nicolás ha venido apuntalando en diversas alocuciones los temas que usted sugiere se profundicen. Y es importante llamar la atención sobre la necesidad de seguir profundizándolos pero usted no reconoce la presencia de esos temas en el discurso de Maduro.
No se debe olvidar que los actos de Partido que se han hecho recientemente están circunscritos a la juramentación de las maquinarias para la campaña. No es todavía el discurso de la campaña, pero Maduro ha sido enfático en que la economía socialista, el estado comunal, la independencia, la participación, la integración con Latinoamérica y el mundo, la seguridad, todos esos temas serán abordados con la orientación señalada en el programa de la patria. Su sugerencia de centrar el debate en esos temas es completamente válida, sobre todo para la campaña electoral, que oficialmente empieza el 02 de abril, pero, repito, ello no niega que en diferentes alocuciones, en los actos de gobierno y en distintas entrevistas, el Camarada Nicolás haya abordado estos tema.
Muy apropiada resulta la pregunta que se hace el camarada Elías Jaua: ¿a quien conviene la interpelación de Evans a Nicolás Maduro? Y muy apropiada también su apreciación de que esa interpelación constituye un intento de distracción del debate central entre la patria y la antipatria, entre el socialismo y el capitalismo, para ocuparse en sus prejuicios para con el compañero Nicolás, que lamentablemente son expresión del divisionismo que la derecha estuvo inoculando durante años para minar el liderazgo revolucionario a largo plazo.
Supongo que, como ya se adelantó usted a señalar en su huida hacia delante, estas críticas serán recibidas como parte del papel de “adulador” o “prebendero”. Solo retomo sus palabras para enfatizar la necesidad de nuestro sistema de formación política-ideológica; a usted le vendría muy bien, a fin de canalizar la erradicación del divisionismo que ha tomado forma y expresión en su carta al compañero Maduro.
Por lo menos le reconoce usted a Maduro que está sumando (aunque para usted son sumas que no suman nada), mientras que usted está intentando dividir. Le aseguro que no lo logrará, porque en la base del pueblo chavista no existen dos, ni tres equipos sino uno; no existe madurismo sino chavismo, y en la Dirección de la Revolución se aprecia la misma unidad en torno al legado del Comandante Chávez.
Como no basta con que diga usted al final de su carta “cuenta conmigo”, cierro repitiéndole las palabras del camarada Elías Jaua, suponiendo que conserva usted la capacidad autocrítica de rectificar, sin que ello suponga la renuncia a la crítica revolucionaria: “El Militante, en medio de una batalla, cierra filas con quien la dirige”.
El autor es militante del PSUV