El opositor que razonó

La tarde del viernes 05 de abril, hace dos días, tuve una interesante discusión con un viejo amigo, simpatizante de la oposición, en torno a la situación del sistema eléctrico nacional y las alternativas de solución que ofrecen los bandos políticos que se disputan el poder en Venezuela. La discusión no avanzaba porque mi interlocutor no admitía como escenario posible ninguna opción que significara la permanencia de Nicolás Maduro en el ejercicio de la Presidencia de la República, a pesar de que en aras de un debate dialéctico yo si admití como escenario una eventual salida del poder por parte de la Revolución, así que le propuse a mi amigo que hiciera el siguiente ejercicio.

Figurémonos, le dije, que hoy en la noche Nicolás Maduro renuncia a la presidencia y le entrega el gobierno a Juan Guaidó. 1) ¿Qué pasaría con el problema eléctrico mañana y los días siguientes? En dependencia de la respuesta a esa pregunta, 2) ¿Cómo reaccionarían los trabajadores de CORPOELEC que actualmente están atendiendo la contingencia eléctrica? Y en dependencia de las respuestas a la dos preguntas anteriores, 3) ¿Cómo reaccionaría la población, chavistas, antichavistas y ni-ni, y qué podría hacer el Gobierno de Guaidó ante esas reacciones? Te propongo que contestes estas preguntas dos veces; la primera según lo que tu aspirarías que sucediera y la segunda de una forma totalmente contraria a la primera, es decir contraria a tus aspiraciones. Luego me llamas para comentarme los resultados reflexivos de tu ejercicio. Hasta ahí la discusión.

La llamada no se hizo esperar y en la mañana siguiente, sábado 06 de abril, encontrándome en la concentración chavista de la Plaza Bolívar de Cumaná, suena mi teléfono; contesto y me comenta sus resultados, los cuales relato, según recuerdo:

Hermano, hice el ejercicio que hablamos ayer con las tres preguntas que me dijiste. La primera opción de respuesta, según mi deseo, fue que tal como lo declararon Guaidó y los voceros del Gobierno de Donald Trump, al día siguiente o a más tardar a los 3 días de salir Nicolás Maduro de la presidencia, ya estaría resuelto el problema eléctrico en todo el país, ya que todos los trabajadores de CORPOELEC se juntarían a atender todo lo que la ineficiencia chavista no había querido o podido resolver, y todo el pueblo venezolano entraría en calma y tranquilidad; Incluso los chavistas se darían cuenta del error en que estaban. Pero entonces caí en cuenta que esa respuesta mía significaba que no existía realmente problema eléctrico sino que deliberadamente el Gobierno habría creado o permitido que se creara la situación actual a sabiendas de que al hacerlo corría un alto riesgo de inestabilidad y hasta de caer.

Así que fui a la segunda opción de respuesta, una que fuera totalmente contraria a mi deseo. Empecé por contemplar la posibilidad de que el problema eléctrico sí fuera de grandes dimensiones, por lo que ni al primer día ni al tercero ni a la semana ni al mes estuviera resuelto. Además contemplé la posibilidad de que una parte considerable de los trabajadores de CORPOELEC, que pudieran ser afectos a Nicolás Maduro, se pusieran de brazos caídos debido a la salida del gobierno, dejando el trabajo sólo al personal antichavista, con lo cual se complicaría el asunto porque tendría que hacerse un reclutamiento de técnicos entre extrabajadores eléctricos afectos al nuevo gobierno de Guaidó, y eso lleva su tiempo.

Esa misma reflexión me llevó a suponer que en una situación así, a las protestas actuales en reclamo de electricidad se sumarían parte de la población chavista, que ahora convertida en oposición podría tomar como bandera el ofrecimiento de que los problemas de los servicios se acabarían inmediatamente cesada la usurpación, desencadenándose una ola de protestas violentas, saqueos y caos aún mayor que el que hay ahora, lo que pondría al gobierno en la necesidad de calmarlas. Pero caí en cuenta que la actual dirigencia de los partidos que apoyamos a Guaidó no tenemos estructura de base para articular con los dirigentes de las comunidades, así que no hay liderazgo de base con el que mediar para canalizar la conflictividad. Entonces no tendríamos más opción que recurrir a la represión violenta, quién sabe con qué saldo de muertos y heridos. Eso debilitaría rápidamente al nuevo Gobierno significando una alta probabilidad de no poder sostenerse, a menos que el Gobierno de Estado Unidos nos mande tropas para pacificar el país. Creo que algo así podría incomodar, y hasta alzar, a los militares y eso complicaría aún más el cuadro.

Además recordé el reciente episodio cuando una turba de chavistas no dejó que el Presidente Interino Juan Guaidó entrara en la comunidad caraqueña de El Valle, y me imaginé esa escena repetida en muchas partes del país, en comunidades populares donde el chavismo tiene la mayor cantidad de sus simpatizantes, lo cual me llevó a concluir que para nosotros poder Gobernar a Venezuela necesitaríamos un Gobierno fuerte con características de una dictadura, para poder mantener a raya tanto al chavismo como a esa parte de la población que sin ser chavista ni opositor sale a protestar por cualquier cosa que no funcione bien.

Entonces, por esta vez y solo por esta vez te daré la razón, y declaro que es mejor, por ahora, que Maduro resuelva su peo eléctrico y mas adelante ya veremos como lo sacamos del poder, cuando la situación no sea tan complicada y no nos sea necesario montar una dictadura para poder liberar a nuestro hermoso país de esta pesadilla que es el chavismo.

Ese fue mas o menos el razonamiento que por primera vez en mucho tiempo hizo mi opositor amigo, y decidí compartirlo, no sin antes avisarle para que no le tome por sorpresa, ya que la honestidad intelectual me impone la obligación de reconocer que estaba equivocado en algo sobre la capacidad de razonar de la mentalidad antichavista. Yo estaba convencido de que para toda mentalidad opositora estaba negada toda posibilidad de razonamiento que implicara contemplar opciones, escenarios y opiniones distintas a sus deseos y aspiraciones políticas, pero mi amigo me demostró que aún existe esa posibilidad, así que mi reconocimiento al opositor que por una vez razonó.



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Luis Fedemarx Gamboa


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