Nikos Poulantzas, no es hoy un intelectual de izquierda muy recordado y trabajado. Tuvo su momento de esplendor y sus puntos de vistas fueron objetos de debates y reflexiones por la década de los sesenta y setenta. En una de sus reflexiones finales, llegó a construir una idea sobre el Estado que pienso revolucionó en algo el concepto que la izquierda había almacenado.
Sostuvo que el Estado era una relación de fuerza y este concepto sincronizaba la idea de Estado con la lucha de clases. El Estado es una expresión de esa lucha y como herramienta de fuerza y poder, sirve o debe servir a la clase que asume hegemónicamente la herramienta.
Pienso ahora mismo, que la dirección política del PSUV tiene una profunda deficiencia conceptual o se recrea política y teóricamente con referencias importantes, pero no le permiten identificar lo estratégico. Según uno va viendo, el objetivo del PSUV es el gobierno (ser gobierno) porque tal vez tenga la idea (¿equivocada?) que tener o ser gobierno es suficiente para hacer viable un proyecto político. El gobierno, sin una relación de fuerza (una clase social) no es suficiente para impulsar un proyecto de transformación.
AD fue gobierno y mantuvo suspendidas las garantía constitucionales por muchos años, violaba la inmunidad parlamentaria, perseguía, torturaba, mataba a dirigentes políticos, masacraba, tenía los teatros de operaciones (TO), mataba estudiantes en manifestaciones y todo esto que hacía con absoluta tranquilidad, sólo conmovía a las pequeñas islas de izquierda pero el país ni pendiente. AD y COPEI también, tenían el gobierno y tenían el poder. Su fuerza social (Bueguesía) era hegemónica y podía hacer todo esto, porque tenía el "consenso" de los otros sectores.
Esta situación contrasta con la situación actual. Nos costó hacer uso de la potestad del gobierno de no renovarle la concesión de servicio a RCT. No costo impedir que asesinaran a Sabino e igual lo asesinaron. Hemos aprobado como gobierno y con la mayoría que se tiene en la Asamblea Nacional seis o siete leyes denominadas del Poder Popular, pero muy en el fondo e independientemente de su contenido; las leyes sirven más como para jornadas de beneficencia, que para empoderar hegemónicamente (perdonen la redundancia) al pueblo o al sujeto social que se coloca en la leyes como punto de ese empoderamiento. La Dirección política política del PSUV sabe que la gente (militancia) es necesaria para usarla como trapo rojo y para hacer ver que se tiene poder, pero hasta ahí. Ese potencial que ha podido acompañarse para transformarla en una fuerza política ha servido de trapo rojo y lamentablemente se está frente a una situación en la cual, el trapo rojo parece estarse destiñendo. Suena difícil y duro, pero los hechos apuntan para verse de esa manera.
A pesar de cubrir todos los tramites que exigen las leyes, nos ha costado allanarle la inmunidad a parlamentaria a Richard Mardo. Debimos, como debe ser, justificarla y demostrar que hay méritos, pero aún así ha costado. AD no se preocupó por respetar las leyes y allanaba y ilegalizaba partidos y movimientos.
No costo impedir que la arrechera de Capriles se evitara. No pudimos impedir que Capriles le diera rienda suelta a su arrechera y ello produjo 11 muertes. Pueden leerse de otra manera, pero yo lo asumo como una debilidad: Falta de Poder. Capriles se burla y no pensemos en juzgarlo como autor intelectual de esas once muertes porque se tiene el gobierno, pero no se tiene poder para hacerlo. Capriles lo sabe y nosotros (digo el proyecto) tal vez no se ha percato que más que un gobierno, es fundamental y estratégico una fuerza social hegemónica con una dirección política consciente y segura de esa fuerza.
No recuerdo si esto es idea mía o lo oí, pero en la reunión de conciliación con la polar, Mendoza solicito que el gobierno le facilitara materia prima (maíz). Esa simple relación comercial, si es cierta, muestra o es un dato que precisa del status de este socialismo y de la falta de poder y sin ese poder; el socialismo del siglo XXI está herido.
