A raíz del I Encuentro Nacional de Cogestión realizada en la ciudad de Valencia los días 6,7 y 8 de Octubre, en la plenaria final se acordó empujar la conformación de una corriente que reivindicara el control obrero, la cogestión revolucionaria y el socialismo.
En días posteriores, se realizaron diversas reuniones, tanto en Guayana como en Carabobo y Aragua, donde participaron fundamentalmente sectores obreros comprometidos con los cambios revolucionarios, así como también educadores populares y luchadores sociales. En dichas reuniones, se comenzó a discutir este borrador de trabajo, que poco a poco ha integrado diversos aportes y opiniones que enriquecen la discusión.
En tal sentido, este es un material para el debate y la reflexión entre los revolucionarios venezolanos, donde ofrecemos un marco de referencia sintetizado de lo que progresivamente se va a convertir en una especie de plataforma programática. Reseñamos a continuación, las principales claves teóricas que definen la Corriente por el Socialismo Revolucionario:
1.- Nuestro punto de partida es el reconocimiento del régimen de producción capitalista, como un sistema que se sostiene sobre la EXPLOTACION DEL TRABAJO, LA OPRESION POLITICA Y EL DOMINIO CULTURAL.
2.- Cualquier proyecto liberador anti-capitalista necesariamente tiene que destruir la sustentación o base del capitalismo desde una perspectiva global:
-Emancipar el trabajo de las relaciones de sumisión: producción de plusvalía, máxima ganancia, mercantilización, división del trabajo.
-Superación de la enajenación política a través del ejercicio de la democracia directa y desarrollo de nuevas formas de participación.
-Construcción de una nueva hegemonía que permita superar la alienación consumista, el monopolio del saber, la estética de la mercancía.
Esta tarea histórica es la que asignó Carlos Marx al periodo de transición conceptuado como SOCIALISMO REVOLUCIONARIO, donde se plantea:
- Eliminar las clases sociales y sus conflictos
- Suprimir todas las relaciones de producción en que estas descansan
- Liquidar todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción
- Subvertir todas las ideas que brotan de esas relaciones sociales.
En este régimen político-social, como transición, está signado por los rasgos de la autogestión de los asuntos públicos:
n Posesión por parte de los trabajadores de la propiedad de los medios de producción, sin la mediación del Estado.
-Los productores directamente se apropian del producto de su trabajo.
-Desarrollo de la democracia directa y de los mecanismos de la planificación participativa, con una lectura anti-burocrática.- Responde a una etapa donde predominan relaciones de producción no capitalistas.
3.- La Transición socialista en consecuencia, involucra la incorporación de otra racionalidad y otros valores en la producción de bienes y servicios
· Ya no se trata del afán de lucro y la máxima ganancia como móvil, sino la satisfacción de necesidades colectivas.
· Primacía de los valores de uso sobre los valores de cambio, aquí se trata de producir bienes y servicios no como mercancías dirigidas a la venta
· Construcción de cadenas y redes productivas que ataquen las desproporciones sectoriales y las deformaciones en la estructura económica
· Desarrollo económico humanista, endógeno y autogestionario con estabilidad macroeconómica e internalización petrolera para diversificar el aparato productivo, fortaleciendo las cooperativas y otras formas asociativas, promoviendo el desarrollo local sustentable y el nuevo tejido productivo que se concreta en los Núcleos de Desarrollo Endógenos (NUDES) y en las Empresas de Producción Social ( EPS).
Estos 5 rasgos pugnan por abrirse paso y tener vigencia en la actual coyuntura histórica donde coexisten diversas formas de propiedad y relaciones de producción:
· Existencia de diversas formas de propiedad: propiedad estatal, propiedad mixta, propiedad privada (monopolista y no monopolista) propiedad colectiva autogestionaria.
· Presencia de un sector regulado y bajo control social que coexiste con el mercado, para ello es indispensable el control de precio y de la moneda. Esto demanda la planificación democrática y la dirección consciente de la economía, dejando de lado las “leyes ciegas del mercado” tan caras al neo-liberalismo.
De allí la importancia de priorizar la alianza estratégica entre las empresas del Estado y la economía asociativa, atrayendo a este campo al sector no monopolista del capital nacional, la pequeña y mediana empresa del campo y la ciudad. Desde el ángulo del sujeto histórico, esta alianza demanda construir un Bloque Social Revolucionario, bajo la dirección de los trabajadores, integrando a los campesinos pobres, medianos y pequeños empresarios del campo y de la ciudad, nuevos movimientos sociales y capas medias, igualmente sectores del capital no monopolista que defienden el interés nacional.
4.- Concebido este proceso como una revolución permanente, de carácter continental y mundial, demanda de estrategias y tácticas que tomen en cuenta el bloque social revolucionario ( alianza entre los trabajadores, campesinos pobres, capas medias, nuevos movimientos sociales )la correlación de fuerza y las coyunturas específicas. En tal sentido, es indispensable construir una plataforma programática donde se articulen las finalidades emancipatorias con las demandas y necesidades de los explotados y oprimidos.
5.- En esa perspectiva, el programa de transición socialista, debe incorporar las demandas democráticas, anti-imperialista y anti-monopolistas contempladas en la CRBV sin abandonar los objetivos del socialismo revolucionario y de igual manera, integrar el conjunto de propuestas y proyectos alternativos que han surgido de las luchas y las resistencia cultural, tales como: la reivindicación de la diversidad étnica, la cuestión de género, la agroecología, la pedagogía y comunicación alternativa, entre otros.
6.-Este tipo de lectura le da sentido transformador a un conjunto de iniciativas vinculadas a al desarrollo endógeno y la economía popular.
Aquí es necesario establecer puentes entre las dinámicas cotidianas de los explotados y oprimidos ( dinámicas de sobrevivencia, de resistencia y alternativas ) las cuales muchas veces no rebasan el nivel de lo reivindicativo o se focalizan en las dinámicas de sobrevivencia: servicios, empleo, salario,etc.
En esta perspectiva se requiere levantar una plataforma de lucha con consignas transitorias como la democracia y autonomía sindical, la escala móvil de salario y la reducción de la jornada de trabajo, el control obrero y la cogestión revolucionaria, la defensa integral del territorio y el desarrollo local sustentable.
El nexo que hay que establecer entre las demandas inmediatas de carácter reivindicativo y los objetivos estratégicos que apuntan al cambio estructural, necesitan establecer mediaciones pedagógicas, comunicacionales y organizativas, es decir, se requiere cambiar de mentalidad, construir nuevos valores, elevar el nivel de consciencia, construir estrategias comunicativas integrales y formas de organización y participación no burocratizadas.
Todo ello implica, entre otras cosas, desarrollar una pedagogía o didáctica política y una “comunicación libre de coerción”:
- Libertad real de opinión, libre circulación de las ideas, libre acceso a los medios.
- Construcción de visiones compartidas o consensos activos sobre la base de dialogo de saberes, debates y discusiones libres de compulsión psicológicas ( descalificaciones, maledicencia, corrillos, etc ).
- Desarrollo de aptitudes comunicacionales: saber oir y respetar la palabra del otro.
- Etica comunicativa, haciendo transparente las diferencias, no apabullar con el discurso.
Estas premisas formas parte de los elementos constitutivo de la CULTURA DEL DEBATE, rasgos básico de una NUEVA CULTURA POLITICA, en donde se reivindica un clima propicio para profundizar la discusión:
n Los contenidos vertidos en la discusión se asumen como veraces, son inteligibles para los participantes.
n Existen criterios y normas que garantizan tomar en cuenta la palabra del otro, reivindicando la diversidad y la divergencia.
n La fuerzas de los argumentos, la consistencia y congruencia de las proposiciones deben ser criterios a tomar en cuenta en las decisiones.
7.- En el caso del control obrero y la cogestión, estas pueden ser vistas como consignas transitorias que permiten eslabonar los planteamientos transformadores que apuntan hacia el socialismo, partiendo de las dinámicas que están viviendo los trabajadores en la actual coyuntura histórica.
Por ejemplo, si tomamos en consideración el control obrero y la cogestión revolucionaria, tal como se ha planteado en CVG-ALCASA como cambio en las relaciones de producción, veremos que tales planteamientos tienen como postulados:
1.- Colocar en cuestión a la división social del trabajo, es decir, la separación entre el trabajo manual e intelectual, la cual es una de las principales relaciones de producción capitalista que se coloca en entredicho:
· Critica al monopolio y la jerarquía del saber, que se materializa en la expertocracia o en las modalidades tecnocraticas.
· Cuestionamientos la fragmentación del saber que surge de la especialización.
· Darle dignidad teórica al trabajo manual, reivindicando el saber popular, propugnando el dialogo de saberes.
· Asumir la democratización del saber y el pensar con cabeza propia, como requisitos básicos de la democracia en la fábrica.
El desarrollo de la anteriores premisas teóricas y epistemológicas permiten reconocer el papel del “SABER COMO PODER”, justificando las demandas obreras sobre los siguientes aspectos:
· Abolición de los secretos tecnológicos, apertura de los libros de contabilidad, organización de las jornadas y puestos de trabajo.
· Conocimiento de la relación salarial y la seguridad
En tal sentido, a partir de lo coyuntural ( lucha salarial, contrato colectivos, participación en la gestión de la fábrica, por ejemplo) se pueden establecer nexos con los objetivos estratégicos ( combate a la explotación del trabajo, la opresión política y el dominio cultural ), pero esto no es automático ni mecánico, sino que requiere de una labor educativa y organizativa: desde la autogestión pedagógica y los círculos de estudios, pasando por las escuelas de formación socio-política, los períodicos y revistas, foros y asambleas .
8.- Por supuesto, esta batalla no ocurre sólo en el campo de las ideas, sino que se da en múltiples campos. Por ello es necesario plantearse la preparación y acumulación de fuerzas en función de la transformación revolucionaria de la sociedad. Actualmente los sectores revolucionarios que pueden ser agrupados en torno a las anteriores premisas ideológicas, estamos fragmentados y dispersos, cuestión ésta que puede ser explicada por variadas razones:
n Confusión ideológica e ingenuidad política
n Sectarismo y prácticas burocráticas
n Dependencia de agrupaciones tradicionales o aparato gubernamentales.
De allí la importancia de una política de reagrupación de las fuerzas a través de un plan de trabajo que postule la UNIDAD EN LA DIVERSIDAD , construyendo espacios de encuentros, canales de comunicación y enlace, coordinación de acciones e iniciativas, defendiendo la autonomía como elemento sustancial de la nueva praxis política:
- AUTONOMIA EN LA DIVERSIDAD , cada quien como individuo, grupo, colectivo, movimiento, asume su especificidad ( tanto de sujetos sociales como de contextos).
- AUTONOMIA EN LA UNIDAD , si bien la diversidad es nuestro punto de partida ( reivindicando la autonomía de cada colectivo ) también asumimos la necesidad de la unidad en torno al piso programático de la corrientes, unidad de acción en planes y plataforma de lucha.
9.- Es en esta última dirección, donde se inscribe la iniciativa de materializar en todo el país y en diversas regiones, espacios de reagrupamiento de los sectores revolucionarios, sin desconocer los esfuerzos y las experiencia previas, ni ignorar la existencia de la corriente en diversos ámbitos del proceso revolucionario ( en el seno del gobierno, entre los militares patriotas, en los partidos autodefinidos como chavistas, en las organizaciones sociales, en los sectores intelectuales) pero asumiendo que en los actuales momento se requiere de un mayor empujen organizativo.
Este esfuerzo unitario requiere reconocer las diversas formulaciones y experiencias organizativas que le abren campo a la participación popular en los asuntos públicos: Redes Sociales, CTU, Mesas Técnicas de Agua, Círculos Bolivarianos, UBES, Colectivos de Trabajo, Asambleas Populares, corrientes clasistas de trabajadores, comités de fábrica,etc.
Las dinámicas de los conversatorios y encuentros deben articularse a este acumulado de experiencias organizativas, valorando adecuadamente los diversos ritmos y tiempos de cada colectivo. Por ello, este movimiento adopta la modalidad de RED DE REDES.
Segunda Versión.
17 de Octubre de 2005