Con todo respeto a quienes han manifestado públicamente su deseo y voluntad de dejar de publicar sus opiniones en Aporrea, con todo respeto a quienes en oposición a los primeros se han dedicado a expresar su voluntad de continuar enviado artículos para que sean publicados, con todo respeto a quienes como lectores se han dedicado a seguir las publicaciones que en estos días se orientan en uno u otro sentido.
Particularmente diría a los unos y los otros que estamos en democracia y es tan legítimo el derecho que tienen unos a dejar de publicar sus opiniones como el que tienen los otros de continuar haciéndolo. Total siempre seguiremos encontrando en Aporrea la diversidad de pensamientos y opiniones que la caracterizan, incluso siempre Aporrea tendrá entre sus lectores a opositores que al no tener argumentos razonables y coherentes con los cuales rebatir posiciones y decisiones del gobierno los buscan entre quienes apoyamos a la revolución pero sin dejar de hacer las críticas y los cuestionamientos que consideramos indispensables.
Aporrea por definición propia es “un periódico popular digital, un instrumento multimedia de comunicación en Internet, con noticias y material informativo de diferentes tipos de fuentes, ya sea por elaboración propia, sean procedentes de agencias y de organizaciones sociales, de personas individuales, activistas sociales y políticos del pueblo que envían sus elaboraciones o simplemente ciudadanos, que reportan u opinan sobre su propia realidad, sus necesidades e intereses, como parte de sus comunidades, de sus organizaciones sectoriales o espacios de lucha y como parte del pueblo en general”.
Ciertamente entendemos la molestia, el desencanto, el desánimo que muchas veces se siente al expresar opiniones a las que pareciera que desde las instancias del poder no se les para, no es menos cierto que como espacio comunicacional alternativo debemos continuar manteniendo Aporrea vivo y activo como foco de debate de las ideas que surgen de realidades que generalmente están distantes de las realidades y de las lógicas del poder.
Dejemos ya ese debate intrascendente acerca de irnos o quedarnos en Aporrea, cada uno de los que aquí ha tenido espacio lo seguirá teniendo, así como tienen la libertad de marcharse; ocupémonos de temas más relevantes y recordemos que el imperio se mantiene las 24 horas diarias ocupado en descifrar las claves para poner fin al legado de Chávez y de restaurar el pasado de un modelo político necolonial gracias al cual controlaron la riqueza petrolera de nuestro país.