Es verdad, los comunistas somos paranoicos. Vemos venir desde todos lados los peligros posibles e imposibles, eso que la sabiduría popular define como mano peluda o gato encerrado.
Era una tarde de junio en 2010 cuando un viejo y un joven emprendieron su caminata desde el Pasaje Zing hasta la Plaza Bolívar, el sol de Caracas era inclemente, parecía anunciar que un evento trascendente estaba por ocurrir.
El viejo era Carlos Delvecchio y el joven de entonces 30 años es quien hoy les escribe. Un toldo rojo y un grupo de compatriotas tomaban datos personales manejando unas computadoras portátiles que llaman las canaimitas. Les acompañaba un letrero, decía PSUV.
Allí les dije en alta y diáfana voz: “Soy Jesús Silva, cédula 14729252. Inscríbanme” Minutos luego una señora mayor me dio la mano y dijo: Bienvenido compatriota, ya estás en el PSUV.
Tanta informalidad me causó dudas, habría deseado recibir un comprobante, estampar mi firma en una planilla. Le dije a Carlos que en el PCV uno firmaba planilla y recibía copia, al menos ese trámite se mantenía aunque otros principios se habían perdido y por eso nos vinimos al PSUV para vincularnos más al pueblo. Diferencias irreconciliables con el wolksvagen rojo (Así llamado por Chávez) nos trajeron a un nuevo escenario luego del llamado unitario del Comandante Eternos. Delvecchio se fue en 2007 y yo en 2010 porque aquel respetable hombre, Don Jerónimo Carrera me pidió que no me fuera. Hasta que un día comprendí que para la Patria y para mi mismo, yo era más útil desde una nueva trinchera.
Viajando en el tiempo hacia el presente, recuerdo que una tarde, esperando a Vladimir Villegas quien se interesó por entrevistarme, ya en julio 2014, leo por Twitter que ingresando mi número de cédula sabré mi sitio de votación para las elecciones internas del PSUV.
Sorprendente resultado, no aparezco. Insólita situación para quien toda la vida ha militado en la izquierda revolucionaria. Y que como ese enérgico octogenario Carlos Delvecchio (firmante comunista de la Constitución de 1961 y fundador de la Juventud Comunista de Venezuela) comparte la convicción de que la revolución fundada por Hugo Chávez es la mayor posibilidad que tiene el pueblo para vencer definitivamente la pobreza y el atraso.
Ante talea hechos, digo: Amigos del departamento tecnológico del PSUV, ojalá sea de ustedes la comentada falla y que no tenga nada que ver con fantasmas de discriminación hacia los revolucionarios que formulamos críticas al gobierno pues siempre lo hemos hecho con vocación constructiva y desde nuestra sólida formación ideológica original con la suficiente autoridad moral e intelectual que dos décadas de estudio y acción revolucionaria nos otorgan; convencidos de que hay que superar la polarización para trascender a una política de debate franco con la oposición y de ese modo cerrarle el paso a quienes aun aspiran salidas inconstitucionales y violentas.
Tanto que planteamos que debía haber elecciones en el PSUV para darle cumplimiento a los artículos 63 y 67 de la Carta Magna y ahora que ese feliz escenario se aproxima quedamos como la guayabera. Por ahora.
No podría terminar estas reflexiones sin rendir testimonio de los prejuicios que afectan a una izquierda que sólo con Chávez pudo unirse a regañadientes para conquistar espacios que nunca antes había logrado.
La cúpula de izquierdistas ortodoxos que una vez pactaron con Rafael Caldera para su segundo mandato presidencial, hicieron que Marx y Lenin se revolvieran en sus tumbas. Ellos son máximos autores del prejuicio y el sectarismo. Como soy profesional y de clase media, me tildaron de pequeño burgués, como si Lenin y Fidel no fueron abogados también. Como hablo inglés y conozco EEUU me acusaron de pitiyanqui. Porque propuse modernizar el comunismo como hacen en la China superdesarrollada, me llamaron reformista. Porque tercamente propongo diálogo entre chavismo y oposición, me llaman brinca talanquera.
Ahora que estoy en el PSUV, no faltará quien diga: "Aparten a ese comunista, no es confiable". En fin, así es la lucha de clases y se refleja en los partidos políticos.
Contra la mentira y el prejuicio divisionista, sigamos trabajando por una futura "sociedad sin clases" (expresión no comprendida por los recién llegados al socialismo).
No faltará un neochavista enchufado o burócrata encumbrado en altos cargos, que siendo completamente analfabeta en el Marxismo pretenda darnos clases de Madurismo repitiendo un libreto impuesto. Del chavismo no nos saca nadie.