La preocupación que manifiestan, los compañeros venezolanos que publican en Aporrea, sobre la marcha del Gobierno del Presidente Maduro, me atañe, por el hecho de haber nacido en la Patria Grande, la de Bolívar, la de San Martin, la del Che, la de Chávez, por eso me competen los amores y los dolores de todas nuestras naciones.
Por otra parte es Venezuela, la que está en la mira de amigos y enemigos del Socialismo, y donde se juega hoy la suerte, de un experimento humanista, igualitario en lo económico y justo en lo social, frente al ataque sostenido, de los defensores de la inmovilidad de los privilegios.
Y es precisamente la razón de esta nota.
Es sabido que el accionar del Gobierno del Presidente Maduro, desde que fuera elegido, para llevar el timón de la nave “Venezuela hacia el socialismo del siglo 21”, se caracteriza por una dualidad evidente.
Por un lado, se exhibe al pueblo de Venezuela, en largos discursos, la voluntad de cumplir con tales objetivos, es decir encaminarse hacia un sistema Socialista, solidario y participativo en lo social y económico.
Se dice querer, repartir con justicia la riqueza, que pertenece a todo el pueblo. Combatir la corrupción, apoyarse en las comunas, mientras se recuerda permanentemente al Comandante Chávez, como mentor indiscutible, de la línea política por la que se dice optar.
Por el otro lado, la mayoría de las acciones prácticas, políticas activas y las medidas económicas que se adoptan, marchan en dirección opuesta.
Cómo ?… subvencionando con la renta petrolera, a la burguesía parasitaria privada, lo que permite el desarrollo de la corrupción, a todos los niveles privados y de la burocracia, contribuyendo a la distorsión de la economía popular, con la inflación y el desabastecimiento.
Sirviendo así objetivamente, a la manutención y consolidación… del capitalismo.
Si le sumamos, que todos las decisiones se toman en secreto, a espaldas del pueblo, al que se llena de discursos pero se le niega la participación, al mejor estilo de los países capitalistas, tendremos claro el panorama que exhibe, la ex Venezuela de Chávez, hoy en manos del gabinete del gobierno del Presidente Maduro.
La entrega a la burguesía privada, de la mayor parte de la renta petrolera venezolana, que a su vez es el mayor ingreso del país, se debe al hecho concreto de que
No está en el plan económico del gobierno de Maduro, la orientación de la inversión financiera, en un proyecto productivo nacional, bajo la dirección y ejecución, de las mayorías populares, propietarias reales de esa renta.
Por el contrario, se le confía el manejo de tales ingresos, al núcleo insignificante numéricamente, de los ricos propietarios privados, de la oligarquía vernácula, aliada a las trasnacionales del Imperio.
Tal decisión política en el plano de la economía, obedece al hecho, que los sectores de la burocracia, enquistados en el gobierno Maduro, solo pueden obtener los beneficios de su corrupción, y su participación en los ingresos de la renta nacional, por vía de la asociación ilegal con los privados.
Pasare a detenerme en este tema:
Empiezo por aclarar, que no se trata solo de los burócratas del gabinete de Maduro, en todo el mundo capitalista, actúan de la misma forma con pequeñas diferencias, que dependen del nivel de desarrollo económico de cada país y su cultura política.
Pero lo que es habitual en los países capitalistas, no debería serlo en la Venezuela que marcha al Socialismo. Cierto?
Contrariamente a lo que nos quieren vender, con sus discursos electorales, los políticos pro capitalismo, no se acercan a la función pública por ideal alguno. Si puede llamarse ideal, a la defensa de la explotación de los trabajadores, por un grupo de patrones.
El objetivo de enriquecerse personalmente, es el primer motivo de la decisión de un político, para asumir un puesto en la burocracia, en los gobiernos de los países capitalistas.
Basta observar, el simple hecho del juramento al asumir el cargo, la mayoría de ellos lo hacen ante Dios y los Santos Evangelios, por el cumplimiento estricto, de las Constituciones Capitalistas de esos países.
Constituciones cuyas leyes protegen, la propiedad privada irrestricta, con prioridad sobre la propiedad social.
Donde está permitido legalmente, que un solo propietario, posea millones de hectáreas y centenares de propiedades, así como millones de `pobres sobrevivan apenas, sin tierra, sin casas ,sin protección social , sin que a los legisladores, que votaron esas leyes, se les haya caído la cara de vergüenza.
Y no va a ser ese político, el que llegue a ser funcionario, para cambiarlas, en absoluto, él va a tratar de llegar a ser, como ese que tiene el millón de hectáreas y no de los millones que no tienen nada.
Si tuviera algo en contra de la desigualdad, la injustica económica, si respetara los derechos igualitarios de todos, sobre los bienes de la naturaleza, si estuviera en contra de la explotación, de la fuerza de trabajo ajena, no hubiera jurado por esa Constitución.
Y ya que está de acuerdo, en que haya unos pocos ricos y muchos pobres, como generalmente los burócratas, provienen de las clases medias desesperadas por enriquecerse y él no es estúpido… porque se va tener que conformar, con permanecer entre los que menos tienen?
Así que enseguida, se pondrá a maquinar como trasladar, de la Caja del Estado a sus bolsillos, la mayor cantidad de dinero y lo más rápido posible, ya que los puestos oficiales pueden durar poco.
El burócrata que dispone del privilegio, de poder manejar la Caja del Estado, no se olvida del control, que se ejerce sobre los fondos públicos. Control que mal o bien (mas mal que bien, dado que son otros burócratas, quienes deben controlar, con lo cual de nuevo, no hay garantías)… para robar, necesita preparar la puerta de escape, en el supuesto de ser descubierto.
En eso hay una larga cultura de la corrupción, testaferros cuidadosamente elegidos, tratando de que no sean familiares directos, nombres falsos, sociedades de acciones, que pasan de unos a otros, hasta perder el rastro, en los paraísos fiscales etc. son algunos de los artilugios, que utilizan los burócratas, para robar sin ser descubiertos.
Recordemos que los fondos que roban, son mayormente, producto de las comisiones que cobra el burócrata, sobre los beneficios que le producen a los privados, los negocios que dependen de las decisiones del Gobierno, en todo tipo de actividad.
En los que el burócrata, resulta socio de los privados, sin poner un centavo.
Como vemos, al contrario de un burócrata de un país capitalista, que se justifica a sí mismo la decisión de robar, un burócrata en la Venezuela que marcha al Socialismo, al corromperse y robar, traiciona doblemente, primero a su ideología declarada y luego al pueblo venezolano.
En Venezuela, donde el dólar es abundante, los negocios con las divisas son los preferidos por sus burócratas, entre muchos otros.
Eso se debe a rapidez, la limpieza con que se procede en el caso de las divisas, ya que no son mercaderías o licitaciones las que deben cumplirse o producirse y eso lleva tiempo y están a la exhibición pública.
Las divisas las manejan la burguesía privada a través de sus Bancos privados con alcance y vinculaciones con la Banca Internacional, con la enorme experiencia en la rapidez de ocultación de activos monetarios.
De allí que se tardó años, en saber que se habían robado 20000 millones de dólares oficialmente, pero que en realidad la cifra real, asustaría a cualquiera si se retrocede años atrás, cuando comenzó el desfalco.
Y como los burócratas son los investigadores, se explica porque es imposible saber quién los robó.
Ocurre que en Venezuela, los burócratas integran un gobierno, con escasa movilidad de funcionarios centrales. Los cuales permanecen cambiando puestos.
A mí me hacen acordar a las garrapatas, que se prenden al cuerpo del Estado Venezolano, para chuparle la sangre verde de los dólares.
Y así como las garrapatas, no suelen matar al animal del que son parásitos, estos burócratas lo mantienen vivo al Socialismo del Siglo 21, por su potencial masa de votantes, pero solo en etapa de promesa, para que les siga alimentando.
Así es fácil entender, porque en Venezuela no se crea, el Ente Estatal del Comercio Exterior, algo tan simple de manejar y que evitaría la inflación, el desabastecimiento, los precios serian respetados. No se lo crea, pues los negocios con los privados desparecerían, y de allí la participación de los burócratas en tales negocios. Es por el mismo motivo, que no se nacionaliza la Banca.
Y aunque nunca se puede evitar, que los burócratas de turno, intenten el robo en una Empresa del Estado, no cabe duda que es más fácil, más económico y sobretodo más seguro, auditar a una sola empresa como el Ente Estatal de Comercio Exterior, que a miles de importadores privados y sus intermediarios.
Toda la lucha, contra las guarimbas y la revolución de colores, que USA y la derecha venezolana quisieron implantar en Venezuela, hubiera sido menos dolorosa en víctimas y destrozos, si la derecha no hubiera podido acompañarla, con su “guerra económica” que lanzó, apoyada en la invitación de Maduro y su gabinete, de hacer negocios en común
En estos días Maduro, le debe muchas respuestas al pueblo, prometidas en discursos en la televisión, después de sucesos algunos dramáticos como los asesinatos de chavistas y los robos de las divisas y hasta ahora no ha cumplido con ninguna promesa.
Es claro, que la pérdida de imagen y de confianza de Maduro, ante su pueblo, no ayuda al proceso Revolucionario,
Pero eso no les preocupa, a los que integran el gabinete de Maduro y a su Mayordomo, ellos saben que Socialismo no es Negocio.
El negocio es asociarse a los oligarcas privados, por eso no piensan abandonar la Caja del Estado, salvo que se los saque… cómo a las garrapatas.