Cuando alguna corriente de sesudos pensadores se cuestionaba sobre la larga ausencia de los intelectuales en el conjunto de las circunstancias actuales, dado el prolongado y reciclado auge del capitalismo y su maremágnum de injusticias, mi padre, quien fue un gran estibador, maestro de la organización, del trabajo manual, obrero sagaz, me permitió oírle decir: “Eso es mucho camisón pa’ Petra”. Mi viejo tenía razón: “No son quienes llevan a cabo los cambios; ni mucho menos las revoluciones; a lo sumo las anuncian, las denominan y reflexionan sobre ellas.
Los auténticos (intelectuales) avizoran el devenir de hitos históricos, y luego contribuyen a construirlas. Los sesudos, las rumian desde las torres de marfil donde se encaraman al igual que sus colegas los artistas”. Pero aquella ola, muy de moda entre la inteligencia euro-estadounidense, no solo festejaba la ausencia de los intelectuales, sino su mimetización dentro del propio capitalismo.
Conversos a la fauna que desde los estudios de televisión, desde las entrañas de las transnacionales de la comunicación, desfilando ante la nueva corte, ahora como los nuevos bufones, gerentes de marca, asesores de imagen etc. hacían política, a través de la cándida opinión pública. Y además de cómo habían empezado a reconocerse como tales, a hacerse llamados y a atenderlos, a agruparse, a especializarse y por ese camino fueron al “colegio”, al “gremio”, al “sindicato” que los protegió.
Pero es que la querella y las reflexiones, los textos, los libros, fueron su alimento por la gracia de la palabra, para auto afirmarse e institucionalizarse ¿y el mundo? Girando igual o peor.
Pues bien, no se puede hablar mal de los intelectuales, pues estos no existen, ninguno de ellos se ha confesado como tal, y menos de la estirpe farandulera, a diferencia de sus colegas de la tv basura que se asumen en la otra categoría cuando chillan ante la pantalla: “Nosotros los artistas…”. Si se les sorprende con el apelativo (intelectual), se ruborizan, y lo evaden escondiéndose detrás de las simples artesanías: “Yo solo escribo, “hago poesía”, “filosofo”.
Un buen amigo participante del Encuentro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, al que le pregunté del qué me podría decir como intelectual sobre el contexto integracional en que se da el evento; no me pudo dar una mejor respuesta: “Yo no estoy aquí como intelectual, estoy como militante de la revolución bolivariana y chavista. Hoy me ves aquí oyendo, hablando y tomando notas, es posible que mañana me veas en la primera línea del campo de batalla”.
De los otros, les voy a transmitir lo que me respondió uno de ellos a la misma interrogante: “No lo vas a saber tu que eres artista”. Bueno, mientras unos vociferan ante cientos de micrófonos de igual número de canales de tv, que en este país no hay libertad de expresión, otros piden a rabiar que les cambien los ladrones, pues ser víctimas del capitalismo los mantiene en un exaltado estado de éxtasis.
El chavismo es poder cultural.