Para el señor Tobi Valderrama, aquellos que nos entregamos a la defensa del gobierno de Maduro, el Estado Bolivariano y la Revolución Chavista y comprometida, en el mejor de los casos, somos adulante y cortesano, malandros y ladrones y como si fuera poco, hasta hemos dilapidado la herencia de Chávez (Aporrea Jueves, 05/03/2015 02:34 PM).
Y es que este señor y su maniática obsesión contra el Presidente Maduro y el equipo de Estado y Gobierno que le acompaña, le hace decir cada barbaridad bajo el pretexto de un trastocado sentido de presunta factura revolucionaria, en el cual se critica hasta destruir, y poco importa si con ello se está alimentado a la derecha fascista, la cual no le pierde ni una letra a cada uno de sus argumento.
En consecuencia, aunque lamento que el citado señor no pueda salir de sus laberinticos análisis contra la Revolución, considero que es menester salirle al paso a sus malintencionadas interpretaciones e incomprensiones. En ese sentido es importante recordarle que nada es más inútil para la revolución que el creerse imprescindible e infalible ante las masas, y en su caso, adjudicarse el poder de discriminar quien defiende el legado del comandante y quién no.
En consecuencia, es extraordinariamente peligroso que en base a una percepción o delirium de grandeza e inefabilidad, se diga que los herederos de Chávez, nos comportamos: como los hijos embriagados por la riqueza heredada; que repetimos sin alma los ritos del padre, y que no entendemos la esencia de la liturgia, aseveración que constituye, una vulgar mentira, pues si algo ha caracterizado este primer gobierno chavista sin Chávez, es el apego al fondo y a la forma de lo establecido en el plan de la patria; Es el empeño y lealtad con el cual el Presidente Maduro, Diosdado Cabello y todo el equipo de gobierno, ha actuado frente a los ataques de la derecha fascista y las incomprensiones de los auto proclamados críticos, como el citado señor, quienes agrupados en esa presunta izquierda chavista, validos del respeto que una vez merecieron, hoy desde la neutralidad e irresponsabilidad, tiran piedras y coadyuvan con sus actos al desprestigio, la descalificación del gobierno revolucionario.
Es importante hacer notar que en esta oportunidad, el señor Valderrama da una pista certera de su más granado deseo de destrucción del proceso cuando dice: Habría que esperar su fracaso, su derrumbe, esperar que se agoten. Y para aliviar asqueroso deseo, intenta engañarnos con falsos lamentos al asevera; Pero lo grave es que al caer arrastran la esperanza que es el padre, apagan la llama que él avivó. Y es que en este sufrido ser, lo único que persiste es su obsesión contra Maduro y el Gobierno, y hasta llega a coincidir con el afán golpista de la MUD al decir: Quizá alguien impida que todo se pierda y defienda al que yace en el Cuartel de la Montaña, y no permita que los heraldos negros pisen aquel terreno sagrado, ni posen su mano infestada sobre la tumba del que vive. Lo que está a la vista no necesita anteojos, y él solito se mató.
Este Señor (porque llamarlo compatriota sería una ofensa a los millones de hombres y mujeres que luchan todos los días por esta revolución), en su escrito justifica la presencia de un traidor, de un aventurero que en nombre de Chávez, derroque el gobierno y se apropie de la lucha y aunque reconoce las consecuencias de ese acto, se escuda tras una consigna de defensa del legado por sus escritos no le corresponde, y que en todo caso le pertenece al sujeto pueblo revolucionario de donde él se auto exilio: Ya basta Señor Tobi, mucho hace el que no estorba.