¿De qué transición hablan?


Hay palabras que son utilizadas, malintencionadamente, como comodines aunque éstas no sean precisamente polisémicas. La palabra transición es una de ellas. Transición es la acción y efecto de pasar de un estado a otro. En el Plan Nacional Simón Bolívar 2013-2019 están los lineamientos hacia el bolivarianismo, el verdadero socialismo. En una transición no cabe otra transición. Gramsci proponía un modelo de transición que permitiera sentar las bases de una sociedad comunista. La transición tiene que ser finita porque de no serlo, insiste Gramsci, "lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer". Acá es importante recordar la frase del escritor italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa quien en “Il gatopardo” dice "es necesario que todo cambie para que todo siga igual". En Politología suele llamarse gattopardista a quien inicia una transformación política revolucionaria, pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.

Todo reformista es gattopardista. Flores, Santander y Páez eran gattopardistas. Una vez lograda la independencia de España, traicionaron a Bolívar porque ellos lo que deseaban eran las prebendas del poder. Así, cuando el colonialismo español es derrotado y expulsado del poder político de la Capitanía General de Venezuela, Virreinato de la Nueva Granada, Presidencia de Quito y Provincia Libre de Guayaquil para instaurar la Tercera República o República de Colombia ellos ven en Bolívar un enemigo y por ende un obstáculo porque el plan del Libertador es transformar las estructuras de poder. Gattopardistas fueron Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba.

La transición es un eslabón que existe porque es necesario, lo impone la realidad. Lo complejo radica en diferenciar la verdadera transición del gattopardismo. Entendamos la transición como la primera etapa de una revolución, si ésta es justa (No hubo transición en la Revolución Industrial, por ejemplo), de allí que sea una feroz lucha de tendencias. Cuando en la transición se coquetea con el capitalismo es porque la revolución aún no tiene control de los medios de producción, ni del aparato mediático, ni del andamiaje educativo.

La contrarrevolución siempre lucha por imponer su contracultura a través de su lógica, sus antivalores, sus símbolos, principios políticos y económicos, y la Revolución batalla por superar esa contracultura capitalista para dignificar su cultura, la auténtica, la popular. El novelista español Jorge Semprún pidió ser enterrado con la bandera republicana. Una frase suya resume el tema que hemos abordado: "La amnesia de la transición no puede ser eterna".


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Alí Ramón Rojas Olaya

Músico. Promotor cultural. Docente.

 elrectordelpueblo@gmail.com      @rojasolaya

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