Finalizada la cumbre de “Las Américas” en Panamá sobre ella tengo dos lecturas. La primera relacionada con los grandes triunfadores de tan importante cita. Sin duda, Juan Carlos Varela (quien no permitió que le sabotearan la cumbre radicales de cualquier bando inmersos en luchas y crisis políticas externas en su país) y Raúl Castro, no sólo por su discurso, sino porque se reunió oficialmente con el presidente de Estados Unidos. Los grandes perdedores, Nicolás Maduro (quien debió hasta escabullirse con un “doble” de los periodistas), y el propio Barack Obama quien tuvo que aceptar que Venezuela no es una amenaza para Estados Unidos.
Esta primera lectura responde fundamentalmente a elementos de corte pragmático. Juan Carlos Varela, envió un claro mensaje al mundo y en especial a América Latina que son con el Canal de Panamá a la cabeza un país emergente, con una economía que si bien como el resto de los países de la región aún presenta una población en pobreza, quien puede negar el poderío económico que representa tener un desarrollo, que aunque concentrado en Ciudad de Panamá, habría que preguntarse ¿hasta dónde una pequeña economía, un pequeño país, con pocos recursos, si llegase a diversificar y convertirse en autosuficiente en su producción agrícola pudiese sin tanta alharaca ser un factor preponderante de desarrollo social y económico? El otro triunfador de esta jornada ha sido Raúl Castro. El presidente cubano no sólo fue franco y cónsono sobre las diferencias con Estados Unidos, sino que se reunió formalmente con el propio presidente Barack Obama.
Los derrotados, por supuesto Obama, quien debió “modificar” su discurso sobre Venezuela al aceptar que no somos una amenaza para ese país, y Maduro, porque irónicamente ha quedado demostrado que no le llegará ni por debajo de los talones a Hugo Chávez, quien en cada cumbre no sólo era un líder de masas sino con incuestionable oratoria y poder comunicacional.
Sobre Maduro, si bien pudiéramos anotarle como punto a favor, la declaración de Obama sobre Venezuela, ¿por qué tuvo que recurrir a un “doble” (lo harían otros presidentes) para evadir periodistas? (De seguro dirán que era para evitar un atentado en su contra) ¿Es que acaso temía le preguntaran con evidencias sobre la crisis económica que vive el país, además de los “presos políticos” o “políticos presos” (dependiendo de la óptica en que se mire)? Temía Maduro que algún comunicador le preguntara ¿Cómo un país petrolero y declarado “socialista” no es capaz de garantizar los alimentos y bienes esenciales a su población? ¿Cómo un país que se dice bloqueado por el imperio, éste le compra de contado más de un millón de barriles diarios? ¿Es posible entender que si Venezuela es objeto de un bloqueo económico, entonces, por qué los llamados países citados por él, como los integrantes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y de El Caribe (Celac) no ayudan al país en el suministro de alimentos y bienes? ¿O es qué éstos países también son parte del bloqueo contra Venezuela? Además para variar, y si bien es cierto es un detalle de tipo insignificante, el presidente Maduro quedo muy mal en sus “conocimientos” sobre cultura general norteamericana al afirmar que el guitarrista inglés Eric Clapton era “norteamericano”.
La segunda lectura de esta cumbre tiene que ver con los modelos que se desarrollan en la región. Me disculpan los quitamotas que hablan de socialismo. Pero en la región no ha existido ni existe socialismo. Bastaría leer el libro de José Ingenieros (¿Qué es el socialismo?) para comprender que si bien Hugo Chávez trató de asimilar ese modelo, los grandes fracasos en el mundo sobre esta iniciativa social y económica se han originado, cuando sus “líderes” deciden perpetuarse en el poder a través de estados totalitarios. El socialismo no es compatible con estados de ese tipo. El socialismo es eminentemente democrático y participativo. El socialismo no es una quimera de estado comunal. Es un estado comunal de derechos. Los políticos no son la esencia del socialismo. La esencia del socialismo es el bienestar de la gente, la cual no viene otorgada por una dádiva inmobiliaria o empleadora (sin capacidad de producción). El socialismo es la interpretación del ser en su máximo potencial. El estado elabora presupuestos para construir sistemas de educación, salud y obras públicas que restrinjan la capacidad burócrata y militar de los llamados “funcionarios”.
Entonces ante ello, sobre los llamados países con presidentes de “izquierda” en la región, ¿alguien dirá que se aplica “socialismo” en Ecuador cuya moneda oficial es la propia identificación del capitalismo y del imperio, es decir, el dólar? ¿Podrá decirse que Nicaragua quiere aplicar un “socialismo” cuando dentro de sus planes está la construcción de un canal al estilo del hecho en Panamá, a pesar del daño ambiental que pudiese originarse con una construcción de semejante envergadura? ¿Es “socialista” el régimen de Brasil cuando los estadios que fueron construidos durante el mundial de fútbol 2014 fueron en su mayoría inversión privada? ¿Acaso la construcción de monumentales obras para los juegos olímpicos de 2016 son financiadas en un 100% con inversión del Estado brasileño? ¿Por qué se han instalado en Brasil tantas transnacionales, especialmente de vehículos y productos de consumo masivo, incluyendo tecnológicos? ¿Puede ser “socialista” una Argentina quien a cada momento vive denunciando “fondos buitres” en su economía? Sólo nos queda Bolivia cuyo desarrollo económico nos dirá en los próximos años con certeza, hacia dónde va su economía, aunque la misma no muestra signos de expropiaciones, salvo en recursos energéticos.
Lo mencionado, además del claro giro que está buscando Raúl Castro al acercarse a su homólogo estadounidense, y el aceptar en sus propios discursos las necesidades de su pueblo (ellos fueron bloqueados hace más de medio siglo) y entronizar en función de abogado por Venezuela en su discurso (¿eso no es injerencia?) que tenemos sendas debilidades y problemas en lo económico, sin que más allá de la retórica existiese una acusación seria contra el gobierno norteamericano de propiciar una “guerra económica” en el país, ha evidenciado que el “socialismo”, por lo menos el propuesto en inicios del siglo XXI quedó enterrado en Panamá 2015.
Lo irascible de esto es que el capitalismo ha tomado un segundo aire en América Latina y ese tampoco es el camino. No podemos seguir hablando de socialismo, aunque sea una vía, porque en la psique de la gente y de los pueblos, se asocia socialismo en una desviación de estado totalitario. Ese es un gran reto por afrontar en los próximos años. Hay que construir una nueva lógica del socialismo (buscarle otro nombre) sobre la lógica del capital. Deconstruir esa visión del pensamiento de la gente en que el socialismo son colas, escasez, hambre, miseria y que el capitalismo es abundancia, desarrollo y riqueza. Ni lo uno ni lo otro. Socialismo no es totalitarismo. Capitalismo es destrucción.
El Área de Libre Comercio de Las Américas (ALCA) fue enterrada por Chávez en 2005 en la Cumbre de Las Américas de Mar del Plata, diez años después, y en la misma cumbre en Ciudad de Panamá, Maduro enterró el sueño de Chávez sobre el socialismo del siglo XXI.
A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.