El presidente Chávez, nos acostumbró a escuchar públicamente, por vez primera en un Presidente Constitucional, sus aciertos y desaciertos. Expresados en profundas reflexiones, rigurosas autocríticas y severas reprimendas a miembros de su tren ejecutivo.
Hoy día estas funciones las asume el Presidente Maduro, por mandato de Chávez. El pueblo entiende que superar la creatividad de Chávez, será una tarea titánica, pero tampoco espera menos. Las acciones que Maduro está en la obligación de emprender, deben tener ese matiz. Todo los avance ó retroceso, producto de iniciativas gubernamentales, deben estar finalmente acompañadas de un severo diagnóstico público, tal como nos enseñó el Comandante Chávez. ¿Qué tanto se ha alejado el presidente Maduro de esa enseñanza?. Duro decirlo, enseñanza no aprendida, solo recordada.
Se anuncia una ley antibachaqueo, que promete acabar con ese fenómeno. Sin embargo, los argumentos que se han expresados para justificarla, solo apuntan hacia sectores populares y empobrecidos de la población. Por ejemplo, no se resaltan los bachaqueros virtuales. Los responsables de las páginas WEB que vienen bachaqueando cuantos bienes muebles, repuestos y partes de vehículos como cauchos y baterías, herramientas, materiales de construcción y pare de contar, que solo son adquiridos a precios astronómicos.
Ahora tenemos que preguntarnos, como esta ley delineará esa frontera entre una compra para acaparar y revender y una compra nerviosa efectuada por un ciudadano común. Cuáles organismos de estado serán los responsables de definir esta estrecha diferencia. Si las asumen los cuerpos policiales, ya se puede vislumbrar cualquier tipo de matracas, chantajes y detenciones arbitrarias. Servirá también, como nuevo mecanismo para corromper a las fuerzas policiales. Los grandes bachaqueros, finalmente impondrán una tajada y lo cargarán a los precios de los productos que pagará el consumidor.
Mucho antes de aprobar esta ley, el Presidente Maduro debe informar al país acerca de los resultados obtenidos por cada una de las medidas tomadas para combatir esta práctica perversa. Entre otras:
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A partir de la muerte del comandante Chávez, se comenzó a sentir un incremento acelerado de desabastecimiento. Los Ministros de estado, negaron sucesivas veces esta situación, la realidad se impuso. A quién responsabilizamos por esta omisión.
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Se comenzó a señalar como los causales de las colas, al alto número de cajas registradoras sin cajeros. Se prometió cubrir estas vacantes con personal de la reserva militar. Esta propuesta falló, las colas siguieron en aumento. La red de supermercados no ha crecido, sin nuevas sucursales no crecerán los puntos de venta en el país. El gobierno, tampoco ha incrementado sus puntos de venta. En algunas ciudades, han disminuido centros de distribución, producto de reparaciones, mantenimientos ó adecuaciones con retardos de construcción.
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Se propone la compra de 20.000 captahuellas como una nueva solución. Se anuncia una pronta instalación de estas máquinas en los supermercados e interconexión entre ellas. De esta manera, se evitarían las compras en serie de productos regulados por una misma persona. Pasados más tiempo de lo anunciado, los resultados están a la vista. Más colas y mayor tiempo perdido en las colas, esto último comienza a afectar a los sectores productivos del país. Puesto que, resulta más rentable sacrificar un día de trabajo para hacerse de alimentos baratos, que devengar un día de salario. De otra manera, caerá en manos de los revendedores. Perdiendo de esta manera, una gran parte de sus ingresos y estimulando el círculo pernicioso del bachaqueo.
Del presidente Maduro, esperamos el comportamiento de un estadista. Es decir, comenzar a relacionar todos estos problemas con nuestra incapacidad de producir. Informar al país de los planes para la producción de alimentos. Si bien es cierto, que la contrarrevolución en cualquier circunstancia, espacio ó tiempo, desarrollará planes para la desestabilización tanto política como económica, tenemos también que precisar y reconocer nuestros errores, omisiones e incapacidades. Asumir estas responsabilidades es necesario.
Los Ministros de la economía, están en la obligación de mostrar planes en marcha en materia agrícola, pecuaria, avícola, porcina y de producción de insumos destinados a frenar esta escalada. Indicar los objetivos y metas propuestos en dichos planes. Hacer un balance de los fracasos, iniciativas que resultaron verdaderos desagües de recursos y fuente de corruptelas. Solo así, se avivará la esperanza de que esta situación de escases de alimentos es temporal y tendrá una salida en corto tiempo. El pueblo sabrá entender y comprender.
La consigna, emular el ejemplo de Chávez. Asumir responsabilidades. De lo contrario esto se convertirá en una tragedia. A aquel comandante rebelde, le sirvió para cautivar a los venezolanos. Estas grandes dificultades, puede ser la oportunidad del presidente Maduro para hacer un mea culpa, reconocer errores, sinceras autocríticas, de ser necesario reprimendas y finalmente profundizar en nuevas reflexiones. El presidente, debe confiar en el acompañamiento por parte del pueblo venezolano. Pero deberá ser capaz de apartarse de aduladores de turno, descubrir que las cosas no están del todo color de rosa, como probablemente algunos adulantes de oficio se los han hecho creer.