Mientras la alegría revolucionaria convoca a la Paz.
Los escuálidos, sus acólitos y los ex compatriotas lloran su derrota
en la oscuridad de sus patéticas frustraciones
Estimados hermanos de este foro. Las acciones de la oposición tienen el mismo libreto macabro del fatídico 11-A, de allí que, no podemos dejar que la historia se repita ahora, pues sería muy triste que esta guerra más que avisada, mate los sueños libertarios y revolucionarios de un gobierno que a pesar de los errores, es la única posibilidad por la construcción de un modelo social radicalmente distinto a la democracia burguesa, imperialista y apátrida.
Sé que los sentimientos de afectos y desafectos son particulares, privados e individuales, por ello defiendo el derecho que tenemos a escoger el camino, quien dirija la marcha y nuestro nivel de compromiso con el todo que implica hacer una revolución.
En ese sentido, las declaraciones contra el Presidente Maduro por parte de ex compatriotas no hacen más que reafirmar, que podrán ser opositores pero jamás serán revolucionarios.
Sabemos que el enemigo nos ha penetra de diversas formas, la más común, la ambición y su consecuencia: la corrupción. Entiendo y respeto la crítica para corregir y avanzar, y por ello los invito a no desmayar en esta batalla continuada cuyo tiempo se hace tal vez infinito y no permite el cansancio. El que no admita que sobre el Presidente Maduro descansa el comando de este momento revolucionario, simplemente desconoce el origen democrático y electoral de nuestro proyecto revolucionario. Es mejor que se aparte, que reflexione en silencio y no se convierta en tonto útil para la jauría de la derecha continental.
Nosotros los revolucionarios, con nuestras diferencias pero unidos, tenemos la responsabilidad de sostener y defender el proceso, más allá de posturas minúsculas que desdicen de la disciplina y lealtad que exige este momento histórico.
En consecuencia, es importante que vayamos a la contradicción sustantiva de la construcción del socialismo: ganas tenemos, patriotas tenemos, gobierno tenemos y líderes tenemos por demás, por supuesto, sin negar que hay que hacer justicia ante las detestables corruptelas y condenar con el peso de la Ley y el repudio social a quienes se han valido de su posición para favorecer sus riquezas particulares.
Así, que hoy todos a la calle, organizados y en alerta, no hay enemigo pequeño y menos estos oposicionistas sanguinarios de los cuales hay que esperar lo peor.
Esta nueva intentona no es solo contra el gobierno de Nicolás Maduro, es contra todos, incluyendo a los que por desafectos, legítimos y particulares tal vez, pudieran desmovilizarse o simplemente huir por temor. Por ello nuestra consigna debe ser: “Revolución es todos con Maduro y el comando de la Revolución”. Dentro de la Revolución todo.
Dudar es traicionar.