Bajo estas premisas me permito hacer las conjeturas siguientes: Nadie, excepto los que no tienen más que la razón de la fuerza para insistir en imponer los mezquinos intereses particulares que defender o pretender, está en contra de dialogar con un adversario fundamentarme dentro de un escenario político; es más, ningún organismo institucional o no, internacional o nacional, se atreve a despreciarlo a cecas, al menos en apariencia utilizan un lenguaje disfrazado, tal como lo vemos por doquier y a cada momento en los fulanos consejeros de diálogo nombrados en la ONU, por ejemplo en los casos de Siria y otras naciones de Europa y Medio Oriente.
Ahora, en el caso venezolano, donde la oposición o más bien los que imponen la pauta dentro de esta, y quién sabe cuántos desde el mismo proceso andan agachados pero activos en ese discurso, no se cansan de decir que el diálogo se agotó. Estos, los de allá y de acá, pero con lenguaje confundible, hacen alarde de tener una fuerza de respaldo ciudadano a todas sus acciones, cuando en realidad lo que muestran no es más que una gran capacidad económica, internacional de derecha (¡?) pero fundamentalmente mediática. Insisten en hacer creen, y hay unos cuantos que lo creen y se activan, que cuentan con la mayoría aplastante de los venezolanos, es decir, asumen que el noventa por ciento (90%) está con ellos y en consecuencia están en contra de que el presidente Nicolás Maduro permanezca un día más en el poder.
Así, en la coyuntura actual la vanguardia mediática de la derecha extrema, inclusive, coincidiendo con la del otro extremo de la política, posición natural en el fondo de estas, se escudan en la táctica del llamado engañoso a elecciones generales como su única opción para salir de la "crisis", sin embargo, no se trata más que de una patraña que les permite disimularse con un discurso agitativo ante sus agotados y cansados seguidores, eso sí, manteniendo cada vez más la bulla que se expresa en y desde la gran mediática gracias al dinero que hacen circular en las calles calientes y violentas. Esto pasa mientras se esmeran en ensombrar las ansias de poder inmediato que los absorbe a sabiendas de que solo podrán medio controlar el gobierno con una fuerza bélica multinacional interviniendo directamente en nuestros asuntos, lanzas hay bastante: OEA, OTAN y los demás.
La Constituyente. Esta independientemente de la diabrita jurídica constitucional con dimes y diretes que se ha generado, permitió, aunque sigan diciendo lo contrario, mostrar a todas luces que la oposición se atragantó y consecuencia perdió la oportunidad que la población realmente mayoritaria le dio el 06/D-15, precisamente haciendo uso de la institucionalidad electoral que tanto cuestionan, asimismo, contando con el reconocimiento inmediato e inequívoco del presidente Nicolás. Esto tiene una explicación bien sencilla. Se está demostrando que el discurso derechista fue el que realmente se agotó y los opositores lo saben; veamos: si el 90% de los venezolanos, como dicen ellos, no quiere que Maduro siga en Miraflores y por siguiente se mantienen respaldando a la derecha para que esta lo saque mediante esas fulanas elecciones generales, donde habría que esperar que votemos todos los venezolanos, asimismo, teniendo que esperar a que el CNE organice un proceso tan complejo como este, por demás, engorroso y agitado, donde habían de escogerse Presidente, gobernadores, alcaldes, diputados, legisladores y concejales, a menos que se planteen que un organismo internacional organice tales elecciones. En razón del tiempo que ellos no tienen nada más oportuno, constitucional y sin trauma que la Constituyente Plenipotenciaria para acabar con todo para que vuelva la perdida institucionalidad que ellos pregonan. Por qué no la asumieron habiendo estado en los planes de la derecha? Cualquier respuesta es analizable.
El riesgo para el presidente Nicolás Maduro. Si una ANC siendo plenipotenciaria tal como está pautado en el artículo 349 de la Constitución "legada" por Chávez, de la misma manera, no habiendo fuerza premonitora o acientífica que pueda afirmar, dependiendo del resultado relacionado con la escogencia de los constituyentes y hacia dónde se incline la balanza o la correlación de fuerzas dentro de su seno, que no cabe la posibilidad de que en una de las resoluciones en la plenaria de la ANC pueda decidirse que el presidente Nicolás Maduro, y así el mismo lo ha asumido bajo juramento y lealtad ante el pueblo, cesa de sus funciones, en consecuencia, se designaría a Allup, Borges, Guevara, Ortega D. u otro/as que, desprendido de la imaginación y los discursos contradictorios más de fondo que de forma puedan estar presentes, se cocina dentro del chavismo.