Ejemplos hay muchos. Suficiente con pasar revista a la Comuna de Paris. O a la revolución de 1905 en Rusia. O a la revolución Iraní de la década del 50. O al proceso chileno liderado por Salvador Allende. O a la derrota del socialismo en la Unión Soviética y Europa oriental. O al regreso del capitalismo mercantilista en China.
La muerte de las revoluciones socialistas es objetivo prioritario de las clases capitalistas explotadoras que viven en alerta perpetua para impedir cualquier cambio estructural que afecte sus intereses y privilegios de exclusividad.
Con lo aprendido en los últimos 200 años en la historia de la humanidad, la camarilla capitalista mundial concede un lugar especial a los teóricos y las teorías de la contrarrevolución. Hay verdaderas lumbreras especializadas en el diseño de estrategias para asesinar y exterminar cualquier proyecto que se proponga barrer las relaciones capitalistas de explotación e instaurar una sociedad socialista en la que impere la solidaridad y el humanismo en las relaciones sociales.
El sumun de la contrarrevolución es la "plataforma reganotacheriana" de los años 80, materializada en el neoliberalismo, el mercantilismo, la gobernanza y el unilateralismo straussiano guerrerista de la secta fanática y paleobiblica de dady y baby Bush (y sus 25 acompañantes: Perle.......) .
No admiten nada diferente de la fantasía neoliberal, considerada la cumbre de la perfección humana (gracias a Popper). Lo que se aparte de allí es criminalizado, satanizado, estigmatizado, penalizado, entra en el inacabado mundo de la metáfora terrorista, en la escenografia del terror islamobolivariano (Hezbola y Hamas, incluidos), según el dictamen racista hungtintoniano (Ver de nuevo Guerra de Civilizaciones).
Pero, las revoluciones también sucumben con los errores y las equivocaciones de sus conductores, con la impericia de sus estados mayores.
Sugiero algunas falencias paradigmáticas:
- La falta de organización, disciplina y conciencia revolucionaria en las grandes masas populares que se dejan a merced de la insidia y la manipulación de las elites explotadoras, con mayor talento para la maniobra y la mentira.
- El descuido de la confrontación ideológica y las ventajas otorgadas a los adversarios y sus intelectuales orgánicos para difundir sus falsas teorías y sus engañosas tesis contra el modelo socialista. El tren de columnistas y analistas al servicio de los escuálidos manipulan con mucha agilidad el sentido común para mantener en la confusión y la pasividad a los grupos populares.
- La indecisión para afectar el corazón mismo del sistema capitalista mediante la expropiación de los grandes conglomerados financieros, bancarios y monopolísticos de la industria y la tierra.
- La tolerancia y convivencia con las depredadoras y hegemónicas redes del sistema financiero global.
- La pasividad frente a los planes conspirativos y golpistas y sus autores que se mueven libremente para ejecutar sus fechorías.
- El descuido frente al oportunismo y la infiltración de las redes contrarrevolucionarias en los centros neurálgicos del proceso revolucionario.
- La complacencia con la corrupción y la delincuencia que socava los referentes éticos del socialismo y desalienta el animo de las masas populares
- La indiferencia frente al burocratismo, la ineficiencia y la descomposición de las instituciones públicas.
- La incapacidad para transformar radicalmente las expresiones del viejo Estado capitalista con todo su lastre de arbitrariedad y exclusión.
- La débil respuesta a los actos contrarrevolucionarios y la impunidad frente a los crímenes de los conspiradores.
- El envanecimiento y la arrogancia de los lideres.
- El distanciamiento de los lideres y funcionarios frente al pueblo, sus organizaciones y sus liderazgos.
- Las rivalidades y luchas intestinas por intereses personales entre los lideres del proceso revolucionario.
- La indiferencia frente a las condiciones sociales y económicas de las masas populares, que son la razón de ser de una revolución que se propone construir el Socialismo.
- El triunfalismo y el envanecimiento de los lideres revolucionarios.
Muchos de estos y otros errores los estamos viendo (y padeciendo) acá y conviene corregirlos a tiempo para que después no tengamos nada que lamentar.
Por fortuna en el presidente Chávez y su excepcional y extraordinario liderazgo existe un profundo sentido autocrítico, que permitirá corregir a tiempo las desviaciones y flaquezas mas protuberantes del proceso revolucionario acá en curso y evitar así que muera, dándole otra victoria mas al imperialismo yanqui y sus vasallos en nuestra tierra.
San Cristóbal, 1 de setiembre de 2006.
Esta nota ha sido leída aproximadamente 3955 veces.