La última confrontación entre el Gobierno-PSUV y la AN-MUD en su disputa por el poder, dejó una Asamblea Nacional Constituyente monopartidista, con ínfulas de "poder constituyente originario" y carácter "supraconstitucional", para aprobar leyes "constituyentes" sin fundamento en la Constitución. Pretende con éstas legitimar el ecocidio-etnocidio del Arco Minero del Orinoco y privatizar las reservas de petróleo y minerales estratégicos de la Nación, mediante contratos funcionales al proyecto de desterritorialización y recolonización que impulsa el gran capital transnacional en Nuestra América.
Instalada la ANC, el gobierno-PSUV "triunfante" anunció el "advenimiento de la paz", prometiendo que "profundizaría la revolución" para ganar una "guerra económica" ante la cual luce indefenso y sin iniciativa, aunque le ha sido muy útil para eludir su responsabilidad en las graves privaciones y penurias que agobian a los venezolanos. Pero, no habrá paz verdadera mientras la presión social esté al rojo vivo a punto de erupción, por la creciente precarización de la vida de las grandes mayorías.
Siguiendo ese patrón, la cúpula AN-MUD evadió su responsabilidad en la derrota sufrida y con la mayor impudicia, se inclinó ante el gobierno de EEUU y sus aliados para rogarles que "intervengan ya" a Venezuela, para derrocar el gobierno de Maduro por las buenas o por las malas. El respaldo de la MUD a la amenaza de intervención militar y a las sanciones económicas de Trump y compañía, mostró una vez más el malinchismo genético de un liderazgo vacío de identidad nacional.
La falta de voluntad política del gobierno para enfrentar la crisis sistémica creada por la corrupción y el colapso del modelo rentístico petrodependiente, el fracaso de la cúpula de la MUD para ofrecer una alternativa que responda al interés nacional y la desconfianza en un CNE tutelado por el Gobierno-PSUV, ha provocado frustración y desesperanza en compatriotas que dudan de participar o no en las elecciones de gobernadores. Objetivamente, la abstención favorece el régimen autoritario en proceso de consolidación, alejando la posibilidad de una salida pacífica, democrática y constitucional a la crisis. En estas circunstancias históricas, la participación electoral es un acto ciudadano de reafirmación de la soberanía popular, por el restablecimiento de la Constitución.