Todo revolucionario es esencialmente un demócrata respetuoso de la diversidad sexual, política, religiosa e ideológica. Cualquier conducta distinta que transgreda esa norma, por el contrario, se ubica en el dogma y se aleja de las construcciones ideo política que demanda la dialéctica y sus manifestaciones.
En consecuencia, los revolucionarios vamos al debate con la contundencia de una episteme de alto contenido histórico social y al fragor de los pensamientos emergidos desde lo más llano y profundo de lo colectivo y sus constructo, teorías, praxis y acciones.
Por ello, puedo afirmar que los aletargados dogmáticos de los medios, junto a la derecha analfabetizada y sus hegemónicos referentes culturales, son sorprendidos por las respuestas del gobierno de Nicolás Maduro. Veamos:
1.- La oposición criolla por mandato de sus amos plutócratas e imperiales ve en la muerte del Comandante en Jefe, la oportunidad de acabar con el chavismo. La respuesta no se hizo esperar, el pueblo voto por Nicolás Maduro, ratifico al PSUV como el partido de la revolución a la vez que despejo toda duda sobre el carácter Socialistas del Proceso Bolivariano y Chavista. Así se le cayeron todas las esperanzas a los jóvenes lechuguinos, a los dinosaurios y a sus nuevos mejores amigos de la seudo izquierda ególatra y dogmática.
2.- Sin embargo, por la fuerza del sometimiento mediático al pueblo, la escases inducida y la inflación provocada, ganaron la mayoría de los escaños de la AN con el mismo CNE que no quieren reconocer hoy y tal fue la borrachera con el poder, que en poco tiempo se les vio las intenciones por restaurar el viejo modelo de oprobio gubernamental y otra vez fueron derrotados.
3.- Rápidamente se reagruparon las fuerzas sociales y bajo el mando del Presidente Maduro el comando cívico militar junto al pueblo, activó y desmonto el golpe suave y continuado con el que se pretendió desaparecer al chavismo militante y comprometido. Pues eso se le tradujo en: a.- Triunfo en la ANC b.- Toma de 20 gobernaciones y c.- Indiscutible mayoría al ganar más de 300 alcaldías.
Ahora, esa oposición cuesta abajo en su rodada, las ilusiones pasadas no les deja comprender y entrampados en la ambición obsesiva, vuelven a marcar la derrota como destino y la confusión como camino. Ni Donald Trump los podrá salvar. Pues, ni que chillen, ni que lloren, ni que en sus odios se enconen unos a otros, volverán a gobernar.
Sin embargo, aunque parezca contradictorio, los revolucionarios estamos esperando porque algún día surja algo que se le parezca a una oposición patriota y comprometida con su nacionalidad.
Una oposición que condene cualquier injerencia, que diga sin menoscabo de su contraposición al chavismo, que no acepta que el departamento del tesoro nos niegue la posibilidad de comercial libremente en el mundo. Tal vez eso es una ingenuidad de mi parte, pero como toda esperanza, seguiremos esperando que ese milagro suceda en algún momento.
Mientras tanto, los revolucionarios continuaremos peleando y haciendo todo lo posible por llevar la mayor suma de felicidad a todos, incluyen a aquellos que por convicción, compromiso y/o ignorancia inducida y sostenida, nos combate.
De allí que en esta guerra inusual y extraordinaria, para acabar con una revolución pacífica y esencialmente democrática y participativa, nosotros, los que somos todos con Chávez, no capitularemos ni huiremos al debate jamás, así que seguiremos asistiendo al debate público y comunicacional, con respetuoso compromiso y contundentes alegatos, porque con la verdad: ni ofendo, ni temo. Estamos a la orden opositores, venga al debate, hagamos patria.
