El Profesor Edgar Lander, nos entregó en estos días un análisis[i], cuya lectura debe ser más o menos obligada. No hay en el análisis de la situación venezolana y del curso que ha tomado el proyecto bolivariano nada que dejar a un lado. El análisis está debidamente argumentado y referenciado.
A pesar de ser un análisis bien calibrado, me lanzo a la aventura de registrar una ligera opinión sobre algunas de las situaciones que están contenidas en este análisis. No porque no comparta el análisis, sino porque pienso que justo en este momento, la idea de cambio es insostenible en cualquier trayecto del proceso. Trato de explicarme. El cambio que se cuela como un hecho en los primeros años del proceso, lo asumo como un producto constante de una política. Es real, en la medida que los elementos claves de ese cambio son visibles, se mantienen y se expresen en la cotidianidad.
Pero antes de tratar este tema, hay otras situaciones en el análisis que deben ser objeto de una consideración. No creo que sea muy apropiado expresar (por ejemplo) que "La extraordinaria dependencia en el papel unipersonal de Hugo Chávez como líder carismático incuestionado del proceso bolivariano tuvo consecuencias profundamente contradictorias" Pienso que "tuvo esa consecuencias", en tanto, es una situación observada en un momento. La tuvo y la tiene. El hecho más visible de este intento de crear las condiciones para avanzar hacia un sistema socialista, es precisar, cómo este liderazgo frenó un proceso de movilización y la inercia producida por este frenazo se siente hoy más que ayer. La cúpula del PSUV ha sabido hacer uso de Chávez para desmovilizar. Hoy, muy sistemáticamente se observa una directriz dirigida a mantener Chávez como líder carismático para la desmovilización.
Cualquiera iniciativa dirigida a soltar nuevos liderazgos, el sistema inmediatamente produce el cierra y censura. Sin jurungar muchos los ejemplos porque son escasos, ahí se tiene la marcha campesina admirable. Se le vieron las caras algunos sólo a través de los medios alternativos. El famoso "estas tirando flecha" es otro buen ejemplo de los obstáculos que se colocan para alzar la voz. Cada iniciativa es severamente cuestionada y censurada. Sólo Diosdado y Maduro tienen ese derecho porque son los herederos del Chávez carismático. El impacto de ese liderazgo carismático es ahora y se proyecta en el tiempo.
Soy de la idea, que el profesor Edgar Lander redimensionó en el análisis la situación de "cambio". Visto el proceso desde hoy y de los aspectos claves de la crisis, no está bien calificar el recorrido o una parte del proceso bolivariano, como un cambio. Ni antes ni ahora. Si hoy, como muy bien lo precisa Lander, estamos viviendo una la profunda crisis multidimensional con un resquebrajamiento de la moral y la ético; el cambio fue más bien una marca de pintura labial, que se borra con un beso tipo Judas.
Si hubo un proceso constituyente hermoso con un histórico referéndum para darnos una Constitución. Una constitución con un preámbulo igualmente hermoso, pero que no produjo ninguna situación favorable para encausar la democracia participativa y protagónica. Todas las situaciones que recoge el profesor Edgar Lander en el análisis cuestionan este cambio. No se produjo (como resultado) un cambio de una "cultura política popular". La "generalizada apatía" está hoy instalada, muy a pesar de lo hermoso de la constitución. No pueden desconocerse las resistencias revolucionarias, pero son tan pocas que no logran impactar la dinámica del frenazo.
Hubo efectivamente un crecimiento económico por muchos años, pero no me cabe, la posibilidad de tenerlo como un crecimiento sostenido. El sentido de sostenido trasmite otra idea y este crecimiento, como pudo suceder en otra época. Fue fugaz y producto de los precios elevados del petróleo. Tan fugaz fue, que hoy es posible afirmar, que somos más dependiente, que cuando la teoría de la dependencia estaba en la cresta de la ola.
Me cuesta ver el gasto y su orientación, desconectada de la política tributaria que hemos tenido. Aceptemos, que hubo una orientación del gasto, pero me va resultar difícil asumir, la veracidad de esa propaganda, en la cual se nos hace ver, que una parte importante de los recursos públicos (70%) de los recursos se destinan a lo social. Desde el punto de vista presupuestario puede ser verdad, pero mucho de eso, no llega efectivamente porque se queda en el camino entre una burocracia muy poco efectiva y una corrupción que galopa.
Es bueno revisar, la situación de reducción significativa de "los niveles de pobreza y de pobreza crítica, como los índices de desigualdad". Puede someterse a una consideración, el constructo teórico que el proceso asumió sobre la pobreza como necesidades insatisfechas o necesidades por satisfacer. Hoy la pobreza vista desde otra perspectiva, pudiera ser más dramática. La pobreza hoy es de ingreso monetario y es también de valores. Está como más instalada en la memoria colectiva, la idea de esperar una ayuda del Estado. Un cambio así, es muy relajado en cualquier momento del proceso.
Probablemente, pueda demostrarse estadísticamente que hubo una mejor repartición de bolívares, pero esa repartición no alteró la estructura de distribución del ingreso ni el patrón de acumulación. No creo que se haya alterado en nada el esquema entre el capital y el trabajo. No hay dudas, que hubo una política de compensación social. Es evidente, pero no más allá de eso.
El "cambio es muy cuestionable asumirlo, desde la misma argumentación que ofrece el profesor Edgar Lander dice:
"Todo lo anterior se traduce en una profunda crisis social y ética de la sociedad venezolana. Se ha venido produciendo en estos años una franca reversión de los principales logros de los primeros años del proceso bolivariano. La mayor parte de la población tiene en el año 2018 peores condiciones de vida que las que tenía en el año 1998 cuando Chávez ganó por primera vez las elecciones presidenciales. La hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, la falta de dinero en efectivo y la inseguridad hacen que la vida cotidiana sea cada vez más difícil para la mayoría de la población". No hubo cambio antes, porque la situación de hoy, no calza con el cambio en los primeros años.
La idea cambio que suena mucho al principio del análisis no encaja entonces con importantes argumentos que contiene el análisis. "La despolitización de la población" no le suma nada al cambio que se creyó ver en los inicios del proceso. La polarización continúa expresándose con fuerza, como antes.