Estamos en noviembre de 2024. Nicolás Maduro utilizando todas las armas políticas de una constituyente se mantuvo en el poder, y luego del 2021 liquidó por completo cualquier vestigio de oposición, que a su vez con sus maníacas diferencias entre votar y no votar, por una supuesta legitimación de la dictadura, terminaron que el madurismo, a pesar de ser minoría lograra imponerse en las elecciones legislativas de diciembre de 2020, y además "legitimar" con un referendo en segundo grado, tal y como fueron electos los "constituyentes", aprobando con menos del 30% del padrón electoral, no sólo una nueva "constitución", sino quedándose con el 100% de los escaños de la nueva "Asamblea Nacional" que sigue controlando Diosdado Cabello.
A raíz, de tal evento, las gobernaciones y alcaldías fueron suprimidas en 2021 por ocho vicepresidencias regionales, las cuales a su vez designan los representantes en los estados comunales, o sea, las anteriores gobernaciones, y en lo que una vez fueron alcaldías funcionan los comandos revolucionarios comunitarios. Todos son designados en "asambleas" del partido oficialista con el aval de Miraflores.
A pesar de que entre 2018 al 2023, e inclusive este 2024, la hiperinflación ha destrozado toda la economía, con cifras que promedian un astronómico número de 30.000.000% al año, el madurismo ha logrado mantenerse en el poder a costa del hambre y el sufrimiento de la población. En Venezuela apenas queda el 10% de las empresas que estaban activas para 1998. Las grandes cadenas de supermercados y farmacias que todavía se mantenían para 2018, desaparecieron del espectro comercial y todos sus locales fueron prácticamente rematados. Inclusive lo que una vez fueron grandes centros comerciales también cerraron sus puertas. En Venezuela no quedó ni una sola sala de cine operativa.
Más del 90% de planteles privados fueron "nacionalizados", al igual que las clínicas. Apenas un 10% de esos servicios siguen en manos privadas atendiendo fundamentalmente a las cúpulas del madurismo, y los grandes empresarios que siguen haciendo negocios con el gobierno.
La petrolera estatal en ese el 2020 cuando llegó al punto de sólo producir 500 mil barriles diarios, fue vendida a los chinos a cambio de la condonación de una deuda que ascendía a los 40 mil millones de dólares. O sea, el país no recibió un solo dólar por tal "enajenación".
En el último lustro la emigración ha sido indetenible. Sólo quedan cerca de 12 millones de venezolanos, es decir, según cifras de organismos internacionales se han ido del país más del 60% de la población, una cifra récord que incluso no había sido alcanzada por los países más afectados ni en las peores guerras.
En Venezuela, nada se produce. Todas las empresas estatales quebraron. El hambre y la escasez han generado una población de seres "humanos", cuyo promedio de vida al nacer apenas tiene expectativas de vida de 50 años. La mortalidad infantil ha llegado a las espeluznantes cifras del 25%. Desde que el madurismo anunció una reconversión monetaria llamando "soberano" a su moneda en 2018, ha habido un promedio de dos reconversiones por año. Los precios se triplican diariamente. El gobierno en un afán por intentar mantener lo poco que queda, ha creado con el llamado "carnet de la patria", que sustituyó a la cédula de la identidad con la "nueva constitución"; el bono alimenticio, con el cual la gente retira en las destartaladas escuelas o centros "comunitarios", una bolsa de alimentos cada 15 días, contentivas de un kilo de arroz, un kilo de pasta, una lata de sardinas y un rollo de papel higiénico.
Los niños en las escuelas y liceos reciben la instrucción premilitar madurista como signo de fidelidad al gobierno que los vio nacer, y los "educa". Un saludo muy similar al que existía en tiempos de Hitler se institucionalizó en todos los espacios "educativos". Las universidades fueron arrasadas con la "nueva constitución". En ese entonces, más del 90% de los docentes que quedaban en esas casas de estudios también emigraron hacia otros destinos. Hoy, fueron sustituidos con "docentes" maduristas, muchos de ellos egresados de las llamadas misiones.
También más del 85% de los médicos y enfermeras que habían egresado hasta el 2020, decidieron irse del país. En esas malogradas instituciones asistenciales, trabajan "médicos comunitarios", que ni siquiera saben suturar. Las enfermeras son sustituidas por formadas en el llamado plan "chamba juvenil".
Todos los medios de comunicación privados desaparecieron desde Venezuela. Muchos de ellos se mantienen pero funcionando desde el exterior. En Venezuela sus páginas fueron bloqueadas. El internet sólo tiene acceso para la información madurista.
La gasolina que era la más barata del mundo, se convirtió en la más cara del continente desde que los chinos asumieron el control total de la industria petrolera. El parque automotor después del cubano, es el más envejecido del continente. Los carros o camionetas de reciente modelo que circulan sólo pertenecen a la cúpula madurista.
Los servicios de agua y luz pasaron a ser privilegios de unos pocos. El agua si apenas llega una vez al mes a los espacios residenciales y comunidades. La electricidad desde 2022 se raciona en cada sector con un servicio de cuatro horas por espacios poblados en el día y en la noche, es decir, pasan 16 horas sin luz. Los pocos comercios que funcionan solo la reciben en horario de 8:00 am – 4: 00 pm con interrupciones diarias sin previo aviso.
El país fue convertido en una desastrosa historia. El Metro de Caracas, Valencia y Maracaibo dejaron de funcionar por la escasez de repuestos que no pueden adquirir por falta de divisas, al igual que el ferrocarril hacia los Valles del Tuy. Incluso desde hace más de un año colapsó el puente sobre el lago de Maracaibo y su paso sólo se hace por un canal de ida y vuelta, lo cual ha terminado por colocar a esa ciudad entre la más destruida del país y América Latina.
En el sur de Bolívar, la liquidación de la geografía nacional ha sido espeluznante. Más del 70% del parque nacional Canaima fue arrasado por la minería ilegal, y las llamadas minas de la muerte sólo generan masacres ante la lucha sin cuartel que grupos de guerrilleros y paramilitares colombianos afectos al madurismo mantienen en el sector.
A pesar de todas esas cosas, Maduro y su cúpula sigue hablando de la "guerra económica y mediática" y es el candidato para la reelección en las elecciones de diciembre de 2024, y asegura junto con Tareck El Aissami y Diosdado Cabello, que Venezuela será un "país potencia" según el plan de la "patria" 2025 – 2031.
Han leído por adelantado el artículo que sin duda escribirá cualquier venezolano que le duela Venezuela de continuar Maduro en el poder en esa hipotética fecha. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.