Tengo muchos amigos y conocidos en la oposición que admiran y siguen a María Corina Machado, quien desde mi perspectiva política debe ser llamada "La mantuana". Es su derecho. Cada ser humano debe ser libre en su pensar, y esto debe generar su construcción ideológica conforme sean sus principios y normas de vida, algo que obviamente no sucede con el madurismo, donde su cúpula intenta forzar una supuesta lealtad ante cualquier razón con tal de preservar una seudorrevolución que sólo ha originado hambre, corrupción, criminalidad, éxodo y muerte en los venezolanos.
Conforme somos críticos del madurismo, también lo somos de una parte de la oposición, sólo que en los primeros nada es positivo, porque todo está contaminado de bazofia política. Cuando usted escucha a un madurista justificando la corrupción de la cúpula al decir, palabras más, palabras menos, que eso siempre va a existir, no sólo estamos en presencia de un discurso ideológico muy pobre, sino que es la aceptación de que usted siempre tendrá que ser pobre y vivir por siempre de las dádivas o remesas que pueda recibir, porque así lo decidió una cúpula que enquistada en el poder, son los únicos que pueden mostrarnos sus costosos vehículos y camionetas, sus banquetes en los restaurantes más oligarcas del mundo, sus vestimentas, calzados y relojes de afamadas marcas, y hasta restregarnos en redes sociales que tienen gimnasios personales en sus viviendas hechas con su imagen y auténtico pensamiento.
En el madurismo existe un grupo extremadamente radical que nada tiene que envidiarle al nazismo. Es una corriente plenamente dirigida por Diosdado Cabello como principal agresor en contra de todo aquel que no se subordine a su "verdad" y lo que él considera debe ser una "revolución".
Cabello es tan hipócrita que dice que la oposición no quiere dialogar, pero usted nunca lo ha visto dialogando con nadie. Es más ni siquiera por órdenes de Chávez se atrevió a conversar con Henri Falcón – siendo éste gobernador - para dilucidar las diferencias de unos 30 millones de dólares que existían sobre apenas 27 kilómetros de una carretera en el estado Lara.
Con un individuo de esa calaña en lo político, que además nada escriben y cuyos discursos apenas alcanzan los cinco minutos, es obvio que no sólo el léxico y el pensamiento son muy limitados, sino que alguien que tiene como ventana política un programa que nos muestra un "mazo", con el cual estaría repartiendo "mazazos¹" – tal y como él lo confiesa – es porque estamos en presencia de alguien que sólo pregona la tanatología como su fuente de inspiración pensativa, solo que en este caso, sus "reflexiones" sólo están dirigidas al disfrute de ver a todos sus contrarios políticos en tal estado final, y si bien es cierto, esa es una concepción mental en la mayoría de los maduristas, Diosdado Cabello es el promotor en todas sus manifestaciones. Por ello, no es casualidad que controle la policía política del gobierno, en donde ahora se "suicidan" presos con caídas al estilo de las películas más sensacionalistas de Hollywood.
El otro espejo de Diosdado Cabello está en la oposición. Y si bien su reflejo político no usa un léxico tan chabacano y lleno de excrementos de letrina lingüística, sus acciones son tan bélicas como las que usa el susodicho "revolucionario". Ese espejo de Cabello, lo representa, la mantuana, es decir, Maria Corina Machado, quien en cada una de sus presentaciones sólo le falta colocarse la insignia nazi en su brazo derecho para mostrarse como la fiel representación de ese grupo de destrucción humana en el siglo XXI.
La mantuana, al igual que Cabello no dialoga con nadie, salvo sea en sus propios términos. Verbigracia, le hace el juego al propio madurismo. Su único fin es dividir a la oposición y preservar entre ese 10% y 15% de seguidores radicales – aunque conocemos algunos que sabemos no son de esos pensamientos, y los respetamos – que a su vez, puedan influir en otra cantidad similar de potenciales electores que se nieguen a votar, alegando una supuesta "legitimación del régimen", sobre quienes obviamente les conviene que sabiendo son minoría, con esa misma minoría ante la abstención opositora, ellos seguirán siendo "triunfadores" en cuanto evento electoral se pudiera realizar. De hecho, entre 10 y 13 gobernaciones se perdieron en 2017 por ese margen de votos abstencionistas que simplemente se convierten en un verdadero suicidio de la oposición.
Entre la mantuana y Diosdado Cabello no hay ninguna diferencia en relación con la hegemonía del poder. La primera es guarimbera y pudimos verlo en las llamadas protestas de 2013 y 2017. El segundo es golpista al punto que participó en el hecho histórico del 4 de Febrero de 1992. La mantuana al igual que Cabello, viven cuales oligarcas rodeados de lujos y plácemes de vida. El discurso político de la fémina y el militar es vacuo y fútil. Sin saberlo, ambos pregonan una suerte de disteleología política por hacernos ver que sus formas de gobernar, una por acceder al poder, y el otro por preservarlo, son las mejores acciones aunque estén basadas en las más cruentas perversiones.
Lo insólito entre estos sectores de la oposición y el madurismo, es que mientras aquellos juran que llegará la ansiada invasión, éstos cifran sus esperanzas en el apoyo que puedan darles China y Rusia, pensando que se convertirán en el eje del inicio de una suerte de tercera guerra mundial, si fuerzas extranjeras deciden derrocar al madurismo.
Aquí la gran verdad es que tanto la mantuana como Diosdado Cabello uno es peor que otro. La primera porque nos considera como si fuéramos un conjunto de vacas que deben seguir a su capataz conforme sea su voz de mando. El segundo porque su pensamiento militar nos convierte en sus soldados, y siendo él una especie de general at supra hasta los propios generales están en la obligación de rendirle subordinación y honores castrenses sin derecho a pataleo.
La mantuana y Cabello nada aportan al país salvo un enfrentamiento sui generis que beneficia al madurismo, porque mientras ésta divide a la oposición, el "revolucionario" genera una persecución política implacable contra cualquier voz disidente, exceptuando por supuesto a la propia Maria Corina Machado por las razones expuestas.
Maria Corina Machado y Diosdado Cabello son dos figuras simplemente mediáticas. Ninguno genera absolutamente nada para salir de la crisis del país, salvo agudizarla y acusarse mutuamente de ser cómplices del descalabro económico y social que vive el país, mientras el "mayor de edad" recorre sus banquetes en sus lujosas mansiones y reuniones.
En síntesis, son muchas las similitudes entre la mantuana y el moderador de un programa llamado Con el mazo dando, que transmite Venezolana de Televisión. La primera ha dicho públicamente que quiere ser presidenta, y el segundo, pues aunque lo niegue sus características autoritarias y de control por el poder, demuestran el cómo le gustaría estar de manera permanente en Miraflores. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
***